Sale disparado por los pasillos sin siquiera prestarle atención a las miradas de los alumnos que no dejaban de murmullar a su lado. Busca a Max desesperado aula por aula, hasta que al fin lo encuentra involucrado totalmente en su búsqueda insaciable en el ordenador de la biblioteca.
- ¿¡que cojones es esto?! - pregunta furioso dando un fuerte grito en medio del silencio de la sala, pega un golpe encima del escritorio donde estaba sentado su mayor enemigo, su cara estaba roja, los ojos parecían salir de sus órbitas - ¡responde! - le exige con rabia al ver el pasotismo de Max, cosa que no le sorprendía viniendo de el.
Max parece no hacerle caso, levanta la mirada, lo mira, y sin la menor importancia regresa la cabeza hacia adelante y no despega los ojos del ordenador.
- venga, vamos Ryan - dice su amiga tomandolo de las manos - salgamos de aquí, no merece la pena.
- ¡esto no se va a quedar así Max! - le dice bajo muy cerca de él mirándolo fijo a los ojos - te juro que esto no se va a quedar así.
El joven sale del salón furioso, Max parecía no haberse molestado, era como si supiera que las palabras de Ryan no iban a ir más allá de una simple amenaza que acabaría con el mismo, no se preocupa y la gente habla de su pasotismo, es raro, todos esperaban una reacción diferente a la que había tenido, sin embargo no es cosa que le inquiete, luego se preocuparía por ese asunto, ahora hay algo más importante que tiene que hacer.
Todo parecía tener una lógica, y aunque le acojonaba lo que en foros de internet leía acerca del tema le apasionaba formar parte de un grupo de personas bastante reducido que también habían experimentado aquello llamado "viajes astrales", al parecer era algo que podía ocurrir incluso conscientemente si se lograba una adecuada concentración. Los pelos se le ponían de punta leyendo algunos testimonios de varias personas que habían experimentado escenas bastantes desagradables mientras viajaban de aquella forma espiritual.
A toda prisa salió del instituto cuando antes de coger el coche uno de sus amigos frenó sus pasos.- ¡hey Max! - exclama sonriendo mientras se acercaba a su colega - ¿a donde vas tan de prisa tío?
- tengo que ir a casa, tengo cosas que hacer, ¿Qué pasa?
- que hacemos con el marica de Ryan.
- ¿Ryan? - estaba tan distraído que no se había parado a pensar ello.
- ¡hey! - le toma por los hombros - ¿estas bien Max? - pregunta confundido - ¿vas a dejar que el muy imbécil se vaya de rositas después del numero que te monto en la biblioteca?
- Ernest - le da una palmada en el hombro derecho - ahora no tengo tiempo de eso, déjame pensar y te aviso, ahora tengo cosas mas importantes de las cuales ocuparme.
Y sin decir ni una sola palabra y dejando allí a su amigo se monta en el coche a toda velocidad.
Primero se cercioró de que su casa estuviera vacía, cerró puertas y ventanas dejando todo en una completa y absoluta oscuridad, volvió a encender el teléfono y siguió investigando de aquel fenómeno paranormal que no se quitaba de su cabeza. La gente podría pensar que estaba loco, incluso el mismo podría pensarlo, aquello era una locura, si no fuera porque el mismo lo vivió en carnes propias estaba seguro que acusaría de tarado a cualquiera que le fuera con aquella historia, incluso se llagaba auto engañar a si mismo.
- ¿y si fue un sueño? - se detenía a pensar mientras no dejaba de leer historias en internet sobre aquello - ¿y si me estoy volviendo loco?
El fuerte brillo del móvil en los ojos, la total oscuridad de su enorme salón, y la cómoda postura en el sofá hicieron que callera rendido en cuestión de minutos.
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El chico de la calle de atrás
Teen FictionMax y Ryan son vecinos y van al mismo Instituto Desde pequeños, Max es el típico chulo de gym al que le llueven las mujeres, Ryan es un tímido y delicado chico gay del que todos se burlan. No existía nadie más diferentes que ellos, pero un día una t...