UNA AMISTAD ENTRAÑABLE, UNA TENSIÓN SEXUAL INSOPORTABLE ||
Ajusten sus audífonos y preparen cerveza de mantequilla, están por comenzar un viaje al Hogwarts de los años 70's
→HISTORIA TERMINADA
→ MISTERIO ♥ COMEDIA ♥ AMISTAD ♥ DRAMA
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
EL MORTÍFAGO
Musicalización de capítulo: The Jimi Hendrix Experience - All Along The Watchtower
—Cornamenta...
—Estaré bien—Dije cargado de auto confianza — ...todo saldrá bien—Intentaba calmar a un intranquilo Remus Lupin.
—Confío en que así sea—. Asentó el rostro procurando mantenerse solemne, pero sin que se lo propusiese un dejo de preocupación titilaba en sus ambarinos ojos.
Dada su condición de hombre lobo, durante aquella luna llena de abril se vería obligado a permanecer encerrado en la casa de los gritos. Pero aquello no era lo que le mortificaba, comprendía mejor que nadie que esa noche las circunstancias nos impedían acompañarle como animagos. Su inquietud se debía a que había llegado "el día". La noche en dónde aceptaría la invitación de Voldemort para unirme a su causa como mortífago y ejecutar un tambaleante plan en el que habíamos trabajado a lo largo de dos semanas. Un pequeño error podría cobrarse de manera fatal.
Madame Pomfrey lo esperaba fuera de la sala común, como cada noche de luna llena, lista para escoltarlo hasta el resguardo de la Casa de los Gritos. Nos despedimos con un gesto amistoso de puños y un semi-abrazo fraternal. Asentó la barbilla en un gesto afirmativo y se perfiló rumbo a la salida descompuesto por el dolor de su próxima transformación.
Miré la máscara que descansaba sobre el edredón de mi cama. Elevé mi mirada hacia la ventana. En mi cabeza se materializaban las indicaciones que habíamos acordado una noche antes para ejecutar aquello que habían apodado "La operación".
«—Repasemos el Plan —propuso Caradoc Dearborn.
Estábamos reunidos alrededor de un charco de luz a mitad de la imperante obscuridad. Evans, Sirius Black, Caradoc Dearborn, Peter Petigrew (a quién no queríamos dejar fuera) y, por supuesto, yo, mientras que Marlene y Remus rondaban la zona en pretexto de su patrullaje como prefectos.
—No esperes a la luna llena para colocarte esa máscara, no puedes mostrarte titubeante»
Suspiré. Me encontraba completamente solo en la habitación y estaba por aceptar una invitación del propio Voldemort. No tenía idea de muchas cosas, ni siquiera estaba seguro de lo que ocurriría si la magia albergada en esa máscara detectaba mis verdaderas intenciones al ponérmela encima. Observé el cielo, los primeros amarillos deslavados se asomaban. Un brillante sol rojizo se ocultaba tras las montañas en un lejano horizonte. Era hora.
«Notarás que unas instrucciones se marcarán delante de tus ojos, entre más rápido la acates mejor. No son bien admitidos los retrasos...»
Unas letras, oscilantes y humeantes se dibujaron delante de mis ojos, cómo si la máscara contara con lentillas invisibles que mostraran ante mis pupilas palabras que se alzaban como hilos de humo verde.
