—¿Qué? — Altaïr se volvió y miró a Ezio. Sus esferas doradas se ampliaron ligeramente con sorpresa ante la oferta repentina del italiano para cubrirse el cuerpo, y demás, conseguir una buena manera de distraer a las niñas por un buen momento. Dejando que sus ojos se posaran en la camisa, sintió sus mejillas se tornaban a un rosa pálido—... ¿No sería esto un problema para ti más que para mí?
Incluso la expresión de Ezio podría ser algo que les quitara la guardia, derribarlos/as y hacerlos/as tropezar, u algo. El moreno Ibn La-Ahad sólo lo conocía como a un tonto y una persona que parecía tener esa estúpida sonrisa cada momento del día.
—En primer lugar... todos saben que esa es la camisa que llevabas hoy—, alejando su mirada de ella, se cruzó de brazos sin apretarlos, —Segundo... ¿P-por qué te arriesgarías a que las chicas te salten encima sólo para dejarme tomar prestado esto?
—No hay forma de que mi situación empeore. Todas las chicas de la escuela ya quieren saltarme encima—. Ezio encogió sus anchos hombros, enviando una señal a través de sus músculos mientras estos regresaban a su posición normal. —¿Por qué querría que te sucediera lo que mí? Si salgo y enseño mi cuerpo, conseguiré que se olviden de ti en un segundo. De todos modos, son demasiado simples de mente.
—... Un punto para ti—, el sirio estuvo de acuerdo, manteniendo la vista lejos del otro mientras levantaba una ceja y finalmente volvía a mirar a Ezio. —Me alegra oír que te importa, estoy conmovido—. Levantando una mano, la puso sobre su propio pecho, aunque parecía más divertido que gesto de sinceridad. —Aunque no recomendaría alardear sin camisa.
Había algo sobre salvar a este muchacho del destino de Ezio que lo puso en la situación, de cabeza. Ezio se daba cuenta. Él nunca desearía que sus propios problemas estuvieran sobre otra persona, y la verdad era que su sugerencia de encontrar una chica para que "jugara" a ser su novia, era imposible. No tenía amigos cercanos de la persuasión femenina y no podía hacer nada para convencer a una chica de que él no quería una relación o sexo con ella.
—Tan pronto como tengas la chaqueta lavada, quítate lo otro si deseas. Guarda mi camisa, tírala, lo que quieras. Diablos, guárdala en tu casillero si ocurre algo más—. Intentaba darle a Altaïr una forma de evitar hablar con él en el futuro. Toda la presencia que Ezio hizo para él, a Altaïr le molestó, o al menos eso parecía.
Dejando que su mirada volviera a la camisa una vez más, la agarró mientras cerraba los ojos. Su expresión era de derrota y vergüenza, envuelta en un paquete pequeño, muy pequeño, que raramente llegaba a la puerta de nadie.
—Bien—. Murmuró, sus mejillas se tiñeron de las sombras oscuras, mientras se ponía la camisa. Luego abrió los ojos una vez que la tuvo encima. —Eres un bastardo persistente, te lo digo.
Ezio simplemente dejó que su sonrisa tirara de su boca, dejando que sus dientes blancos brillaran. —De nada—. Sabía lo que Altaïr estaba tratando de decir y de este modo, estaba más que contento de ayudar. —Te veré más tarde.
Al darse cuenta de esa sonrisa, Altaïr se cruzó de brazos y apartó la vista una vez más, aunque tenía la sensación de que el italiano veía más allá de sus duras maneras de ver qué es lo que realmente quería decir con lo que había dicho.
Complicado.
Hubo un sonido como de chicas en el pasillo, por lo que Ezio rápidamente llevó a Altaïr a la zona de los casilleros donde había un espacio entre dos de estos.
Un tirón en su brazo no era algo que Altaïr hubiera esperado, así que el sirio separó los labios, listo de protestar por ello, cuando oyó las risitas y susurros. Oh...
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El Mendigo y el Príncipe (Ezio x Altaïr) [Traducción]
FanficEsta novela tiene contenido para adulto (+16) y lenguaje fuerte. (EziAlt, UgoDes) Alternate Universe/AU 𝐋𝐨𝐬 𝐝𝐞𝐩𝐨𝐫𝐭𝐢𝐬𝐭𝐚𝐬 𝐝𝐞 𝐥𝐚 𝐞𝐬𝐜𝐮𝐞𝐥𝐚 𝐲 𝐥𝐨𝐬 𝐦𝐚𝐫𝐠𝐢𝐧𝐚𝐝𝐨𝐬, 𝐞𝐬𝐨𝐬 𝐚𝐩𝐚𝐫𝐭𝐚𝐝𝐨𝐬, 𝐬𝐢𝐞𝐦𝐩𝐫𝐞 𝐬𝐨𝐥𝐢𝐭𝐚𝐫...