Capítulo XXIV: En El Fondo Del Océano

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Andrés

Pedro me da un abrazo de oso comenzando a asfixiarme, hago todo por soltarme hago que se golpeé con las paredes, me canso de intentar jugar limpio y le pico un ojo con mis dedos y me suelta echándose hacia atrás – ¡Eso es jugar sucio! – me doy la vuelta rápidamente y le doy una patada en el pecho – Dejamos de jugar limpio desde el momento que secuestraste a mi prima – Intento golpearlo con un derechazo, pero él se aparta esquivando mi golpe, luego me toma por el cuello y volviendo a demostrar una gran fuerza física me lanza contra un mueble, caigo de espaldas al mueble haciendo que este caiga hacia atrás, me intento levantar rápidamente del suelo, pero Pedro me da una patada en la cara que me mantiene abajo y me deja un poco aturdido, él comienza a buscar una de las pistolas que soltó, estoy aturdido, pero no lo suficiente como para aplicarle una lanza a su espalda, y lo hago, pero él no cae, él se golpea la cara contra la pared, inmediatamente se da la vuelta, su pie está en mi cara otra vez, esta vez no me levanto, estoy demasiado aturdido como para hacerlo, él tomo la pistola y entre risas me dijo – Conozco una frase muy bonita, dice así, los sueños mueren cuando muere el soñador, y tú ya estás muerto Andrés – Me apunta con la pistola y dispara, pero esta no tiene balas, escucho que se pregunta así mismo – ¿Es enserio? – Y lo último que veo y lo último que siento, es un fuerte golpe en mi cabeza con la pistola.

Despierto poco a poco – ¿Ya despertaste? – escucho su espantosa voz, abro mis ojos bien y miro a mi alrededor – ¿Listo para continuar la fiesta? – Detallo el lugar, estoy en medio del océano en un bote, amordazado, con las manos y los pies amarrados con una soga, ya comenzó la persecución, él sol se asoma en el horizonte, mientras que aparte del ruido del motor del bote, escucho un poco alejado el ruido de las sirenas de los bote oficiales y hay algo en el cielo, dos helicópteros, uno debe ser el de policías y el otro quizás el de las noticias – Dicen que en el mar la vida es más sabrosa, ¿Cómo crees que será la muerte?... muy trágica ¿Verdad?... ¡Oh cierto!, no puedes hablar, entonces te tocará escucharme hablar por horas y horas hasta que llegue tu muerte, morirás como un buen marinero, comido por tiburones – intento desatarme, pero la cuerda estoy muy apretada, él está tan concentrado en escapar que no se percata cuando saco una navaja de mi bolsillo sigilosamente y comienzo a cortar la cuerda de mis manos – Probablemente te preguntarás, ¿Quién soy? ¿Porqué soy así? – continúo cortando la cuerda, sigue sin darse cuenta – No me llamo Pedro Pérez, es solo otro nombre con el cual me atraparon, soy hijo de una mujer mexicana y un hombre americano, nací y crecí en Estados Unidos bajo el nombre de Emmanuel Jones – Este hombre me aburría demasiado, pero su historia lo estaba distrayendo.

Sigue contando su aburrida historia – La calle fue muy dura conmigo durante mi adolescencia, sin amigos por ser hijo de una mexicana, nunca hice contactos por eso. Mi madre me enseñó a hacer máscaras desde niño, era un talento que tenía toda mi familia, y antes de morir ella me lo enseñó, la mató el racismo policial norteamericano y luego de su muerte, mi padre me echó a la calle, decidí usar mi legado familiar para vengarme, lo perfeccioné y llevé a otro nivel, asesiné policías para asesinar a los culpables de la muerte de mi madre, fue entonces cuando se me conoció como Pedro Pérez, había un oficial con ese nombre y fue a quién asesiné – Listo, corté la soga, pero me mantuve en mi lugar como si no lo hubiera hecho.

Él continuaba contando su historia – comenzaron a buscarme y viví bajo otra identidad, la de un poderoso empresario, Geoff Johnson, usé esa identidad para llegar hasta mi padre, que estaba teniendo éxito en un negocio multimillonario que había emprendido, llegué hasta él, lo ilusioné sobre apoyarlo en este proyecto y luego, lo asesiné con mis propias manos, fue cuando me descubrieron, viví cambiando de identidad hasta llegar a la frontera, donde hui, supe que se me conocía como "The Chamaleon", sonaba bien para mí, decidí aceptar mi nueva vida, me dio millones y millones eso de asesinar a Geoff, me quedé con su fortuna transfiriéndola a distintos bancos clandestinos, y también me quedé con la fortuna de mi padre, de esa manera terminé viajando por el mundo, asesinando personas y usurpando sus identidades para hacerme con su fortuna y darme buenos lujos, nunca antes estuve en prisión... hasta que – Puso su voz gruesa – Un pequeño cantante de segunda apareció y desbarató mis planes en Venezuela.

La Melodía del AmorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora