25.( Especial 4000 lecturas)

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25. Navidades en Paris 

¿Qué hago yo aquí? Sinceramente no sé qué pinto frente a la puerta de Elisabeth, esperando junto a mis padres y mi hermano para que nos abran la puerta. ¿Por qué he dejado a Lorena sola con Collins? ¿Por qué no la ofrecí venir conmigo? La echo de menos, no llevo en Francia ni 12 horas y ya deseo estar de vuelta allí, deseo estar con ella y abrazarla mientras ella dice estupideces.

Por fin la puerta se abrió dejando ver a un hombre de unos 40 años, pelo algo grisáceo, ojos castaños adornados por unas gafas de plástico negras, una nariz rígida que me recordaba a un tobogán y unos labios agrietados. Como conocía ese rostro, el rostro de mi ex-suegro.

-Dios mío, cuanto tiempo chicos-Si, desde que nos obligaste a ir a otro país para tener dinero-¡Jocelyn cariño, los Blanc están aquí!

Mientras mis padres saludaban al padre de Elisabeth su madre no tardó en llegar. Había que admitir que la mujer era hermosa, Elisabeth se parecía bastante a ella. La madre de Elisabeth llevaba una corta melena castaña, sus ojos eran grises, una nariz fina y delicada al igual que sus rosados labios.

No tarde en recibir un apretón de manos, proveniente del padre y un abrazo junto a unos besos, de la madre. Me sentí encono ante esos gestos. No puedo sentirme a gusto si unas personas, que consiguieron que mi padre tuviera que ir a otro país para conseguir trabajo, me abrazaran y trataran como si nada, pero eran los amigos de mi padre y no podía decir nada.

-Lysandro querido, Elisa está arriba en su cuarto ¿Recuerdas donde era?-Asentí con una sonrisa fingida. En cuanto me viera se pondría a gritar.

Subí las largas escaleras escuchando apenas las voces del salón, recorrí el largo pasillo lleno de puertas y me pare frente a la de Elisabeth. Había estado millones de veces aquí y siempre me hacia la misma pregunta ¿Para qué tantos cuartos?

Di dos leves toques a la puerta y entre después de oír el “Adelante” de esa fina voz.

-Elisabeth…-Susurre viéndola sentada frente al escritorio-Soy Lysandro…

No tardó en darse la vuelta con una gran sonrisa en la cara.

Había que admitirlo, Elisabeth era una belleza, melena muy clara hasta un poco más debajo de sus pechos, ojos azules, labios finos, nariz recta y pequeña que quedaba perfecta en ella, unos blancos dientes (cortesía del dentista y su trabajo duro) delgada y un poco más alta que Lorena.

Note sus brazos rodeándome el cuello y tuve que bajar un poco la mirada para encontrarme con sus relucientes ojos.

-Ay Lys, cuanto te he echado de menos-La devolví el abrazo fingiendo emoción-Me alegra tanto que hayas venido a verme.

Me guio hacia su cama y se puso a contarme lo que había hecho mientras yo no estaba. ¿Qué había hecho yo lejos de Elisabeth? Bastantes cosas la verdad, la primera volverme como un acosador para dibujar a una chica a todas horas, la segunda enfurecer a Eduardw Collins sabiendo que de un golpe de deja tonto, la tercera hacerme amigo de una chica peculiar, juntarme con sus amigos, enamorarme de ella, protegerla y recibir una paliza, discutir con mis padres, hacerme amigo de Eduardw Collins, declararme y prometer un beso.

Sinceramente no me interese mucho de lo que Elisabeth me conto ya que solo eran cosas de que me echaba de menos, de mis antiguos amigos y cosas así. Ahora mismo solo me interesaba Lorena.

Mire la hora en mi móvil y decidí enviarla un mensaje.

Para: Mi chica azul.

Hola Lorena, espero que por allí os lo paséis mejor que yo aquí. Esto de escuchar cosas de cuando yo no estaba es taaan aburrido que quiero….como decir ¿Pegarme un tiro? Si algo así. Te quiero, no lo olvides.

La rarita del pelo azulDonde viven las historias. Descúbrelo ahora