Capítulo 19. Pelea de Comida

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—¿Qué? — Parpadeó Ezio. —¿E-Eso fue lo que te dijo él? — Se giró y se sonrojó por la conexión. ¡La segunda persona en tres días en enterarse de su pequeño secreto, y todo por culpa de Ezio!

Joder, quién va a ser el próximo en descubrirlo, maldición.

—Él no dijo nada—, Desmond bajó la mano y la giró, tratando de pensar cómo decir lo que quería decir. —Es solo que... no lo había visto tan... feliz después de tanto tiempo... ni siquiera cuando estaba con María. Eso, y cada vez que él desaparece del almuerzo, tú te vas y...

El castaño sintió que un escalofrío le recorría la espalda y optó por frotarse la nuca con torpeza. —Um...

Desmond entonces comenzó a agitar los brazos, dándose cuenta de lo extraño y acechador que sonaba.

—Y-y-yo no soy como esas chicas que acechan a la gente, ¡Lo juro! Es solo que algunas personas han estado hablando de cómo te has estado perdiendo, y... ¡Sí! ¡Lo entiendes! ¡No me gustas ni nada, lo digo en serio!— Después de decirlo rápidamente, con su rostro deslumbrante, Desmond bajó los brazos y exhaló con fuerza. —De... de todos modos... sí, eso y la única vez que lo he visto tan enojado, fue cuando unos deportistas me rompieron el brazo durante el primer año... así que... para que él salga contigo algo debe estar bastante elevado...

—Perdón... por lo del brazo, quiero decir. Intenté evitar que se metieran contigo, pero yo también era un estudiante de primer año y no quisieron escucharme... — Suspiró, pensando en ello, pero había tantas cosas que Desmond había dicho que no estaba seguro de dónde empezar y de dónde comenzó el muchacho.

—... Heh, cosas que pasan.


Ezio desvió su mirada hacia el cielo sobre ellos y se preguntó si Altaïr enloquecería cuando uno de sus amigos descubriera que estaban saliendo.

—Hm... Bueno... para todos los demás que han estado hablando de nosotros. No, no estamos saliendo... — Sus dientes se clavaron en su labio por un momento. —Pero... ya que eres amigo de Altaïr, supongo que deberías saber... pero no le digas a nadie, ¿Está bien? Hemos estado saliendo por un tiempo.

—... Probablemente sea por eso que se enojó tanto... — Murmuró el moreno, levantando su mano y cruzando uno de sus brazos sobre su estómago para descansar el codo del otro sobre él mientras tomaba su barbilla con una mirada pensativa. —... pero... — Los ojos de Desmond se movieron luego una mirada de realización dibujada en su rostro, y chasqueó los dedos, un "¡Eso es!" fue lo que se grabó en sus facciones, luego un rubor furioso y bajó su rostro.

Comenzó a alejarse, echó un vistazo por encima del hombro, despidiéndose con la mano. —Eso es genial, buena suerte—. Sonriendo como un tonto, el estudiante de pelo corto miró hacia adelante y corrió hacia la escuela.


Allí estaba, solo una vez más para ver a otra persona irse. Ezio sintió una pequeña sonrisa nacer nuevamente en su rostro cuando sintió que decirle a alguien lo que estaba pasando, realmente le había dado un poco de alivio.

—Creo que... debería ir a buscar a Altaïr... — Decidió, y dándose la vuelta, corrió para revisar la azotea en donde almorzaban primero, luego rebuscó un poco más por entre la escuela. Si se hubiera ido a casa, esperaba que hubiera algún tipo de señal que le hiciera saber de que Altaïr se había marchado. Su teléfono celular comenzó a sonar en su bolsillo, alertándolo sobre su existencia antes de sacarlo y revisar sus mensajes. —Sí... Ugo, idiota.

Hizo otra carrera hacia la azotea, y justo cuando doblaba la esquina, fue detenido por dos chicas sonrientes.

—¡Ezio! ¡Qué bien, te encontramos! ¿Estás bien? Oh no... mira ese arañazo... — Extendió la mano y tocó el brazo de Ezio, pasando su mano a lo largo de él. —Tengo unas tiritas, ven a mi casillero conmigo.

El Mendigo y el Príncipe (Ezio x Altaïr) [Traducción]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora