Chico Malo

37

Capítulo 37

—¿Por qué esa cara ? -dijo Erick entrando en la habitación. Por la cara que tenía Christopher supo que no debió decir aquello. Cerró sus ojos preparándose para el impacto pero no sintió nada. Cuando volteó pudo ver a Christopher bajar las "escaleras", porque a decir verdad, se parecía a cualquier cosa menos a una escalera.-

—Oye, Christopher-lo siguió hasta abajo--

—No hables, solo cállate-advirtió Chris abriendo la heladera en busca de leche, al obtenerla se la llevo un poco más arriba de la boca como todo un hombre, según su junta, pero nada salió. Estaba vacío.- ¿Quién mierda se tomo toda la puta leche? -soltó furioso enviando el embase de cartón al piso con un ruido sordo.-

—Yo... --levantó la mano inocentemente con su cara de perro mojado- No me pegues -agudizo la voz como la de un niño pequeño e hizo puchero-

Él frunció el ceño, debatiéndose si debía pegarle por ser un estúpido o por haberse tomado toda la leche. Se decidió por ignorar las ganas que tenia de estamparle la cara contra le heladera.-

—No estoy de humor para tus idioteces, Erick.-

—¿Qué fue lo que paso? , ¿____ vio tu cara  y no quiso saber más nada contigo por eso? -Dijo haciéndose el psicólogo poniendo sus manos juntas, a la altura de su pecho, en forma de pirámide- Cuéntame hijo, anda.

Christopher puso a un lado toda tranquilidad que habia entrado a su cuerpo y empezó a correr a su amigo por toda la casa.-

—Quise decir, tu cara de traste-dijo Erick mientras corría. Como si cambiar una palabra disminuiría las ganas que Chris tenía de romperle la cara.-

—Estas muerto, Colon.

Se encontraba en la zona del living, ambos separados por una mesa. Sus respiraciones eran agitadas por causa de la corrida de hace unos minutos. Ambos se miraban a los ojos como si eso pudiera decirles de alguna forma el siguiente paso que el otro iba a dar.
Erick arremetió hacia la derecha al momento que Chris lo asía hacia la derecha. El bronceado comenzó a correr como si su vida dependiera de ello, aunque en cierto modo, si Christopher lo lograba alcanzar no iba a ser para jugar a las cartas mientras comían una pizza. Lo que <<"corre como si su vida dependiera de ello">> sería literalmente.-

—Calambre, Calambre -Erick se tomó el pie izquierdo tirándose al piso. Dejándolo vulnerable- No me mates, por favor -lloro falsamente. Definitivamente tenía que ser actor, se llenaría de dinero y no tendría que andar metiéndose con gente peligrosa.-

—No voy a matarte. Esa corrida me ha bajado las ganas de asesinarte-le tendió la mano para ayudarlo a pararse. Cuando estuvo en pie recibió un golpe en su estomago por parte del antebrazo de Chris, doblándolo en dos por el dolor que aquello le había producido.-

—Dijiste que... se te habían ido las ganas -dijo entre cortante por la falta de aire, mientras se sobaba el estomago con las dos manos--

—De asesinarte. No de golpearte-sonrió triunfante volviendo a la cocina--

—¿Y ahora que hizo ese tipo? -dijo su amiga entrando como si fuera su casa, seguida de su novio.-

—Robo el auto de Justin -dijo a pesar de la presencia de Richard. Era su amigo después de todo.-

—Ves, _____. Por eso no quiero que andes con ese -dijo maternalmente. No podía culparla por preocuparse por ella.-

—Ya le deje en claro que no quiero verlo.-

—Me parece bien, a ver si de una vez por todas entiende que no tiene que acercarse más a ti. Está arruinando nuestras salidas, _____. No puedes encerrarte aquí. Anda, solo serán unas horas. Te prometo que la pasaremos bien.-

—Anda, ____ --se metió Richard en la conversación, tratándo de convencerla para ir a un bar bailable- ¿Acaso te has vuelto antipática?-

—No soy antipática, Yashel -remarcó su segundo nombre, sabiendo que no le gustaban que le digan así.-

—Entonces demuéstralo... --balbuceó algunas palabras en busca de un nombre que la hiriera- Antonia... -dijo inseguro--

—¿Querías herirme?-

—Si...-

—No lo has logrado.-

—Si, lo sé-dijo por encima de ella--

—Ok-intervino la pelirubia-

—¿Han terminado de discutir? -ambos asintieron- Es hora de irnos-agarró a la morena por el brazo arrastrándola hasta la salida--

—Pero... no puedo ir así vestida-se miró. No era que estaba mal, pero le gustaba arreglarse un poco más a la hora de salir.-

—Te doy cinco minutos -le puso la palma muy cerca de la cara para darle a entender cuanto eran cinco. Como si ella no lo supiera, podía estar lista más rápido de lo que Abby lo hacía.-

—¿Cinco? Me van a sobrar minu...-

—Cuatro...-

—¿Tan rápido cuentas?-

—Sube... Escaleras... Ahora -dijo en partes. Lo último lo soltó elevando la voz--

—Te pareces a mi madre... --por la fulminante mirada de Abby entendía que debía callarse- Si, entendiendo. Mejor subo -susurró lo último, encaminándose a las escaleras-

Erick y Christopher se encontraban en la mesa devorando un plato de fideos, literalmente. Ya que no eran nada sofisticados al comer, entablaban conversaciones sin darle importancia a si tenían comida en la boca o no. Eran hombres y estaban acostumbrados a comportarse como animales, eso nada lo cambiaría.-

—Tengo una idea-dejo el vaso sobre la mesa con un ruido sordo--

—Erick, ¿Estás bien? ¿Llamo al médico? O mejor a los bomberos, ya que en cualquier momento va a salir humo de tu frágil cerebro -dramatizó Chris--

—Ahora no te digo nada -dijo ofendido--

—No me digas -enterró el tenedor en el plato y lo giro acortando cada vez más la masa de fideos que se posaban en este--

—Es sobre cómo puedes recuperar a ______ --alargó su nombre canturreando-Christopher dejó caer el tenedor sobre el plato. Por fin Erick iba a ser de ayuda, solo esperaba que no fuera alguna de esas estúpidas ideas que solían ocurrírseles. Como aquella vez que había dicho <<"Entremos a ese local y llevémonos algunos dulces, no lo notaran">> y a los pocos minutos el dueño del negocio los estaba echando a patadas de su local. Habían tenido suerte, ya que el señor de las golosinas no había llamado a la policía. Eran dos niños en ese entonces y lo había tomado como una travesura, por suerte.-

—Habla -lo amenazó con el dedo- -

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