Capítulo 27. Preparación

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Ezio estuvo en su habitación mirándose a su espejo de cuerpo completo, mientras lentamente intentaba arreglar su corbata alrededor de su cuello... pero estaba teniendo problemas con ello. Su mirada estaba en blanco, sumido en sus pensamientos. Faltaban solo unas horas para que comenzara el Sadie Hawkin's Dance y el castaño se preparaba, contemplando lo que diría si las chicas... no, a un lado eso. Cuando ellas le preguntaran dónde estaba su pareja con la que salía.

Si solo pudiera decir que estaba saliendo con Altaïr. ¿Por qué tenía que ser un lastre estar con la persona que amaba?


—Ya sabes...

La voz atrapó a Ezio con la guardia baja y casi se le causó algo el cuello al voltearse apresurado a ver quién era.

Claudia estaba en la entrada, vestida con su atuendo para la obra de Romeo y Julieta, mirándolo. —Se supone que debes verte bien, Ezio.

—¿Qué. ..? Yo... ¿No me veo bien?— Dirigió sus ojos al espejo, preocupado de haber hecho algo mal.

—Se supone que debes verte bien. No es hermoso—. Entró en la habitación y caminó hasta él. Tomó la corbata, se la sacó del cuello y la arrojó sobre la cama. —Estás tratando de atraer a las chicas, ¿Verdad?

Ezio se encogió de hombros, parecía inseguro de sí mismo.

Ella sacudió su cabeza. —Estás desesperado—. Claudia se movió para poner su brazo alrededor de la cintura de Ezio, observándose al espejo con una mirada fija, y mirando a Ezio algunas veces.


Siendo el hermano mayor que era, le puso el brazo sobre los hombros, mirándose a los dos en el espejo. —¿Para qué estás vestida así?

—Bueno, no es que no podamos ir disfrazados, es causal y queremos obtener algo de publicidad antes del momento.

—Espera... ¿Vas a ir con alguien?— Había olvidado por completo que su hermana podría acompañar a alguien a este baile.

—Leo—. Ella se encogió de hombros, como si no estuviera demasiado preocupada por ello.

—¿Leonardo Vinchi?— Ezio frunció el ceño.

Leonardo y él habían sido amigos cercanos durante mucho tiempo, pero cuando entraron a secundaria, Leonardo eligió el departamento de arte y drama, mientras que Ezio decidió que el deporte físico era más su escena. No habían hablado mucho más desde entonces.


—Sí, no seas malo con él, ¿Vale? — Claudia soltó una risita mientras se alejaba, caminó hacia la puerta y miró por encima del hombro. —No hagas nada estúpido esta noche.

—Todo saldrá bien—. Ezio la tranquilizó mientras mostraba una sonrisa y salía con ella, cerrando la puerta de su dormitorio y bajando las escaleras corriendo para alcanzar a la persona que acababa de tocar el timbre. Abrió la puerta, viendo que Leonardo también se había puesto su atuendo de teatro, y estaba seguro de que ambos harían que muchas cabezas se volvieran hacia ellos en el baile esta noche. —Oye, Leo. ¿Qué onda?


El rubio levantó la mirada con ojos brillantes, bastante sorprendido de ver que Ezio había sido el que había respondido a la puerta. Además del shock, sonrió brillantemente. —Es bueno verte, Ezio. Yo... — Bueno, ¿Quién podría culparlo honestamente por ser sentirse un tanto incómodo? Después de todo, había pasado mucho tiempo desde que no había hablado con el joven Auditore. Eso y que parecía que él saldría con la hermana del chico. —... Estoy aquí para recoger a Claudia. ¿Cómo has estado?

Ezio no podía decirle la verdad. Que estaba preocupado por cómo pasaría la noche y si todo funcionaría entre él y Altaïr. No habría una buena manera definida de mantener esa conversación sin dejar escapar algo.

—Ah... supuse que estarías aquí para ella. Uhm... todo bien. Solo me estoy preparando para el baile.


La sonrisa de Leonardo creció, asintiendo en reconocimiento a lo que dijo el otro. —Genial—, aplaudiendo con sus manos, el rubio luego las extendió, —Déjenme decir que te ves genial. No significa daño, sino promesa—. Luego bajó las manos y se balanceó sobre sus talones como un niño nervioso en su primera cita. —Oh... ¿Vas a pasar por tu pareja... o te encontrarás con ella allá?

—Voy a pasar... por mi pareja—. Trató de evitar usar el "él", pero fue mucho más difícil de lo que esperaba. —Será un buen paseo — Ezio esbozó una sonrisa. —¿Deseas entrar y esperar? Se está poniendo helado afuera.

Asintiendo con la cabeza, Leonardo entró. — Eso es comprensible. Todos están emocionados por esta noche—, una vez que estuvo a unos pocos metros dentro se volvió hacia Ezio, — aunque las chicas parecen estar luchando. Siento pena por tu cita, intentarán destrozarlos cuando tengan la oportunidad.

De hecho, se veía preocupado y arrepentido por la pobre "niña" que probablemente sería desgarrada por otras con su casillero contaminado de "cartas de odio"... Es una locura lo que algunas de las chicas son capaces de hacer cuando se sienten amenazadas.

Ese pensamiento no había cruzado por su mente en su momento, pero Ezio se sintió mal al instante. Sabía que Leonardo no había querido decir eso, pero ahora estaba extremadamente preocupado por el bienestar de Altaïr. Tal vez es por eso que todos los que sabían de su relación, habían intentado que viera que podría quedar mal de una manera u otra. Claro, él podría manejarlo, pero ¿Altaïr podría?


— No es que hubiera querido ser grosero, en absoluto—. Agitando sus manos frente a él, el Senior negó con la cabeza. — Me alegra saber que tienes una cita y te deseo la mejor de las suertes.

Ezio asintió, tratando de no mostrar su miedo. — Gracias. Espero que todo salga bien.

— Yo también.


Leonardo dejó de hablar entonces, mirando por sobre su hombro y presionando las puntas de sus dedos de una manera que demostraba que no podía pensar qué más decir. — Tú... no te importa que lleve a Claudia al baile, ¿Verdad?

Se rascó la mejilla pensativamente. — Supongo que no. Es decir, es un poco raro, pero no me importa—. Ezio cerró la puerta y entró pensando si necesitaba algo antes de ir a la casa de Altaïr a buscarlo.

Finalmente, aliviando la tensión en sus hombros, el rubio dejó escapar un suspiro de alivio. — Está bien. Estaba algo preocupado de que te pusieras en modo "protector" y me amenazaras—. Frotándose la parte posterior de su cuello, Leonardo esbozó una sonrisa. — Prometo no hacer nada inapropiado, si eso alivia tus preocupaciones.

— No había pensado en eso antes, pero ahora definitivamente me has dado la idea—. Ezio casi se rió, dándole unas palmaditas en el hombro a Leonardo. — Realmente, sé cómo eres. No espero que hayas cambiado tanto desde que estuvimos juntos.

Una risa nerviosa fue la única respuesta que el estudiante de cuarto año pudo ofrecer. —Dudo también que lo haya hecho.

Ezio le da una palmadita en la espalda, tomó sus llaves y se dirigió hacia la puerta. Comenzó a abrirla y luego se detuvo, volteándose y señalando con un dedo a Leonardo. — Rompe su corazón... y yo te romperé, ¿Entendido? — La sonrisa lo hizo parecer menos aterrador, pero definitivamente fue una seria amenaza. — Voy a recoger mi cita. Nos vemos—. Dijo, dedicándole una última sonrisa.

Inmediatamente el rubio asintió e hizo un gesto de saludo militar, — Sí señor, entendido—. Confirmó, y luego bajó su mano con una suave risa. —Buena suerte y diviértete.








NOTA:

  Los caminos de la vida
no son lo que yo pensaba
no son lo que yo creía
no son lo que imaginaba {...}   ♫♫

(???)

El Mendigo y el Príncipe (Ezio x Altaïr) [Traducción]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora