Regulus Black, el Arma Slytherin

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Harry se fijó en la fotografía: Un equipo de Quidditch de Hogwarts que sonreía y saludaba desde el marco. Se acercó y pudo apreciar las serpientes en los blasones de sus pechos: Slytherins. Reconoció inmediatamente a Regulus como el muchacho sentado en el centro de la primera fila: Tenía el mismo cabello oscuro y se le veía ligeramente altanero como su hermano, aunque era más pequeño, más delgado y bastante menos apuesto de lo que Sirius había sido.

-Jugaba de Buscador,-Dijo Harry.

Harry Potter en la habitación de Regulus. 

Capítulo 10, Harry Potter y las Reliquias de la Muerte


Regulus Black, el arma secreta de Slytherin  

Regulus Black, el arma secreta de Slytherin  

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Musicalización del capítulo: Fleetwood Mac - The Chain (1975)

Me ajusté unos protectores sobre los pantalones, unos guantes de cuero en las manos, y me anudé una coleta alta y más apretada de lo normal. Ningún pelo fuera de su sitio debería estorbar.

Me miré frente al espejo. Ese día mi rostro reflejaba excitación y nerviosismo en porciones equitativas. Era la esperada final de Quidditch del curso escolar; y aunque era jugadora de reserva, no dejaba de ser parte de ese gran equipo que competía por la copa de 1975.

Y como no podía ser de otra manera, en esa final se cernía sobre la población, tanto docente como estudiantil, la expectación de un glorioso juego entre los titanes del colegio; El clásico más viejo que el tiempo mismo: Gryffindor vs Slytherins.

Este juego se bañaba de algo más que una rivalidad entre casas, Gryffindor tenía de su lado al habilidoso león acróbata del colegio, el "héroe" sobre la escoba, James Potter. Por su parte Slytherin, unos catedráticos de la estrategia, planeaba atacar sin piedad con su nueva "arma secreta", o al menos así lo había anunciado Emma Vanity, capitana de los capas verdes y la golpeadora estrella de la generación. Así que el partido se había convertido en el "gran evento" donde dos leyendas disputarían la victoria del Quidditch. Era imposible perdérselo.

Las gradas se llenaban de entusiastas aficionados. Las banderas rojas colmaban la mitad de la circunferencia del campo. En la otra mitad, y contando con un escandaloso grupo de animadores, podíamos ver las caras pintadas de un verde Slytherin. Los palcos eran ocupados por miembros del profesorado y personal de todo tipo. Y si mi vista no me fallaba, hasta se podía ver a los invitados externos al castillo, como los remilgados padres de Sirius Black.

Era como observar en cámara lenta, casi al ritmo de los tambores de las porras, a los miembros del equipo de Slytherins que caminaban rumbo al campo con tal solemnidad, que era difícil perder detalle. Cada uno cargaba con su reluciente escoba voladora, encabezados por la despampanante Emma Vanity, hermosa, esbelta, de mirada felina y portadora de un bate profesional que parecía decorado por artesanía de duendes. Era seguida por Régulus Black, el hermano menor de Sirius, el debutante de ese año, en cuyo cuello colgaba un par de protectores para ojos de cuero de dragón. Se decía que era el mejor buscador del equipo desde hacía dos décadas.

Amiga de James PotterDonde viven las historias. Descúbrelo ahora