La nueva

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El trayecto al apartamento transcurrió casi en silencio, Raoul de copiloto y atrás Agoney y Ana. Al aparcar me apresuré a ayudar a Ana con sus pertenencias a modo de disculpa. La Canaria me sonrió suavemente, cuando alcancé el asa de su maleta y empecé a tirar de ella, me sorprendí a mi misma dando un suspiro de alivio internamente. No sé por qué me preocupaba tanto agradarle.

Era una suerte que Raoul y yo viviésemos en el bloque contiguo al de Agoney y ahora también el de Ana, no lo decía solo porque Agoney se pasara más tiempo en mi apartamento viendo a su novio que en el suyo propio, sino porque la maleta de Ana pesaba y por mucho gimnasio que hiciese me estaba ahogando.

El resto de la mañana fue tranquilo, Raoul y yo nos fuimos a comprar comida y bebidas para la fiesta de bienvenida de Ana esta noche mientras que Agoney se quedó instalando a la Canaria en el apartamento. Después la pareja y Ana se fueron a comer por Madrid y yo me quedé en casa descansando ya que había salido la noche anterior de fiesta y no fue exactamente de las tranquilas.

A las nueve en punto llamaron a la puerta, sabía que llegarían primero los canarios y Raoul. O Aitana y Nerea que solían ser siempre las más puntuales, Ricky y Mimi se presentarían con media hora de retraso si había suerte.

- ¡MIRIAM! – exclamaron Aitana y Nerea a la vez que se me echaban encima a abrazarme.

- Hola peques, ¿Cómo estáis? – respondí dejando un beso en la cabeza a cada una.

- Mejor que tú desde luego, menudas ojeras llevas, ¿Otra vez saliste por la noche? – me contestó la del flequillo con los ojos muy abiertos.

- Pero, ¿No te ha contado Agoney? – saltó Nerea – si ha llegado tarde al aeropuerto a recogerles, Ana se habrá quedado alucinada

- Joder chicas, sois expertas en levantarle a una el ánimo así en un momento- repuse irónicamente mientras que me miraba en el espejo. Pues era verdad, tenía unas ojeras de aquí a mañana y eso que me había pasado la última media hora maquillándome para que no se me notase mucho.

En ese momento volvieron a llamar al timbre, efectivamente era el trío.

- ¡Leona! Vaya, que guapa, aunque tienes unas ojeras...- saludó el canario

- Ya, gracias Ago. Y si, ya me han dicho lo de las ojeras – resoplé.

- Un día te vas a quedar sin fuelle de tanto resoplar- contestó el rubio a modo de saludo.

- Hola- saludó tímidamente Ana - ¿Leona? – inquirió con una ceja levantada.

- Sí, bueno es que todos me llaman así, es un apodo cariñoso, será por la garra que tengo- repuse bromeando de forma chulesca.

¡Y POR EL PELO! – gritaron todos a la vez desde el salón haciendo que la Canaria y yo nos riésemos.

Me lo estaba pasando tan bien con mis amigos que no me di cuenta de que Ana se había quedado un poco apartada del grupo hasta que Aitana se levantó a hablar con ella, dejé que las dos hablaran a solas pero me acerqué disimuladamente para saber que estaban diciendo.

- ¡Hola Ana! ¿Qué haces aquí apartada? ¿No te vienes? – empezó la del flequillo.

- Hola Aitana – contestó Ana sonriendo- Estaba tomándome un descanso.

- ¿Por qué? ¿No te lo estás pasando bien? – continuó la más pequeña con el bombardeo de preguntas tan indiscreto como inocente.

- Sí, sí, no me malinterpretes, todos son geniales y me están haciendo sentir como en casa pero aún así se les ve un grupo muy unido en el que yo acabo de entrar y bueno, ya sabes cómo son estas cosas.

- Si...bueno Ana, no te preocupes sé cómo te sientes, cuando mi prima vino de Galicia también le costó abrirse pero mírala ahora- continuó señalándome- parece que lleva con nosotros toda la vida y aunque al principio fue duro...

Ahí fue cuando decidí intervenir, no es porque me molestara que hablaran de mí pero sinceramente prefería contar yo los detalles sobre mi vida privada.

- Aiti, peque a ver qué mentiras estás contando – bromeé aunque recibió una mirada de advertencia que interpretó perfectamente.

- Bueno chicas, me voy a ver qué está haciendo Nerea luego os veo.

Ana y yo nos quedamos sonriendo viendo como Aitana cruzaba el salón a saltitos para reunirse con el grupo grande.

- Aitana es un amor – comentó Ana girándose para mirarme- No sabía que era tu prima.

- Sí, es mi prima pequeña, de hecho ella es la que me animó a mudarme aquí, mi primer contacto en Madrid.

- ¿Sólo ustedes dos?

- De mi familia sí, los demás viven en Galicia, bueno, todos menos la hermana de Aitana, Amaia, que se fue a vivir a Barcelona, estudia piano en el conservatorio.

- Vaya me has contado todo el curriculum familiar- dijo riendo- pero ¿y tú? ¿Te viniste aquí por los estudios?

- Eh...si algo así. Bueno y tú que estudias Ana, ¿Te traigo algo más de beber?- continué señalando su vaso casi vacío.

- La morena me miró un tanto desconcertada por el cambio de tema pero siguió sin ningún problema la conversación – Estudio derecho pero he venido a la capital principalmente para presentarme a castings, mi sueño es formar parte de un musical, tengo un año para conseguir algo, si no volveré a las Islas y seguiré estudiando allí lo que me queda de la carrera.

Iba a contestarle cuando Mimi y Ricky irrumpieron en el salón haciéndose notar solo como ellos dos sabían. Saludaron efusivamente a todo el grupo menos a nosotras dos ya que nos encontrábamos apartadas del resto, cuando Ricky reparó en nosotras dio un codazo a Mimi para que se girase, supongo que me tocaba introducir a la Canaria, pero Mimi fue más rápida. Recorrió a Ana con la mirada y dijo en un tono sugerente:

- Vaya, vaya ¿Es que nadie me va a presentar a la nueva?

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¡¡Hola!! Muchas gracias por el apoyo al capítulo anterior y por todos los comentarios, aún está tomando forma la historia, un poco de paciencia. Un abrazo fuerte y doble🍀

PD: Intentaremos subir todos los días a las 00:00.

EL AMOR DE MI VIDA ||WARIAM||Donde viven las historias. Descúbrelo ahora