VI

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Me miro frente al espejo, giro y me mareo. ¿Estoy bien? Sí, no. Entra a mi cuarto cada noche y empieza, lo primero fue un beso, luego un chupón; luego bajo mis bragas; luego chupó mis pechos. Luego entendí que ya no podía pararlo, luego entendí que era un demonio.

-Te vez jodidamente bien.- Empieza a besar mi cuello, dejando marcas en él. -Ya no estas castiga, Victoria. Pero la.próxima, te penetraré.- Sale de mi cuarto y yo empiezo a llorar, fue una tortura. Me dejo virgen pero me siento sucia. Me dejo mi himén pero me hizo tragar su semén. Me hizo sufrir.

Las lágrimas caen y me siento peor, entro al baño y lloro en él. No quiero otro castigo así, no lo quiero. Lloro con fuerza mientras me lavo el cuerpo. Me mojo entera y me pongo todo lo que encuentro para quitarme su olor, me cepillo los dientes y la lengua un billón de veces y lloro un poco más.

Me cambio; uno shorts negros, medias azules oscuras y una sudadera grande gris. Salgo del baño y me siento en la cama, me quedo mirando un punto fijo.

Cierro los ojos y los abro, una voz me dice que lo olvide, que olvide el dolor y eso hago. Me acuesto en la cama y cierro los ojos.

Quiero otro sueño bonito, dormir es bonito. Es hermoso. Por horas puedes cerrar tus ojos y descansar del mundo. 

La chica de pelo azul teñido, los sueños que he tenido siempre. No puedo ver su cara pero sé que es hermosa. Lo siento en mi pecho. Y sólo puedo ver su cara en mis sueños, y no es una buena imagén. Pero, la chica del pelo teñido de azul siempre aparece en mis sueños y pesadillas. Una de ellas soy yo, en un pasillo negro y al final una luz. Grito a la chica que vuelva, que no me deje y que la amo, pero se va y yo termino llorando. Y despierto. Siempre que despierto, estoy llorando y pidiendo que vuelva. Pero nunca lo hace.

-¿Estoy loca?- Pregunto cuidadosamente a mi confidente y psicóloga, pero no crean que es Audrey. Buff. Eso no es verdad.

-No, creo.- Dice mientras come galletitas. -Pero, deberías ir comprando un amuleto nátivo, tus sueños no son nórmales.- Agrega.

-Está bien, gracias Audrey.- Digo, me levanto de su cama y la dejo a ella subir en su cama. Me pongo los lente sin cristal y la bata. -Dime, ¿qué te pasa?- Tomo la libreta y veo lo que ella escribió, una tortuga ninja comiendo ¿Galletitas?

-Creo que estoy embarazada.- Dice lentamente.

-Ah, ¿embarazada?- grito, mis ojos se abren. Ella suspira. -¿Qué te hace pensar?- pregunto.

-He tenido vómitos, mareos, antojos, nervios y tengo 19 días de retraso.- dice.

-¿Y de quién es hijo?- pregunto.

-Pues del Espíritus Santo, no.- Dice obvia.

-Espera, ¿Trevor?- Ella hace un pequeño ruidito. -¿Trevor? ¿Cuándo?- pregunto.

-Fue el día de la piscina, en el baño y luego en su casa y luego.... En la escuela.- dice.

-Perra, perra y perra. Necesitas un baño de agua bendita por el mismo Papa.- digo.

-¡No digas eso! Se supone que eres mi psicóloga, como tal debes hacer ruiditos y decir; "Ajam" cada vez que te digo algo.- dice.

-Lo siento.- digo. -¿Te hiciste la prueba?- Le pregunto.

-No, me da miedo el resultado.- dice lentamente. -¿Puedo confiar en ti?- dice.

-Sí, estamos juntas desde los 3 años y si tienes un bebé, será mi sobrino y le contaré cuando te vendí por entradas al concierto de Coldplay o cuando nos colamos al M&G de Ed Sheeran.- digo.

-Sí, aún recuerdo a Juan. Era un buen tipo.- dice Audrey nostálgica. -Fuimos muy buenos amigos por esa noche, jugamos Monopolio; Crucigrama y el Ahorcado. Sip.- dice. Suspira. -Es una lástima que la inmigración lo allá mandado de vuelta a México, pero ahora que lo recuerdo no era México creo que era Colombia o... ¿Uruguay? Bueno todo es una Ámerica, ¿verdad?- dice.

-Se llamaba Drev y era de Irán.- digo.

-¡No! Tú vendiste a Kaya a Drev, yo fui con el Hispáno.- dice. 

-Ah, claro, claro. Debo aprender a anotar que amigas vendo a que gente. -susurro, ella deja escapar una risita. -Vamos, debemos ir a la escuela.- agarramos nuestras bolsas y salimos, hoy está lloviendo y los autos están sucios. Yo tengo un paraguas de florecitas que me hace ver infantil. 

-¿Te recuerdas cuando te vendí a los chinos?- pregunta, dejo escapar una risita.

-Me hicieron preparar té por 4 horas, me hablaron en chino y posiblemente críticaron mi té de menta.- digo, ella ríe.

Cuando llegamos ya es tarde y subimos corriendo, el profesor aún no entra por lo cuál nos salvamos. Nos sentamos, en grupo. Audrey me había dicho que ahora era así, en nuestro grupo está; Pandora (a la que tiernamente le decimos Panda), Carlisle (al que simplemente le decimos Carl), Trevor, Harry, Eli y obviamente Audrey yo. Cuando el profesor llega, está hecho un desastre. Y tiene ojeras.

-Chicos hoy es muy lunes, estoy muy cansado y tengo sueño. Les doy hora libre.- Nadie hace ni un ruidito, yo me acuesto. Oh, amo dormir. Lástima que eso no puede ser posible.

-Tengo hambre, siempre tengo hambre a está hora ¿alguien tiene comida?- todos miramos a Audrey quién nos mira atentos, con ganas de comer.

-Tengo galletitas- dice lentamente Panda, le da el paquete a Audrey y ella empieza a comer. Quedamos en silencio mientras la miramos comer las galletitas.

-¿Qué miran?- dice.

-Nada- decimos todos, acuesto mi cabeza en la mesa y miro hacía afuera. La libertad de no venir a la escuela, hermosa libertad. Bella libertad. Pero estoy en la escuela así que, sin libertad. 

De un momento a otro estoy casi dormida, en aquel hermoso espacio en el que te sientes dormida pero puedes escuchar perfectamente. Y de pronto aparece hacía mí un chico de pelo teñido de naranja y gorro azul fumando algo raro. Me sonríe y me da su mano, la cuál acepto. No parece un sueño. Me sonríe, es lindo. 

-¿Qué haces aquí, nena?- pregunta mirándome.

-No lo sé- digo, él toma mi mano y me lleva con él. Con cuidado y un poco de amor me carga cuando nota que estoy cansada.

-Cierra los ojos, bebé. Confía en mí, no soy como ellos, no te tocaré como lo hizo él.- Cierro mis ojos y me dejo caer en un espacio, negro. Y me quedo ahí un tiempo, hasta que abro los ojos y lo veo a él, está a mi lado. Abrazándome. Sus ojos están cerrados pero sé que no está dormido.

-¿Cómo te llamas?- Me riesgo a preguntar, sus labios forman una sonrisa pero no abre sus ojos.

-Bran- Confiesa, me gusta ese nombre. Bran. Es bonito.

-¿Quién eres?- Pregunto.

-Tu demonio personal, todos los días disponibles. - Río, y él igual.

-Me gustas, Bran.

-No te puedes enamorar, Victoria, no puedes.

-¿Por qué no?

-Porque ellos siempre terminarán haciéndote más daño y te romperán y yo aún no deseo eso. No quiero que sufras, ni por mí ni por nadie.

Possessive Bully |H.S.| Book 1Donde viven las historias. Descúbrelo ahora