Capítulo 18

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Crull me cita después de la cena. Asisto al salón de entrenamiento sin saber la razón de la reunión. Crull me espera con unos pantalones negros y unas botas parecidas a las que tuve en prisión.

—Necesitas usar esto. —Me entrega la dotación y luego me señala el baño.

—¿Vamos a entrenar? —No estoy de humor ahora para esto.

—Por supuesto, ya has descansado dos días y debes ponerte en forma para estar preparada para cualquier misión que te asignen —se acerca para mirar mis brazos — Y tal vez tengamos que subir la ración de comida.

Sí, si... perdí mucho peso.

—El show debe continuar ¿no? —aplaude —. Ve a cambiarte.

—Sí señor. —Accedo mientras observo mi uniforme.

Los pantalones son amplios y de mi anterior talla. Por lo tanto, me quedan colgando como si yo fuera un maniquí. Debo llevar el pequeño cinturón hasta el último eslabón para que no se caiga.

Me presento con Crull, él se pone en guardia y empieza con la rutina que teníamos en Colmes, unos cuantos movimientos nuevos y a practicarlos varias veces. Siento que estoy mucho más ligera, puedo moverme rápido pero la fuerza se ha escapado drásticamente. Pierdo el equilibrio cuando Crull me embiste, dando vía libre para que aplique una llave imposible de escapar.

—Estás distraída —afirma mientras se retira.

—Lo siento, Crull. No me siento al cien por ciento. —Me excuso de manera vaga esperando que mi entrenador no haga preguntas.

—¿Viste a Kathy? —intenta por el lado equivocado y doy gracias al cielo.

—No, no pude. No conseguí la autorización.

—Así que mi hermano es el culpable —dice dando en el blanco.

Mis ojos se dilatan. Debo practicar mi cara de póquer para la próxima. Crull baja los hombros como si se estuviera rindiendo, busca una silla y me hace una señal para que me aproxime. Le hago caso y me siento dejando caer mi espalda duramente contra el viejo cuero desgastado que recubre el espaldar.

—¿Necesitas que hable con mi hermano sobre algo? ¿Quizás alguna amenaza? —alza una de sus tupidas cejas.

Tengo que llevar mi mano a la boca para contener la risa.

—Eso no será necesario, Crull. Además es tu hermano menor, no voy a incitar una pelea familiar.

Toma mi mentón y lo alza un poco.

—Eres un elemento valioso para la organización, te necesitamos y tú nos necesitas. Eso es algo que él debe entender ya que requieres de todos tus sentidos sin estar en interferencia o estar descompensada por tener conflictos del corazón.

Palidezco.

—No estamos en una relación.

—Pues si no lo están, deseas estarlo —parece tan confiado.

—¿Quién te dijo eso? —me siento un poco ofendida.

—Nadie, pero se nota. Ambos se atraen como polos opuestos. —Sus ojos brillan ante la idea —. Además creo que oí algunos rumores de su encuentro electrizante en el comedor.

Oh no.

—¿Qué tipo de rumor? —No creo que sea del beso pero quiero comprobarlo.

—Un encuentro lleno de tensión y algunos insultos —se burla —. Aunque según mi fuente, parecía que estuvieran a punto de besarse.

Contra-ManchaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora