꒰❁ཻུ۪۪ ; 6

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Al final del día sólo deseaba poder llegar a casa sin encontrarse a MinHyuk y esta vez no por temor, sino por pensar en algo.

Quizás le estaba dando demasiado vueltas, ni siquiera era tan cercano al mayor como para sentir culpa, pero aunque deseaba dejar ese asunto de lado y concentrarse en sus actividades, seguía siendo un regalo sincero que simplemente se había deshecho.

Llamó al ascensor cansado mientras sacaba de su bolsillo su celular y lo prendia. Entró al interior del ascensor sin dejar de mirar la pantalla y leer los mensajes recibidos, además de revisar brevemente sus diferentes redes sociales.

Justo antes de cerrarse una mano se interpuso en el proceso de cerrar las puertas metálicas.

—Ah, creí que no alcanzaría. — soltó agitado y cansado.

JooHeon se quedó quieto, realmente se había sorprendido, estaba demasiado concentrado en su celular que le había tomado por sorpresa causándole un pequeño susto.

—¿Va al quinto piso? — preguntó curioso el chico observando en la pantalla el número. — ¡Yo también!— exclamó con una amplia sonrisa.

JooHeon sonrió nervioso sin saber que decir, no sabía si seguir la conversación o simplemente dejarlo pasar. Claramente ese chico no vivía ahí, o al menos no en ese piso.

De ser así JooHeon conocería aunque sea de vista a aquel pelinegro; era atractivo, con una bella voz, un cuerpo que parecía haber sido tallado por los mismos dioses y esos jeans de cuero le hacían lucir un perfecto trasero, ¡Era imposible que pasara desapercibido!

—¿Vive en ese piso? — se atrevió a preguntar JooHeon guardando nuevamente su celular en su bolsillo delantero.

—Yo no vivo aquí, sólo vengo a ver a alguien.— contestó sonriendo.

El ascensor se detuvo y abrió lentamente sus puertas, ambos salieron y se detuvieron un momento en la pequeña recepción.

—Bueno, que tenga una linda noche.— se despidió el chico haciendo una leve reverencia.

—Igualmente. — JooHeon imitó su acto. Extrañamente le había agradado ese desconocido.

Ambos caminaron a la misma dirección unos segundos, se detuvieron y se miraron confundidos.

—¿Está siguiéndome? — preguntó JooHeon divertido.

El pelinegro empezó a reír. —¡Juró que no!

—Quizás sea el destino. — Bromeó JooHeon. El par volvió a retomar su camino en silencio, cada vez eran más puertas por detrás de ambos y ningúna era el objetivo del pelinegro.

Sólo faltaban un par de puertas para llegar a su apartamento y su curiosidad de saber a quién iba a visitar el chico eran aún más grandes.

A un par de metros de su apartamento empezó a sacar sus llaves para entrar lo más rápido posible y no toparse con MinHyuk por casualidad.

—¡Ahí es!— el chico se adelantó al final del pasillo y tocó repetidas veces el timbre. Era la puerta de MinHyuk.

En cuestión de segundos la puerta se abrió mostrando a un MinHyuk con una camisa azul cielo y con las mangas arremangadas al nivel de los codos, traía puesto por encima un mandil de cocina negro y en su mano llevaba una cuchara, posiblemente se le había olvidado dejarla por abrir la puerta rápidamente gracias a la insistencia del pelinegro en tocar el timbre tan desesperadamente.

—¡Hyung! — Exclamó feliz el rubio lanzándose al chico y abrazarlo animadamente mientras ambos gritaban felices.

JooHeon sólo los miraba en una especie de sorpresa y confusión. Realmente no sé lo esperaba, por no mencionar que tampoco quería toparse con MinHyuk.

Antrofobia ; JooHyukDonde viven las historias. Descúbrelo ahora