TERCERO

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El humo dentro de la estancia, hizo que por un momento me perdiera entre tanto bullicio y alboroto. A pesar de estar acostumbrada a esto, me senté de nuevo en el taburete de hace un rato y Suga aparece frente a mí.

—Maia —sonríe de lado, sus ojos están como siempre, inyectados en sangre.

—Suga —asiento y él me mira de arriba a abajo, pero en él no veía ni un poco de malicia, aún sabiendo la clase de persona que es.

—¿Has visto a mi chica? —preguntó, recibiendo de mí una simple negación.

—Es tu chica, ¿No? —resalté el significado y éste sonrió mostrando sus dientes, haciendo que sus ojos se achinaran un poco más.

—Si, pero es tu chica también. Ya sabes... —enseguida supe a que se refería y me acerqué a él.

—Suga, puede ser mi chica, sí, pero que quede algo en claro: no la comparto con nadie en la cama—pasé la lengua por mi labio inferior en un acto provocativo y sólo aclaró su garganta.

Aroa y yo, nos ganamos esto gracias a los espectáculos bochornosos que realizabamos, a veces salíamos agarradas de las manos y eso incitaba a los chicos a querer tríos, e incluso pajearse mientras nos miran teniendo sexo. La típica fantasía de hombres, despertabamos todos esos deseos.

Lo que realmente pasa es que, nuestra relación es muy estrecha, ni somos novias, ni mucho menos homosexuales; es el cariño exclusivo que puede haber entre dos hermanas, más nada. Nos divierte ser el centro de atención y eso es algo que tenemos en común, tanto con ella, como con Vera.

—¿Entonces? —alzó sus cejas.

—Estoy segura que ella debe estar buscándote a tí también —le di un pequeño empujón— ¡Búscala! —grité y él se sobresaltó.

Sé que estaba bajo los efectos de alguna droga, lo cual lo hace estar y reaccionar como si de una cámara lenta se tratase.

Se fue a otra parte y le pido a J-Hope un trago fuerte. No sé qué me pasa hoy.

Siempre logro alcanzar mi punto límite, ya sea  teniendo sexo con algún chico guapo que pueda entrar aquí. Digamos que, es el bar dónde viene los hombres más excesivamente deseables de Daegu.

—Aquí tienes, preciosa —Hope me guiña el ojo y yo le regreso el gesto.

Escucho que la música se detiene y un sonido horrible ocasiona que mi tímpano casi colapse. Era el micrófono.

—¿Hola? —era una voz conocida, demasiado diría yo. Sonreí porque viene la diversión para mí sin saber de qué se trataba.

Me levanto, pido otro trago que enseguida es servido y camino a la tarima, dónde la figura morena de Vera con un vestido blanco pegado a su cuerpo y tacones plateados que brillaban aún a la poca luz, se encontraba allí, sonriendo como siempre.

Llegó el momento.

—¡Música por favor! —gritó en dirección al Dj designado esta noche.

Comenzó a sonar una sensual melodía que, encendió todos los sentidos de aquella mujer, tanto como para que comenzará a mover sus caderas de la forma más seductora posible. Todo al ritmo de la música.

Su vestido se subía con cada movimiento y mordí mi labio para reprimir una risa.

En cuestión de segundos, todos estaban al rededor de la tarima, observando como la morena se movía; miré a Jimin y sus ojos estaban abiertos como platos, y su boca abierta como si en cualquier momento su mandíbula fuese a caer al suelo.

TWO... THREE © | V, BTS. 🔞Donde viven las historias. Descúbrelo ahora