Que diferente fue aquel primer día de clases después de tanto tiempo, normalmente Max estaba acostumbrado a formar parte del equipo malo, el que daba el mal recibimiento a los más débiles, pero aquel día pudo sentir el despareció con el que lo miraron, los murmullos de la gente que no hizo nada por defenderlo, y saber que aquello mismo era lo que el le hacía sentir a gente como Ryan Taylor.
No fue un día bueno, paso aquella tarde encerrado en su habitación meditando en todas aquellas cosas malas que hizo en su pasado y de las que no se sentía nada orgulloso. Estaba sentado cabizbajo a la hora de la cena en la mesa redonda de cristal de la cocina mientras su madre preparaba la cena.
- ¿esta todo bien? - Dijo ella cuando noto a su hijo serio.
- si - contestó por no preocuparla.
- ¿que tal el primer día de clases?
- duro - dijo suspirando - hay materias en las que van bastante adelantados, tendré que empollar bastante para sacarlas adelante.
- estoy segura que podrás hacerlo - le dice pasándole la mano por la cabeza.
En otro caso, en su caso normal, su padre le habría preguntado con cuántas tías buenas había ligado el primer día y su madre se habría reído de aquella simple chorrada, a ella solo le preocupaba que su hijo no se saltara la dieta ni los entrenamientos de fútbol.
- voy a casa de Tiffany - la madre mira el reloj pasado las 22:00 de la noche.
- ¿ahora?
- si - responde y ella se queda extrañada, Ryan no acostumbraba a salir a esa hora y menos si al día siguiente tenía clases.
- ¿restas seguro de que esta todo bien? - volvió a preguntar.
- si - respondió seco y dar mayor explicaciones.
Al acabar la cena sin una mínima despedida el joven salió de la casa tomando las llaves del coche de la mujer colgadas al lado de la puerta, algo que Mery jamás entendería, su hijo se despertó sabiendo conducir cuando jamás en su vida había tocado el volante de un coche, y esas eran las cosas que le preocupaban, por un momento, aquella noche, pensó que había tenido a su hijo de vuelta, pero ahora volvía a sentir ese mismo vacío y desprecio que antes sintió.
El chico conduce veloz hasta llegar a la casa de Tiffany quien enseguida silenciosamente abrió la puerta.
- no hagas ruido - le dijo casi en forma de susurro - están mis padres durmiendo.
- esta bien - le contesto y ambos subieron hasta la segunda planta donde se encontraba el dormitorio de la joven - ¿y bien? - le dijo apenas se aseguraron dentro de la habitación.
- empieza tu - le dice ella nerviosa.
- ¡hey! vamos, no tenemos cinco años, ¿Qué era eso que querías decirme?
- bien - toma la respiración, cierra los ojos y cuando los abre empieza hablar todo de golpe como si fuera una forma rápida de salir de eso - le conté la verdad a Allen.
- ¿¡que?! - exclama casi gritando olvidando que la familia de la joven dormían prácticamente en la habitación de al lado.
- ¡ssshhh! - le manda ella a callar - oye vino aquí destrozado, y todo porque supuestamente tu primero le besaste apasionadamente y luego lo tiraste de la casa como si fuera un bicho raro - el hace silencio, piensa en lo sucedido, básicamente fue así - no tuve otro remedio, se empezaba hacer preguntas, oye - lo toma de las manos y lo mira a los ojos - Allen esta enamorado de ti - una pausa para rectificar - bueno, de ti, de Ryan, que ahora eres tu, en fin, el caso es que Allen esta enamorado de ese cuerpo que ahora utilizas, lo vi tan mal, tan desesperado, además quizás el nos pueda ayudar.
ESTÁS LEYENDO
El chico de la calle de atrás
Novela JuvenilMax y Ryan son vecinos y van al mismo Instituto Desde pequeños, Max es el típico chulo de gym al que le llueven las mujeres, Ryan es un tímido y delicado chico gay del que todos se burlan. No existía nadie más diferentes que ellos, pero un día una t...