Capitulo 21

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La vida continuó su curso al día siguiente, Max bajo el cuerpo de Ryan debería enfrentar una vez más la Universidad.

- ¿baile benéfico? - le preguntó a Tiffany después de que esta le diera un folleto en las manos.

- ¿no crees que es genial? - le respondió con una pregunta muy entusiasmada.

- bueno - dijo con cara de tener pocas ganas de fiesta.

- ¡vamos! Que no se diga - le pasa la mano por el hombro y le habla bajo en el oído - el gran Max Robinson ¿se va a perder una fiesta?

- bueno - le responde el con una sonrisa - a lo mejor me estoy acostumbrando a esta forma de ser aburrida de tu amigo - los dos caminan riendo por el pasillo.

Una risa que iba a durar pocos metros, los justos hasta que Max llegó a su taquilla y encontró un dibujo de un pene gigante en ella. Fue una mezcla entre vergüenza y odio, todos habían echo silencio y Ernest junto con sus colegas se reían desde una esquina, a nadie más parecía hacerle gracia, sin embargo todos murmullaban.

- no - le dice Tiffany bajito al ver como poco a poco el chico se iba encendiendo - no lo hagas, no - le ordena nerviosa ante la segura posibilidad que a Max se le olvide que estaba bajo el cuerpo de alguien que a lo mejor hubiera pasado del tema.

El chico camina despacio hasta llegar frente a Ernest, lo mira con desprecio, todos están callados, mirando lo que ocurría.

- ¿tienes un problema con que me gusten las pollas Ernest? - el joven se pone frente a él, casi sus narices pueden rozarse - ¿o lo que te jode es que me gusten casi todas menos tu puto microscópico pene? - la risa de los compañeros que con detenimiento estaban mirando fue inevitable, el pasillo entero estalló en una carcajada - el papel de rey te queda grande Ernest, cuando Max regrese seguirás estando en la misma sombra en la que has estado siempre.

- ¡Max no va a regresar! Y si lo hace, va a ir directo a un centro de menores por conducir borracho, drogado y ser el causante de este puto accidente que te desgraciadamente te dejo con vida.

Dijera lo que dijera el director después que los llamo a ambos a su despacho, Ernest se merecía aquella hostia, si, el gran público de la Universidad de Wilmington, ex compañeros de Instituto, todos fueron testigos de que la nariz de Ernest terminara sangrando después de que Ryan Taylor le pegara un fuerte golpe.

- estas actitudes son intolerables - les regañaba el director con ambos chicos sentados en frente - ¡esto no es un Instituto! ni vosotros sois niños ¡por dios! - exclama observándolos, Max tenia los brazos cruzados y Ernest sujetaba un papel contra su golpeada nariz - entenderéis que después de esto os merecéis una sanción.

- ¡vamos! - exclama Ryan enojado - ¡el empezó! - grita furioso - no puedo ir a casa y decirle a mi madre lo que ha sucedido.

- lo siento mucho Ryan, de verdad, sobre todo por ti, porque conocemos tu potencial, pero no hacer nada significaría que puedo desatar una guerra aquí, este centro no puede permitir actitudes así.

  El joven baja la cabeza, furioso, el director entrega en las manos de ambos chicos un papel y los dos salen del despacho.

- esto no se va a quedar así Ryan Taylor - dice bajito Ernest que aun le costaba levantar la cabeza ante sus compañeros - te juro por dios que esta me la vas a pagar.

   Max no le dice nada, tiene tantos motivos para agarrarlo a golpes que le cuesta contenerse, por eso decide que es mejor irse y dejar las cosas así.

- ¡Pero Ryan! - exclama la señora Mery - bueno, Max - rectifica y siente frustración, ni siquiera puede regañar a su hijo en condiciones sin pensar que no era el quien estaba ahí.

El chico de la calle de atrásDonde viven las historias. Descúbrelo ahora