UNA AMISTAD ENTRAÑABLE, UNA TENSIÓN SEXUAL INSOPORTABLE ||
Ajusten sus audífonos y preparen cerveza de mantequilla, están por comenzar un viaje al Hogwarts de los años 70's
→HISTORIA TERMINADA
→ MISTERIO ♥ COMEDIA ♥ AMISTAD ♥ DRAMA
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Macdonald, la insufrible mocosa de Gryffindor. Tuve, por desgracia, el infortunio de compartir curso con ella, por lo menos esos años que estuvo en Hogwarts, antes de su merecida expulsión. Una lástima que este castigo no se extendiera a otros Gryffindor. No tengo mucho que decir sobre ella, además, mi tiempo es demasiado valioso y escaso como para agotarlo en hablar de personas que no merecen la pena.
***
Era muy irónico. No sentía ningún agrado por Snape y nuestro odio, aunque nunca al nivel de James y éste, era en cierto modo un acuerdo tácito. No nos caíamos bien, aunque pudimos de muchas maneras ser buenos aliados.
Por ese periodo pude imaginar con mayor precisión lo que sería estar en sus zapatos. Creo que su relación con los Gryffindor era irónicamente igual que mi relación con los mismos:
Estaba involuntariamente distante de mis dos mejores amigas, sin saber cómo poder acercarme a ellas para que las cosas volvieran a ser como antes. Y por otro lado, James y yo teníamos una relación deteriorada, era más un ex-amigo muy distante con quien coincidía en clase, alguien con quien ya no compartía nada, salvo recuerdos entrañables de un equipo al que ya no pertenecía; y tras la ruptura de una relación romántica con el que fuera su mejor amigo, las cosas habían empeorado aún más (Si eso era posible), por que intentar robar el mapa de las manos de Sirius fue como si hubiese querido robarle a toda la pandilla. Incluso cruzar las miradas por accidente se volvía una interacción incómoda que, por mi parte, evitaba como pudiese.
Y entonces, en mi sed de perturbada y paranoica curiosidad, terminé espiando a los Gryffindor. No fue, hasta saber que me había enterado demasiado, que me percaté de que estaba volviéndome en la versión femenina de aquél Slytherin.
«Debería avisar a Dumbledore» Instaba una voz dentro de mi cabeza mientras los alrededores en el comedor se tornaban más y más obscuros «...si se lo dijera a Dumbledore pondría fin a esa locura a tiempo».
Había lidiado con el dilema por días, desde que me había enterado del plan, (por lo menos de lo esencial que me había hecho saber Sir Cadogan y lo que había deducido por mi cuenta). Y aunque estaba consiente de mi relación desfigurada con James, y (por increíble que a mí misma me parecía) también por Sirius, no podía evitar preocuparme por ellos. Sabía que estaban arriesgándose demasiado. Sabía que su espíritu intrépido, su amor por los riesgos y la desbordada autoconfianza, los estaba haciendo pensar muy por encima de la cordura y la razón.
¿Cómo era que Marlene Y Lily pudieran ser partícipes sin poner un alto?, ambas eran de mente sensata, podían anticipar mejor que nadie las irremediables consecuencias que podía tener ese plan.
No dejaba de carburarlo y masticarlo lentamente dentro en mi mente, mientras revolvía la comida de mi plato con el tenedor sin haber tocado la cena desde hacía media hora.
