27.¿Vas a dejar al Francesito por mi?

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Vague por las calles sin saber bien a donde iba, no tenía rumbo fijo, solo huía de las palabras que Eduardw había dicho.

Me apoye contra la fachada de una casa y me fui escurriendo hasta llegar al suelo. No podía volver a casa, no podía volver al instituto, no tenía ningún lugar al que ir ahora mismo. Abrace mis piernas haciendo un ovillo y dejando que todas las penas salieran en forma de lagrima, ni siquiera sabía lo que sentía en ese instante.

-¿Lo?-Levante la cabeza encantándome con Matthew acuclillado frente a mí-¿Estas bien?-Negué limpiándome las lágrimas-Joder, yo no volví para verte llorar ¿sabes?

Le di la sonrisa más forzada de toda mi vida esperando que solo me llevara a comer algo, pero se sentó a mi lado en la fría nieve con su cigarro en la boca y mirando al cielo. Recordaba este momento de alguna otra parte, del entierro de su madre.

Apenas la hubieron enterrado Matt se fue de allí y yo le seguí, me lo encontré sentado en la fachada del cementerio llorando. No dije nada, solo me senté a su lado mientras ambos mirábamos al cielo.

Apoye mi cabeza sobre su hombro y respire profundamente viendo como el frio viento se llevaba el humo del cigarro, observando el nublado cielo.

-¿Me lo vas a contar?-Murmuro apoyando su cabeza sobre la mía

-Eduardw está enamorado de mí y dice que se rinde-Se movió bruscamente para mirarme-Y me ha dolido escuchar eso...

Suspiro dándole otra calada al cigarro y soltó el humo tranquilamente esbozando una sonrisa.

-Le quieres-Le pegue un golpe en el brazo-No digo que no quieras a Lys, pero está claro que sigues enamorada de Eduardw más que de Lysandro.

Suspire agotada. Llevaba razón, Eduardw seguía en una parte del corazón y Lys también estaba en el pero no ocupaba tanto. El amor que sentía por Eduardw no se iba a ir tan fácilmente, no iba a poder ser sustituido tan rápido por Lysandro, quería a mi novio pero no podía hacer nada con mis sentimientos.

Note algo frio en la mejilla y levante la vista viendo como nevaba, mire a Matt que hacia exactamente lo mismo con esa estúpida sonrisa en los labios. No pude evitar sonreír al igual que él, adoraba los pocos momentos como estos que tenía con Matt, el solía ser tan reservado.

Vi como estiraba la mano y caían varios copos de nieve sobre ella, soltó una risa ajeno al mundo y a todo lo que pasaba a su alrededor. Me miro de reojo, me dedico una de sus sonrisas burlonas y acto seguido me estado una bola de nieve en la cara. Me quite la nieve de la cara riéndome como una imbécil.

-Te encantaba la nieve...-Susurro apartando uno de mis mechones de la cara-Recuerdo cuando éramos pequeños y tú solo querías que llegara el invierno para jugar con la nieve-Me acaricio lentamente la mejilla-Siempre estabas sonriendo y ahora solo te veo llorar ¿Qué te ha pasado Lorena?

Mi sonrisa desapareció en cuanto oí sus palabras. ¿Qué me había pasado? ¿Dónde estaba la Lorena vacilona que no lloraba por imbéciles? Me estaba volviendo una idiota que dependía de la atención de dos chicos, me estaba volviendo una de esas chicas estúpidas de la tele ¿A dónde estaba lleno a parar?

Matthew se levantó sacudiéndose la nieve de sus pantalones, me tendió la mano y me levanto de un tirón.

-Vayamos a casa.

Me enganche a su brazo y camine junto a él por todas las calles de la cuidad lleno hacia nuestra casa, riendo por cada estupidez que salía de nuestras bocas, olvidando todo lo pasado y hablando de nuestros planes del futuro.

En cuanto llegue a casa me tire en el sofá cansada de patearme la cuidad, escuchaba la música del teléfono de Matthew y su voz en la cocina respondiendo a la llamada. Vacile entre ir o no y la vagueza me pudo y me quede tumbada en el sofá haciendo zapping por los canales de dibujos animados.

-¡Lorena voy a salir a comprar palomitas!

Ni me dio tiempo a responder cuando escuche la puerta cerrarse. Bufe algo cansada y seguí zapeando hasta que mi querido y dulce mando de la televisión se quedó sin pilas y tuve que ponerme a buscar más.

Registre cada uno de los cajones del salón, también los armaritos, incluso debajo del sofá y no había ni una mísera pila. Le envié un mensaje a Matthew para que comprara por si acaso no había en la cocina. Rebusque también en todos los cajones y estanterías de la cocina, incluso en la nevera y ni una maldita pila, aparte de que Matt se tardaba demasiado.

Y como si me hubieran leído la mente el timbre sonó sacándome de mis pensamientos. Corrí hacia la puerta escurriéndome y dándome de bruces contra el suelo, pero eso no me impidió levantarme rápidamente y abrir la puerta encontrándome a la persona que menos quería ver en este momento...Eduardw Collins.

-¿Puedo pasar?-Me hice a un lado sobándome el brazo en el que me había hecho daño y le seguí hasta el salón-Necesito hablar contigo.

Me tire sobre el sofá a su lado y me cruce de brazos.

-No tienes fe tu ni nada-Frunció el ceño ante mi respuesta-Además no sé de qué quieres hablar y tampoco me interesa.

Me agarro de la muñeca y me atrajo más a él dejándonos a escasos centímetros. Él se estaba enfadando, yo estaba evitando el tema, no era una situación cómoda para ninguno pero tendríamos que hablar de esto tarde o temprano y yo prefería tarde.

-Sé que me has oído decir que estaba enamorado de ti y que me iba a rendir-Aparte la mirada y me deshice de su agarre algo enfadada.

-Eres un cobarde...-Murmure para mí misma.

Me asombre cuando oí un golpe y vi que Eduardw le había dado una patada a la mesita de café.

-¿¡Y qué coño quieres que haga!?-Pregunto levantándose-¡Sera mejor rendirme ahora que eres feliz con ese gilipollas!

Me levante enfadada y le pegue un empujón mandándolo de nuevo al sofá.

-¿¡Y por qué coño no lo dijiste antes!?

-¡Porque no me quieres, porque cada vez que me acercaba a ti parecía que te molestaba y cuando te besaba me metías una paliza!-Grito con toda la razón del mundo-¿¡Por qué lo iba a decir!?

Le volví a empujar sin ningún objetivo, solo echándole un poco más hacia atrás y consiguiendo que me mirara aún más enfadado.

-¡Porque me gustabas, porque yo esperaba que hicieras otra de tus estupideces románticas!-Le empecé a pegar leves puñetazos en el pecho-¡Porque adoraba que te levantaras antes para traerme café!

Me agarro de las muñecas y se puso frente a mí, chocando su pecho con el mío y mirándome desde arriba con sus profundos ojos. Pude ver como sus labios se curvaban ligeramente, casi ni se notaba.

-¿Y qué iba a cambiar si ya habías decidido quedarte con él?-Abrí la boca y la volvía cerrar-Lorena estoy enamorado de ti-Cerré la boca muy seriamente-¿Vas a dejar al francesito por mí?-Me encogí de hombros sin querer darle una después y él se apartó y volvió a sonreír normalmente-Te e traído pilas.

Y ahí fue donde quise reventarle la cabeza a Matthew de una patada.

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Si queréis matarme mejor que os desahoguéis en los comentarios.

PD:E vuelto a ser tía, bien por mi :D

La rarita del pelo azulDonde viven las historias. Descúbrelo ahora