Capitulo 20

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      Esa misma noche, todos estaban reunidos en el apartamento de Allen, Max había explicado con detalles de que se trataba aquello que iba hacer, los riesgos eran evidentes, algo que supuso un gran problema para Mery, que enseguida se levantó de su asiento y anduvo de prisa hasta la puerta principal.

- lo siento, esto es demasiado para mi - dijo entre sollozos.

- pe... - iba a decir Max cuando la puerta estallo tras su salida, todos se quedaron sin palabas mirándose unos a otros.

- es normal que este así - le acaricia el brazo Tiffany y le dedica una leve sonrisa - esto le viene grande, sea como sea, de la forma que sea, eres su hijo, es su cuerpo el que esta aquí.

- demasiado bien se lo ha tomado - puntúa Allen mirando fijamente la mano de Tiffany sobre la de Max - es una mujer muy fuerte, otra en su lugar no se lo que hubiera echo.

- bien - interrumpe Max - si ella no quiere estar no podemos obligarla - dice serio - pero esto lo vamos hacer, sin ella o con ella vamos a seguir adelante.

   Allen y Tiffany se miran y asienten con la cabeza obedeciendo las ordenes de Max, minutos mas tarde, cuando ya todas las luces estaban apagadas, y solo alumbraba la luz de la vela al lado del sofá donde esta acostado Max, ya cuando el silencio se hace rey en el lugar y Max logra la concentración suficiente su alma se despoja del cuerpo prestado de Ryan.

  Observa todo a su al rededor, las sillas donde estaban sentados Tiffany y Allen estaban vacías, supone que estén ahí, solo que bajo aquella forma no puede verlos, algo que de repente llama su atención, ¿por que a Ryan si podía verlo? piensa para sus adentros, pero no se detiene, camina por la oscura casa y abre la puerta, de repente volvía a estar en su casa en Wilmington, no sabía si era cosa de su cabeza, o realmente viajar así era posible bajo aquella forma ancestral, de cualquier modo sigue su camino y sale de la casa, el cielo oscuro, las cosas habían perdido su color, era como vivir en una película en blanco y negro, todo demasiado gris, demasiado frío, demasiado solo, demasiado triste...

   El callejón estaba a unas pocas calles de su casa, apenas se podía ver nada, había como una especie de humo en el suelo que le ponía los pelos de punta, siente pasos, se asusta, un murmullo, un grito, el sonido de un golpe y de repente vuelve a sentir ese dolor inmenso detrás de su cuello, se aprieta con las manos, algo caliente pasa por ellas y las siente mojadas, cuando las quita estaban cubiertas de sangre, entra en un estado de terror inmenso que apenas le da tiempo a pensar en que es todo aquello, solo quiere volver, despertarse, pero no puede, abre y cierra los ojos constantemente pensando que en cualquier momento despertara sobre el sofá blanco del apartamento de Allen y podrá de nuevo respirar tranquilo, pero no fue así, eso solo podía significar algo, sea lo que sea que tenía que ver no acababa ahí. Camino pasillo adentro, cada vez mas estrecho, el corazón le latía de prisa, parecía que en cualquier momento se le saldría del pecho. Ahí sangre justo en la esquina del otro lado de la salida del lugar, y de repente reconoció una voz familiar.

- Max - el joven levanto la mirada mientras se oprimía la parte atrás de la cabeza con las manos y aguantaba con fuerza el dolor.

- ¿Ryan? - Ryan estaba de pie junto a la sangre del suelo, no había ninguna expresión en su cara, solo estaba serio.

- te estoy esperando - le dijo y entonces despertó.

  Despertó gritando sobre el sofá muerto de miedo, enseguida se paso la mano por la cabeza y se las observó a ver si tenía sangre.

- ¡Hey! - exclama preocupada Tiffany y enseguida se pone a su lado.

- ¿estas bien? - pregunta Allen - ¿quieres un poco de agua?

El chico de la calle de atrásDonde viven las historias. Descúbrelo ahora