Me despertó el sonido de la cafetera, me quité los rizos de la cara y miré de reojo el reloj, eran las diez y media. Me puse boca arriba y estuve unos instantes acostumbrándome a la luz que entraba por las rendijas de la persiana. Olía a café recién hecho y podía oir susurrar a Raoul y Agoney en la cocina para no despertarme.
Fui caminando descalza hasta allí y me quedé apoyada en el marco de la puerta mirando cómo se hacían carantoñas mientras preparaban las tostadas.
- ¡Eellaas domésticas! – saludé
- Hombre leona por fin te dignas a aparecer, si no fuese por tus ronquidos pensaría que te has quedado ahí seca.- me picó Raoul provocando la risa de Agoney.
- Yo no ronco amiga.– contesté tirándole el trapo de cocina fingiendo estar enfadada.
- Sí, si que roncas.– me giré y vi a Ana muerta de la risa, me rodeó y entró en la cocina para ponerse al lado de Raoul.
- Traición, traición a una amiga, que lo sepas Canaria.- le recriminé señalándole con el dedo, a lo que ella me guiñó el ojo de vuelta.
Nos sentamos los cuatro en la mesa, me fijé que Ana llevaba ropa deportiva y estaba algo sudada.
- ¿Has salido a hacer deporte?
- Sí, me fui a las siete y media a correr, he llegado hace poco más de quince minutos.
- Eeellaa deportista.– dije provocando la risa de Ana.
- ¿A las siete y media? Estás loca hermanita.– intervino Agoney.
- ¿Has pasado mala noche Ana? – siguió Raoul.
- Ana me miró fugazmente e intuyó que yo no quería que hablase de la pesadilla.- Bueno, he dormido de aquella manera la verdad, ya saben que en un sitio nuevo uno se tiene que acostumbrar... pero no se preocupen, en tres días estoy segura de que me tendrán que levantar a la fuerza de la cama. – me volvió a mirar y la sonreí agradecida.
Cuando terminamos de desayunar me duché y me vestí, tenía que llevar a Aitana a su primera clase de conducir. En el recibidor me encontré con Ana, que también salía a la calle.
- Hombre Canaria ¿a dónde vas?
- Tengo un casting en media hora para un musical.- contestó guardando la cartera en el bolso.
- Y ¿Cómo vas? Porque no tienes coche.- pregunté cruzándome de brazos.
- En metro, me han dicho que hay una parada si bajo por...
- Nada – la interrumpí- yo te acerco.
- ¿En serio Miriam? No quiero ser una molestia de verdad – dijo algo apurada.
- Que vas a ser una molestia, si tengo que acercar a Aitana a otro sitio, además, tiene pinta de que va a llover– repuse abriendo la puerta.
El trayecto al casting fue en silencio, pero no era un silencio incómodo, todo lo contrario. Había puesto mi playlist de fondo y me divertía viendo como Ana cantaba en bajito las canciones que reconocía.
Al llegar al edificio dejé el coche en segunda fila, cerca de la puerta.
- Bueno, pues ya estamos aquí – dije poniendo el freno de mano.
- Muchas gracias por traerme Miriam – la Canaria me sonrió y se acercó para darme un beso en la mejilla, no me había dado cuenta antes de lo bien que olía.
- No hay de que Ana, luego nos vemos – me volvió a sonreír y salió del coche.
- ¡Espera Ana! – grité, la Canaria se giró- Gracias por lo de esta noche, bueno y por no delatarme en el desayuno- Ana hizo un gesto de que no tenía importancia y entró corriendo, efectivamente llovía.
Recogí a Aitana de la residencia de estudiantes, estuvimos hablando de todo un poco hasta que llegamos a la autoescuela. Aparqué el coche y antes de que Aitana abriese la puerta para salir la detuve.
- Espera peque, tengo que contarte algo – dije mirando hacia abajo.
- ¿Qué pasa Miri? – preguntó preocupada.
- Ayer... tuve otra vez la misma pesadilla de siempre – confesé abrumada. Aitana esperó a que continuase- Sin querer desperté a Ana, y se quedó a mi lado hasta que me volví a dormir.
- Jo Miriam, siento mucho no haber estado, sé que era tarde pero ya sabes que puedes llamarme si lo necesitas. Me alegro de que Ana se quedase, no querría que hubieses estado sola- me abrazó y me sentí más tranquila al contárselo.
- Venga anda, que vas a llegar tarde – quise terminar con el momento porque sentía que me iba a poner a llorar.
- Vale pero llámame, ¿Eh? – me advirtió señalándome con el dedo, para después cerrar la puerta y lanzarme un beso por el cristal.
Cuando llegué al apartamento sentí la necesidad de coger la guitarra y sentarme a los pies del sofá, estaba agotada y dejé que los recuerdos vinieran a mí cuando comencé a cantar.
Vuelve... que te estoy confundiendo con las flores,
que adornan los defectos de las casas, donde aún hablo de ti.
Vuelve, y vuélvete a reír mientras bailamos, y riégame el jardín, que ya no llueve.
Mañana hay una fiesta y me ha invitado, el ron a hacerme daño, a hablarle a otras mujeres, del cielo de tus labios.
Ahora que vivo solo me crecen tus enanos,
me dan miedo las noches,
te quiero pero es raro.
A medida que la letra iba avanzando pensé en sus ojos verdes, como el tallo de las flores en primavera y en cuanto los echaba de menos.
Pensé en lo lluviosa que era Galicia y en lo poco que lo era Madrid.
Pensé en las malas decisiones que últimamente estaba tomando, demasiadas fiestas y demasiada gente que pasaba para estar un rato en mi vida, sin llegar a quedarse nunca.
Pensé en que efectivamente me daban miedo las noches, encontrarme sola, y que volvieran las pesadillas. Se me vino a la cabeza Ana, a la que agradecía más de lo que ella podía imaginar lo de la otra noche, en cómo inexplicablemente me hacía sentir en casa y en como echaba de menos esta.
Paré de cantar cuando sentí que el estómago se me hacía un nudo y aparté la guitarra, justo en ese momento me vibró el móvil, era un mensaje de mi prima, Amaia. Estaba conociendo a un chico del conservatorio, Alfred, y al parecer les iba bastante bien, me alegré muchísimo por ella.
Pero sobre todo agradecí que el mensaje llegara en el momento justo, disipó todos los pensamientos que habían inundado mi cabeza hacía un momento. Me toqué el cuello buscando el colgante y suspiré cerrando los ojos.
Era hora de volver a la realidad.
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Este capítulo es un poco más intenso que los demás, Lucía ha hecho un trabajo increíble, esperamos que os sigan gustando los capítulos y como toma forma la historia, ¡GRACIAS A TODXS!🍀
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EL AMOR DE MI VIDA ||WARIAM||
Hayran KurguCon 20 años Miriam se mudó de Galicia a Madrid, asentándose en la capital con el que más tarde sería su mejor amigo Raoul y con ayuda de su prima Aitana, la cuál parece ser la única que conoce el verdadero motivo de la mudanza de la gallega. Cuando...