16.Te quiero como nunca quise a nadie...

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Todo iba bien, tan bien que me ponía nerviosa. Era un maldito sábado, las 11 de la mañana y la casa aun permanecía en silencio, mama estaba claramente en el salón viendo la tele en vez de gritándome para que me despertara, la persiana estaba bajada, ni un ruido en la calle, mi móvil en silencio absoluto y mi hermano durmiendo al otro lado. Desde la pelea de Collins y Monroe todo iba demasiado bien para mi gusto, Collins me había dejado en paz después de predicar a los 4 vientos que me quería, Lysandro había faltado el día anterior por estar malo, Sandra esta mañana estaría ahora mismo con Joel, Caleb había ido a visitar a sus amigos ayer en la tarde y Adrián había aprovechado su ausencia para invitar a un “amigo” a su casa. Yo….yo solo estaba con los ojos abiertos, el pelo alborotado y extendido en la cama y pensando que todo esto se estaba volviendo aburrido, que hoy seguramente me tocaría quedarme en casa haciendo los deberes o leyendo uno de esos libros de Adrián, esa trilogía que solo el nombre se me atragantaba “Canciones para Paula”  solo con leer la reseña me dio algo por leerlo, Messenger ni siquiera existía ya.

Cogí mi Sonny Ericsson <<11:17>> ningún mensaje, llamada o Whatsapp. Me sentía como una de esas apartadas sociales, un sábado tirada en la cama sin planes. Me levante arrastrando mi cuerpo, con un pijama de Batman y unas pantuflas a juego, por la habitación hasta llegar a la ventana, cogí la correa para levantar la persiana y tire de ella dejando que entrara el sol, abrí la ventana, por no decir balcón, y sale a la terraza que se unía con el cuarto de mi madre, el cual si tenía puerta de balcón, aspire el aire fresco de la mañana, baje la mirada y ZAS, mujer anciana saludándome mientras sacaba al perro. Estúpida mañana perfecta. La devolví el saludo y volví a entrar a mi cuarto por la ventana.

-¿Qué coño le pasa a todo el puto mundo?-Tire mi mochila a la cama y después me senté- Librémonos de esto cuanto antes.

Química…. ¿A quién narices le importa cómo se compone el maldito Metano? A mí me resbala como se crea eso. Diez minutos después me puse con matemáticas. La puerta de mi cuarto no tardo en abrirse dejando ver la melena negra de mi madre, hacía semanas que se le había ido el tinte castaño

-Cariño ¿quieres que te traiga el desayuno?-Asentí con el lápiz en la boca-¿Qué quieres desayunar?

Me saque el lápiz de la boca y lo puse tras mi oreja mientras pensaba.

-Quiero 2x3 por 4y dividido entre la raíz cuadrada de 345 de cereales con 3 cuartos de su volumen en leche-Mi madre me miro confundida-Y un vaso de zumo de piña.

-cereales y zumo de piña-Rio-Te traeré un bol grande lleno.

Fruncí el ceño.

-Lo veis, los profesores os empeñáis en enseñar esto cuando sabéis que no vamos a llegar a científicos y tampoco vamos a usarlo para pedir una maldita barra de pan.

-Doy literatura cariño, yo tampoco se para que lo enseñan-Fue cerrando la puerta-Sigue con los deberes.

Le di una sonrisa antes de que cerrara la puerta. Mi madre Carmen García, gran madre, gran profesora de literatura y odiaba a los profesores de matemáticas, les ve demasiado sabiondos con sus raíces cuadradas y teoremas de tales.

La rarita del pelo azulDonde viven las historias. Descúbrelo ahora