Capítulo 6

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Es el día del grado; tengo una larga lista de quehaceres antes de ir a la escuela, principalmente visitar a mamá. Kathy se había ofrecido a cuidar a mis hermanos mientras iba, además arreglaría mi cabello y uñas con su kit especial que le regalaron en navidad.

A las ocho en punto Kathy llega deslumbrante, su cabello recogido con pequeñas ondas sueltas, su rostro está maquillado muy suave pero hace que sus pestañas se vean largas y coquetas. Su vestido es verde claro, vaporoso y con un gran estilo, combina perfectamente con su tono de piel mediterráneo.

—¡Te ves hermosa! —la saludo abrazándola.

—Tú te verás igual, te lo prometo. He traído un vestido de tu talla. Mi madre lo hizo, luego puedes darle las gracias —dice con una sonrisa. Hasta ese momento no sabía que iba a ponerme, seguramente algún viejo trapo de mi armario.

—¡Es precioso! —Admiro el vestido sacándolo de la caja en el que Kathy lo traía.

—Luego te lo pruebas, ahora ve a visitar a la señora Turek, recuerda que debemos estar en la escuela a las tres de la tarde —me insta.

—Ten cuidado con tu vestido, Martín está disfrutando las vacaciones jugando afuera. Vuelve con polvo de la cabeza a los pies, te recomiendo que uses aquel delantal. —Señalo hacia el asiento del comedor.

Me despido y corro hacia la ciudad. Al llegar al hospital, estoy sudorosa, mi cara colorada y luzco muy cansada, debo dormir unas horas más. Calmo mi corazón antes de entrar a la recepción para que no me confundan con un enfermo. Me dirigen al tercer piso cuarto 329. Toco la puerta que no está completamente cerrada y veo a mamá con una sonrisa en su rostro.

Me sorprendo al ver su buen estado de salud, pero recuerdo que el gobierno paga su tratamiento. Sus ojos vivos me llaman, entro en la habitación, presiono su mano y le doy un beso en la frente.

—Me alegra tanto que estés aquí, este día es muy importante para ti —tose un poco.

—Te ves mucho mejor mamá —sonrío.

—Los médicos han hecho grandes avances, además tengo un misterioso buen samaritano que ha contribuido para que me suministren mejores medicinas —suena tan inocente, parece que no se imagina que detrás de todo, sigue siendo el mismo benefactor que pide mi cabeza.

—¿Te han dado buenas noticias? ¿Podrás volver a casa?

—Aún no me pueden dar de alta, pero mis porcentajes de supervivencia han aumentado a cuarenta por ciento.

—Es increíble, ¡un milagro! —Estoy sorprendida, aunque sabía que le suministran el tratamiento, no esperaba que fuera tan pronto.

—Parece que hubo una equivocación en el diagnóstico, me dieron el panorama más trágico. Así que mi cuerpo está respondiendo satisfactoriamente al tratamiento. —Se ve tan feliz. Me parte el corazón tener que actuar como si nada pasara, pero ella aún está en peligro. No puedo reventar su burbuja de felicidad. Me reservo las noticias que debería decirle.

Hablamos un rato sobre lo orgullosa que se siente, nunca menciona que ese es el mayor título al que puedo aspirar mientras este régimen siga. Pronto me despido, Kathy me espera para hacer maravillas con mi cabello.

Son las once de la mañana cuando vuelvo a casa, el vestido de Kathy sigue intacto y mis pequeños hermanos lucen impecables, preparados para la ceremonia. Mi asombro hace reír a mi amiga quien insinúa que los niños necesitan un poco de mano dura. Luego de asearme, emprende la aventura con mi apariencia.

—¡Eres hermosa Nela! el maquillaje y peinado solo realzan lo que ya tienes naturalmente. —dice levantándome el ánimo.

—Gracias —hago una pausa —, realmente nunca lo he dudado, solo que estos días han sido muy depresivos.

Contra-ManchaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora