Capítulo 1

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      Era la tercera vez que Ryan se despertaba de un sobresalto sobre la cama, su cuerpo estaba sudando, respira intensamente, necesita recuperar el aire, se siente ahogado, abre la ventana y deja que aire de aquel pueblo de Wilmington entrara en su habitación, enciende el móvil, era aún demasiado pronto para no volver a intentar dormir, justamente las 3:00am, necesita relajarse, se pone de pie en la ventana, aquella que daba a la calle de atrás de su casa, cuando de repente algo llama su atención, la luz de la casa de su compañero de Instituto Max Robinsson también estaba encendida, se esconde detrás de la pared al lado de la ventana, se agacha, cauteloso para que nadie lo veo, o mas concretamente Max, levanta poco a poco la cabeza, ahí estaba el, dentro de sus calzoncillos blancos de Calvin Klein, con su atlético cuerpo tatuado, su pelo moreno, sus ojos oscuros, era Max, el guapo e idiota de Max, el capullo que lo torturaba día tras día junto a su equipo de niñatos que hacían todo lo que el quería. Esta bebiendo agua, tiene cara de cansado, se agacha rápidamente.

- ¡mierda! - exclama muy bajo, la luz de su habitación también estaba encendida, también a Max eso le puede llamar la atención, vuelve a mirar muy lentamente para ver que esta haciendo - ¡joder! - dice cuando apoyado en el marco de la ventana de la cocina vio a Max con los ojos clavados hacia su habitación mientras sonreía, era fácil deducir que ya se había dado cuenta que estaba despierto.

   A rastras camina hacia la cama y apaga la luz de su mesa de noche, vuelve a la ventana y ya no estaba, Max había desaparecido, se arrecuesta a la pared, suelta el aire que llevaba acumulado en sus pulmones, regresa a su cama e intenta dormir.

   La luz del sol lo despierta, había olvidado por completo cerrar la ventana esa madrugada, se levanta aún medio dormido y camina a pequeños y lentos pasos hacia ella, vuelve a mirar, allí estaba el, Max otra vez en la cocina, tomaba algo, no sabe el que, parece zumo de naranja, esta ya vestido y con su mochila, entonces se percata que algo no anda bien, toma el móvil, se había apagado, ahora recuerda que ayer le quedaba poca batería. Mira el reloj de su mesa de noche, pasaban las 7:00am, sus ojos se abrieron de un golpe como platos, se empezaba a poner nervioso, no podía llegar tarde, lava rápidamente su cara y se sacude el pelo, busca entre su ropa, saca varias camisetas que lanza sobre su cama, no sabe con cual decidirse, esta buscando alguna en especial, la encontró, era aquella básica azul que se había puesto unas mil veces, así era para todo, siempre que le gustaba algo no paraba de usarlo hasta el cansancio.

- Ryan, ¿estas despierto? - se escucha una suave y dulce voz al otro lado de la puerta.

- ¡Si! - contesta a gritos - ¡ya voy mamá! - dice dando pequeños saltos sobre su pierna derecha mientras intenta ponerse sus pantalones vaqueros.

- date prisa, se enfría el desayuno.

   Entre la poca variedad de su armario siempre acababa eligiendo lo mismo, vaqueros básicos negros y camiseta de cuello azul marca Levis. Se pone sus Converse blancas y baja a toda velocidad por las escaleras, toma el croissant con la mano, bebe de un golpe el café, da a su madre un beso fugaz y sale corriendo.

                                   ...

    El coche rojo aparca frente a la casa de Lindsey, aquella rubia alta de grandes ojos azules y grandes delanteras que había conocido Max hace unos dos o tres fines de semana atrás en alguna de esas fiestas a la que había sido invitado. Desde entonces salían juntos, y desde entonces pasaba día tras día a buscarla a casa, a todas las acostumbraba a ello y a todas le encantaba. Y es que Max a parte de ser uno de los chicos mas guapos que habían visto mis ojos jamás, era famoso en el Instituto por ser hijo de gente rica, importante y por ser el uno de los mejores jugadores de futbol rugby de los últimos tiempos en el equipo de ''The lions of Wilmington''. Aparca su descapotable rojo frente a la escuela, así era su entrada siempre al Instituto, con sus aires de superioridad, presumiendo de chica y de coche, ese que le regaló su padre cuando convirtió al equipo de Rugby en uno de los mejores de todo el país. Todos siempre se quedaban observando cuando se bajaba del auto, la típica escena que en una peli americana pasa a cámara lenta, primero se ven sus zapatos salir del vehículo, esta vez deportivas negras adidas, sus vaqueros azules claros rasgados y una camisa a rayas de colores, se pasa la mano por la cabeza arreglando su pelo liso, y coloca en su preciosa cara aquellas tremendas gafas que nadie se atrevía a poner pero que a él le quedaban terriblemente bien. La música del coche estaba a todo volumen, por si quedaba alguna duda de su triunfal llegada, el grupo de los guapos estaban ahí, todos preparados para besar el culo del Rey de la manada, mientras su novia de turno presumía de chico mientras le durará y es que salir con Max te convertía en la top 1 entre tus amigas, el problema es que el número de tops en el Instituto iba creciendo preocupadamente.

El chico de la calle de atrásDonde viven las historias. Descúbrelo ahora