TWO... THREE © | V, BTS. 🔞

VIGÉSIMO PRIMERO

—No tenías porqué hacerlo —digo, y le doy una media sonrisa a V cuando deja mis maletas justo detrás de mí.

—Después de ese sexo en la tina, creo que sí no tenía porqué —rasca su nuca y comienza a morder su pulgar en una muestra de nerviosismo.

¿Qué? ¿Él nervioso? Lo veo y no lo creo, se supone que ante mí no tendría porque sentirse de este modo.

Me volví a la puerta y comencé a tocar el timbre varias veces hasta que escuché un grito de "¡esperen, maldita sea!" Y sólo sonreí.

—¿Crees que te cobren el desastre que haz dejado? —dice y niego, riendo.

—Se lo cobrarán a esa maldita traidora —mi sonrisa maliciosa aparece en este momento al recordar la sorpresita que le dejé a Vera.

—¿Cómo le haces? —volteo al escuchar su pregunta y tiene el ceño levemente fruncido.

—¿Para qué o qué? —me encojo de hombros.

—Para dormir todos los días tranquila después de hacer tantas mierdas...

No creo que sea él la persona o dictada para decirme que hago mierdas cuando él me ha dejado bien claro que también hace "mierdas" y no sé si peores, vaya a ser quién qué es lo que hace.

—¿Quién dijo que duermo tranquila? —le reprocho y abre su boca para decirme algo, pero entonces el sonido de la puerta acompañado de un par de taconeos al piso nos interrumpió.

—¿Qué...? —no la dejé terminar de hablar cuando pase por un lado, arrastrando mis maletas hasta el centro de la sala de estar, sentándome en el sofá y escondiendo mi rostro entre mis manos.

No quería demostrar debilidad y que todo esto me estaba afectado, por ende, actuaré como siempre, camuflajearé mi tristeza con ira.

—¿Qué hace aquí? —escucho la voz de Suga acercase— ¡V, amigo! ¿Qué hay?

Siento el movimiento de alguien sentándose a mi lado y respiro profundo, hasta que quita las manos de mi rostro.

—¿Qué sucedió? —la voz apacible de Aroa que siempre intenta calmar mis rabietas, me habla.

La miré y estaba vestida como si fuese a una fiesta.

Llevaba un vestido negro, que dejaba ver sus voluptuosos senos y llegaba hasta la mitad de sus muslos, medias negras y tacones del mismo color, como siempre, los más altos que consigue.

Su cabello caía en ondas y llevaba un maquillaje de noche, con su característico delineado perfecto y estaba vez, sus labios estaban untados con un brillo labial transparente.

—De todo sucedió —comencé a hablar cuando me percate que Suga y V no estaban aquí.

—¿Es por él, verdad? —señaló hacia la salida donde se encontraba V con Suga— ¿En qué lío te metiste, Maia?

—¡Déjame hablar! ¿Puedes? —rodé mis ojos— ¿Recuerdas que el apartamento estaba a nombre de Vera?

Enarqué una ceja y en ese mismo instante ella negó y después abrió su boca en modo de asombro, sin decirle nada, pudo imaginarse todo lo que había ocurrido.

—¿Tan mal...?

—Sí —no la dejé culminar su frase.

—Ahora está más claro —chasqueó sus dedos—. Violó todas las reglas de nuestra amistad o de esto que nos hizo creer todo este tiempo. Además, está más que claro que ella fue la culpable de que el maldito de Marc no haya muerto.