Capítulo XVII: Una Triste Canción de Amor

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Otra mañana despertando de mi manera favorita, sus ojos son lo primero que veo, me vuelven a alegrar el día – Buenos días, mi poeta – Sonrío con mis labios – Buenos días, mi musa – acaricio su mejilla con mis dedos – Adivinaré, soñaste conmigo otra vez – Sonrío – Sí, ¿Cómo lo sabes? – Ella se echa reír – La costumbre... y dime, ¿Qué soñaste esta vez? – Hago un esfuerzo por recordar, y me pongo serio – Que te perdía – Su cuerpo se desvanece mientras sus palabras retumban en mis oídos – Adiós – Es entonces cuando mi mano deja de acariciarla, y cuando me doy cuenta estoy acariciando el aire, entro en desesperación – ¿Ysabel? – digo a la nada, intento bajar de mi cama para salir a buscarla, pero me quedo en ella al ver una enorme serpiente cubriendo todo el suelo de la habitación, me siento observado, y al voltear, tengo a esa enorme serpiente de frente atacándome...

13 de Enero de 2020

Despierto sudando frío, tuve otro mal sueño, han pasado tres meses desde que ella ya no está en mi vida, dejó de asistir a la universidad desde ese día, reprobó el semestre, no la he vuelto a ver más que por fotos, las fotos que nos tomamos juntos, mis mensajes no son respondidos, ni mis llamadas contestadas, me bloqueó de sus redes sociales, no he ido más a su departamento, lo único que me ha mantenido vivo todo este tiempo, es mi corazón que aun late, y mis amigos que me dan ánimos, tengo un fuerte dolor de cabeza, tomo una botella de ron que está a un pie de mi cama y aun contiene un último trago de la bebida – Para intentar olvidar – Digo echándome aquel último trago, creo que ahora sé cómo se sentía Daniel, desde que no veo a Ysabel, he notado que el ron más amargo sabe dulce, y que mientras tengas esas "dos botellas de más" ingeridas, tienes una amnesia momentánea, olvidas todo aquello que te hace daño, pero el efecto no dura por siempre... así he vivido mi vida en los últimos meses, en cuanto a mi álbum, su fecha de lanzamiento está prevista para el 28 de este mes.

Tengo que mencionarles, que en medio de tanta tragedia hay algo bueno, me compré una motocicleta, es una Suzuki, totalmente negra, modelo GSX-S1000 ABS, es día de ir al estudio, tomo una chaqueta de cuero que guinda de la tabla de mi cama y me la coloco, tomo las llaves de la motocicleta que están en un clavo en la pared y el casco que está sobre el mesón de la cocina, acelero la moto y salgo a toda velocidad cuando mi hermana me abre el portón, ¿porqué una moto?, cuando salgo con ella en las noches y pega la brisa en la cara, me ayuda a reflexionar, por eso una moto, aunque no soy gran fanático de ellas.

Espero ansioso que el semáforo cambie a verde, supongo que querrán saber que ha pasado con las demás personas en mi vida, no ha sucedido mucho que digamos, Johan abrió un bodegón en la ciudad, ahora se la pasa en los estudios sólo para pasar el rato, Freddy aún sigue en lo suyo, aunque Neny no tiene mucho tiempo en la disquera, su nombre se está barajeando para ser la nueva vicepresidenta ejecutiva, Stefany está embarazada de José, Cristofer, él está siguiendo los pasos de Johan, está construyendo algo en la ciudad, pero no nos ha dado mucha información, no sé que pueda ser, en cuanto a Daniel, bueno, no lo he visto más, sigue en San José, supongo... el semáforo ya cambió a verde.

Llego al estudio, los muchachos están esperándome afuera, observo bien la escena, hay autos policiales en el estacionamiento, estaciono la moto cerca de ellos y me dirijo a los muchachos – ¿Qué hacen afuera? ¿Qué sucede aquí? – Freddy es el único que me responde – No lo sabemos, llegamos y ya estaban aquí, el director no se ha pronunciado aún, tu prima está adentro – Era obvio de quién hablaban, pero aun así pregunté – ¿María? – Johan me respondió – Llevamos una hora mandándola a llamar para que nos diga que rayos ocurre y nada que viene – Mi teléfono sonó, era una llamada entrante de mi mamá, le contesté – Dime que no estás metido en un asunto de drogas – Es raro que me diga eso – No, ¿por qué? – Suspiró – La policía está en la casa – me pareció realmente extraño que también estuvieran en mi casa – Te avisaré si sé algo, tengo a Maria cerca, hablaré con ella – Muy tiernamente me dijo – Está bien, cuídate mucho – y colgó la llamada, miré a los muchachos con mucha preocupación – Ahora sí está pasando algo raro aquí – Cristofer me miró raro y preguntó – ¿Por qué lo dices? – a lo que respondí – La policía también está en mi casa.

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