Siebzehn / Dvá-tset / Dizcisiete / Seventeen

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Lo sacaron sin delicadeza alguna del carro apenas dejó de andar. Prácticamente lo arrastraron al subir unas escalinatas que les llevaron al interior de lo que parecía ser un lugar cerrado herméticamente, sus pisadas sobre el suelo se escuchaban suavizadas, como si caminaran sobre alfombra. La voz clara y potente de un cantante de ópera se hacía escuchar incluso antes de entrar a su destino, el cual ya era obvio para Harry, era un teatro. ¿Lo matarían en un teatro? Sabía que los mafiosos eran dramáticos, pero no tanto...

La música se detuvo y con eso desapareció el saco que le habían puesto en la cabeza.

¿Lo primero que vio?

Al maldito alfa dirigente de la CIA sentado tranquilamente en las butacas reclinables.

- ¡Higgols! -exclamó, con falsa felicidad, y se acercó a él sin esperar permiso de nadie-. ¡Mi secuestrador favorito! Caramba, para la próxima mejor mándame una limusina, ¿sí?

El alfa moreno lo detuvo a pocos pasos de él, no inmutándose en lo más mínimo, y le hizo un gesto de silencio, señalando al escenario, donde una actriz beta de ópera entraba en escena.

Harry lo miró, incrédulo.

- Tiene que ser una broma... ¿Para esto me llamaste?

Higgols parecía absorto, en su propio mundo, y Harry verdaderamente comenzaba a exasperarse. Cambió el peso de su cuerpo de una pierna a la otra y torció su boca hacia un lado.

- No era necesaria esta clase de tortura, jefecito.

El alfa frente suyo le extendió un papel sin siquiera despegar la vista del escenario.

Harry soltó una risa leve y cogió lo que le ofrecían.

- ¿Un boleto de avión? Wow, sí que eres gracioso. ¿A dónde me mandarás ahora?

- A casa.

La espalda de Harry se tensó notablemente, la sonrisa desapareció de su rostro.

- ¿Qué?

- Te descubrieron, estás acabado. Eso fue todo, te vas a casa.

- ¡¿Cómo que se acabó?! ¿Qué acaso soy un condenado objeto que puedes desechar cuando se arruina tu plan perfecto?

- Tenemos suficiente información para mandar exterminadores y dejar todo limpio y tranquilo.

Harry sintió como si su corazón hubiera sido estrujado. Apretó la mandíbula y frunció el ceño en un enorme intento de no gruñirle a Higgols; sin embargo, pudo sentir cómo sus colmillos, los cuales nunca dejaba salir, pues los había aprendido a controlar desde la última vez, comenzaron a querer aparecer.

- En otras palabras, matarás a todos y ya está -resumió Harry-. ¿Sabes? No todos son tan malos como piensas.

- Tuviste que "matar" a un policía para poder entrar, H -le recordó Higgols-. No sé tú, pero para mí eso se puede definir como algo 'malo'.

- Sí, bueno, pero tenemos un problema.

Harry esperó a ver si Higgols reaccionaba, pero parecía de piedra, un alfa sin alma. Se preguntó si tendría si quiera pareja.

- Hay un omega -confesó Harry.

Higgols sonrió de medio lado.

- Siempre hay un omega.

- Pues este omega se quiere largar de ahí, pero yo lo mandé de vuelta para que saque más información PARA TI -espetó.

- Recientemente él y Tigr han hecho transferencias desde la cuenta de banco que nos diste a traficantes de armas en Rusia. Señor Styles, no son armas de juguete -dijo e hizo una pausa-, son armas químicas, insumos biológicos...

Anarchy 99 ~[En Edición]~Donde viven las historias. Descúbrelo ahora