Era un día de esos que te pasas en casa sin hacer nada y más aburrido que una mona. Si tienes compañeros de piso quizás os enganchéis a algún juego tonto para pasar el rato y en eso es en lo que estábamos Raoul, Agoney y yo.
- ¿Ha entrado?- pregunté cogiendo otro cacahuete.
- Que va, anda vete a ponerte las gafas que no das ni una- contestó Raoul mirando el interior del vaso de plástico.
Habíamos puesto en la mesa de café seis vasos a distintas alturas e intentábamos colar frutos secos en ellos, cuanto más lejos estaba el vaso mayor puntuación tenía. Apasionante.
- Amiga, a lo mejor si dejaras de comerte todos los cacahuetes harías algún punto- le dije a Agoney. Estaba sentado en el sillón con la bolsa y se metía uno detrás de otro.
- Es que estoy con la ansiedad últimamente... Me da por comer - contestó levantándose y dando la bolsa a su novio.
- ¿Es por Ana?- pregunté preocupada.
- Si, es que lleva aquí meses y no ha conseguido nada. Ayer le llamó su padre para preguntarle y luego Ana se quedó fatal- contó el canario rascándose la cabeza- No sé qué va a hacer, como no la den un papel se va a tener que ir en nada a las Islas y seguir Derecho allí, sin tener ninguna alternativa para hacer lo que la hace feliz.
- No quiero que se vaya- confesé en alto- Quiero decir, ella está muy contenta aquí y bueno...creo que hablo por todos cuando digo que la hemos cogido mucho cariño.
- No pasa nada porque digas que como se vaya mi hermana después de pillarte por ella, te va a hacer la putada del siglo- me picó Agoney.
Iba a contestarle cuando Ana entró en el piso con unas diez bolsas mínimo y con una sonrisa que no le cabía en la cara.
- No sabéis lo bien que están las rebajas este año- comenzó ilusionada- Llevaba persiguiendo unos pantalones meses y me los he llevado por la mitad.
- ¿Mucha bolsa para unos pantalones, no?- comentó Raoul con sorna.
- ¿Hay lencería? – pregunté divertida, a lo que Ana me guiñó un ojo.
- Por favor, idos a un hotel- dijo Agoney.
- ¿Qué hacíais?- preguntó Ana asomándose en el salón y dejando las bolsas en el suelo.
- Nada, pasar el rato. Hoy es el típico día para no hacer nada – contesté sacando una camisa de una de las bolsas- ¡ME FLIPA! – exclamé tocando la tela- Es super suave, ¿Me la dejarás?
- Tu y las telas- rió la Canaria- Claro que te la dejo, amor.
- ¿Os apetece un cine esta noche?- preguntó Raoul mirando de reojo a Agoney.
Estuve estudiando toda la tarde en la biblioteca y ahora me dirigía al apartamento para arreglarme e ir al cine con mis amigos. Ana estaba en otro casting, esta vez en Toledo, así que me imaginaba que nos encontraríamos en la película directamente con ella.
Me extrañé al encontrarlo vacío, supuse que la pareja habría salido a dar un paseo pero decidí escribir por el grupo de los cuatro para confirmar que iríamos por separado. Me contestaron los tres diciendo que estaban yendo hacia allá, así que cogí mi cazadora amarilla y salí.
Cuando llegué a los cines subí directamente por las escaleras a la planta de arriba porque Raoul había comprado todas las entradas juntas por internet. Vi a Ana en el puesto de palomitas de cuclillas, hablándole a un niño pequeño que agarraba a su madre de la mano y miraba muy atento a la canaria. La escena me pareció de lo más tierno que había visto en mucho tiempo y sonreí sin poder evitarlo.
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EL AMOR DE MI VIDA ||WARIAM||
ФанфикCon 20 años Miriam se mudó de Galicia a Madrid, asentándose en la capital con el que más tarde sería su mejor amigo Raoul y con ayuda de su prima Aitana, la cuál parece ser la única que conoce el verdadero motivo de la mudanza de la gallega. Cuando...