Aún así...

66 3 1
                                    

El pelinegro salio del distrito comercial encaminandose a una carretera desolada en la que solo hay pasto en su camino, mientras la luna es la única quien lo acompaña en su huída, o al menos eso creé el.

Intentando no detener el pasó, para el no era difícil huir de ellos pero los nervios y el constante recordatorio su madre muerta, nubla su mente, además de sus hermanos, de su abuela, y Karla; no puede soportarlo por más tiempo, ya no quiere huir.

—Condenado pueblo. —se quejo la chica de pelo dorado en lo alto de un edificio anaranjado de tres pisos, dándole vueltas a un mapa dibujado—. ¿Tanto a cambiado o acaso lo dibujaste mal hermano?

—Soy casi una impresora humana. —responde un hombre de piel y pelo castaño, sosteniendo un rifle que tiene en el cañon un casco—. Como sea, tal vez se retrasó, ya aparecerá.

—Mmmm, tienes razón supongo, eso hare, si. —sacando binoculares.

—«Todos somos un simple punto al igual que las estrellas». —pensó la chica rubia de complexión delgada, piel blanca, pupilas marron como si de una taza de cafe se tratara—. «Pero si todos son unidos con una línea entonces firmaríamos una linda constelación». —reflexionó mirando a través del largavista.

—El cielo esta nublado ahora Rugal. —dijo estrechando manos con su hermano—. Pero algún día todo sera claro y veremos las constelaciones. —afirmó con una sonrisa sincera que es acompañado por el escepticismo de su hermano—. Sera grandioso para todos.

Tal recuerdo llegó a su mente de pronto, probablemente tenga que ver con la persona que busca.

Revisando cada lado del edificio, se detiene en una parte, divisando al chico de traje entrando al área urbana, acompañado de una horda

Ella se impresionó, seguido de eso sonrió con entusiasmó—. Ve y abrete paso, crea un camino hermano, me adelantare. —habló rápidamente con energía no dejando de poder moverse.

—¡Oye! —responde su hermano, viendo a la rubia saltar del edificio mientras deja el larga vista en el suelo—. Espero no llame la atención. —suspira—. Creó que pide demasiado.

—¡No no no! ¡Noooo! —exclamó una mujer rodeada de zombis, que le han abierto su abdomen, sin embargó aún sigue consciente—. ¡Ayúdame por favor! ¡Niño por favor! —era a Edgy quien le pedía auxilio; mientras esté atestiguaba como los demás comían viva a la mujer con desesperación—. No quiero morir. —dijo soltando unas lágrimas, para luego escupir sangre y desmayarse del dolor.

—Lo siento... ¡lo siento! —escapó sintiéndose muy culpable, a pesar de que nada podía hacer.

—Debo encontrarle antes de que algo malo pase. —dijo la rubia corriendo mientras trata de leer el mapa de su hermano—. No puedo fallar aquí.

—¡Ya dejen de seguirme! —alegó Edgy exhausto hasta para hablar, ya ha intentado esconderse en la escuela, la iglesia, o en la alcaldía pero siempre hace que la cantidad de zombis aumenten, no sabe a dónde mas ir—. «No puedo ni concentrarme por donde ir, ha este paso podría».

La próxima calle que tomo era más estrecha, hay muchas bolsas de basura y material de construcción al fondo. Al mirar al frente nota que esta metido en un callejón sin salida, debió haber prestado más atención.

—No, no no no, oh rayos. —tratando de encontrar otra salida o una escalera sin éxito alguno, escucha las pisadas de los caminantes cada vez mas fuerte haceiendo que pierda el aliento—. «Esto es una locura, no, mas importante ¿cómo? ¿cómo puede ser?»

La Cruzada de Edgy: Corrupción ZombieDonde viven las historias. Descúbrelo ahora