TWO... THREE © | V, BTS. 🔞

DÉCIMO NOVENO

Todo va en cámara lenta, no sé si sea ésta mi parte favorita de estar bajo estos efectos, pero me limito a sólo reír y V gira su vista hacia mí y sonríe. ¿Estará tan drogado cómo yo?

—¿Qué me miras? —me pregunta. La verdad es que no miro nada en específico porque todo se mueve a mi alrededor a un ritmo para nada normal.

—Todo tú —sonríe y se me es imposible no seguir su sonrisa —¿Por qué viniste por mí? —pregunto de repente y él sigue mirando al frente, yo lo imito mientras espero una respuesta de su parte.

—Quiero un día contigo —al fin responde y resopla— ¿En qué piensas? —vuelve a mirarme cuando se da cuenta que ya no lo miro a él.

Cambia el tema, y por más que esté en estos momentos volando por las nubes, sé que intenta no hacer el momento un tanto incómodo.

—Nada.

— ¿Segura? —me mira y vuelve su vista a la carretera.

—Segura —respiro hondo.

Al cabo de unos minutos, está aparcando en el estacionamiento de mi conjunto residencial. No sé cómo siempre termino accediendo a venir con él, ni Jungkook es capaz de dominarme de esa manera.

Aunque, seamos realistas, Jungkook es un niño aún, no es lo suficientemente maduro como para afrontar algunas situaciones de su vida, salta a la vista que es un niño mimado, no ha tenido que pasar por situaciones horribles que lo enseñen el valor de la vida y cuan dura es.

V y yo, nos quedamos en silencio un buen rato hasta que abro la puerta y me salgo del auto, él imita mi acción y llega hasta mí.

Estoy frente a él, tan cerca, que siento su respiración caliente en mi rostro. Hoy está vestido de negro totalmente, una chaqueta negra, vaqueros negros y sus botas negras.

—Pasaré por ti en la tarde ¿de acuerdo? —dice, al tiempo que me coloca un mechón de cabello detrás de mi oreja y con la otra mano, toma la mía.

Asiento.

Un momento, ¿Estoy accediendo? ¿Y mi regalo de cumpleaños?

—¿No te quedarás conmigo? —alzo una de mis cejas y me acercó más a él.

—Quisiera hacerlo, pero quiero que descanses —pasa un dedo por mis labios y no puedo evitar cerrar mis ojos para disfrutar de su tacto—. Además, estás muy ebria y drogada como para cogerte. Mañana no lo recordarás.

—¿Eres imbécil? —le espeté. Últimamente está jugando mucho conmigo y no me gusta. No sé en qué idioma decirle

—¿Ah? —frunció el ceño y yo me solté de su agarre.

—¿Para que mierdas me buscaste si me ibas a traer a mi casa? —estaba furiosa. Creo que toda la porquería en mi sistema comenzó a hacer efecto.

—¡Estás borracha y drogada, Maia! ¿Qué parte de eso no entendiste? —era su turno de hablarme a la defensiva.

—¡Me acordaría de las veces que tú y yo co...!

Me tomó de la nuca y me atrajo hacia sí en un beso feroz, su lengua al instante se introdujo en mi cavidad y ahora sí estoy segura, no podría olvidar lo bien que besa y las veces que nos revolcarnos juntos.  Es imposible, aunque los vicios invadan por completo todo mi cuerpo.

—Sé que te acordarías, pero, nena, quiero disfrutar contigo un día sin sustancia estupefacientes dentro de tu organismo. Así qué...—la mano que usó para halar de mi nuca, la colocó en mi mejilla y yo me aparté— nos vemos al amanecer. Descansa, por favor —susurró más cerca de mí.