Tormenta.

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La tormenta esa noche continuó con cizaña, la gruesa lluvia intentaba llevarse con ella todo mal sentimiento que cualquiera que la mirara tuviera en ese momento, la lluvia era amable, dulce, calmada a pesar de su fuerza, traía vida y se llevaba ella. Algunos la veían con melancolía, otros con esperanza, otros como una capa de protección para la intimidad, otros como recuerdos vagos de infancia y otros como señal, quizás habían muchas más interpretaciones para ella, pero para Bakugo era un aviso, un aviso que debía callar todo eso que estaba sintiendo. 


Con su mano derecha en su pecho, justo dónde el calor ajeno antes había hecho contacto, dónde las luces de la esperanza poco a poco comenzaban a apagarse, dónde Bakugo podía sentir como todo lo que sintió era incorrecto, dónde sintió el pánico recorrer cada fibra de su piel. Mordió su labio inferior con impotencia, ¿Qué significaba ese "gracias" de antes?, nada, no había nada que pudieran agradecerle, nada que tuviera siquiera un mísero argumento para decir un gracias de por medio, y no, no es que fuera amable o le quitara preso a sus acciones o palabras, cada cosa que hizo ese día fue un rotundo "nada". Se volvió a encoger en la cama, la posición fetal no se alejaba de su cuerpo, es que, se sentía tan minúsculo, tan malditamente nada. 

—"Bakugo" —

La voz de su profesor le había vuelto a los recuerdos y con ella todo lo que había pasado en el día. Apretó los ojos intentando ignorar la escena, pero era tan vivida en sus recuerdos que no pudo evitar recrearla, Uraraka cayendo frente a sus ojos y él totalmente congelado sin poder estirar su mano, Aizawa la había salvado.

Gruñó mientras se volteaba en la cama, sentía el frío del ambiente, pero estaba bien, un bastardo cómo él no merecía algo como el calor, no después de quedarse allí, de pie, sin poder hacer nada, viendo como ella, aquella que se había ganado parte de su corazón se estaba desmoronando frente a sus ojos. La escena de Deku casi totalmente destruido frente a sus ojos se repitió de nuevo, con la mano estirada, seguramente de camino a su muerte si aceptaba esa mano, pero, Bakugo no la aceptó, y porque no la aceptó ahora es que sentía que no poseía el derecho de aceptar a alguien, ¿Por qué alguien cómo él tendría que aceptar a alguien?, es decir, ni siquiera creía que alguien le aceptara, ella estaba totalmente descartada, ella amaba al mal nacido salva traseros de Deku, odiaba el hecho, pero allí estaba, y él, por primera vez estaba pensando en alguien más antes. 

"Gracias". 

Nuevamente las palabras de Uraraka retumbaron entre sus oídos, exactamente cómo cuando uno recuerda una canción y puede escucharla incluso con instrumental dentro de su cabeza, pero sus memorias le traicionaban, no fue el mismo tono lleno de cariño que Uraraka usó con su salvador, era un gracias, si, eso nadie lo cambiaba, pero uno simplemente por correspondencia, ¿"Gracias por ser tu y no Deku quién me vio en una situación tan vergonzosa"?, ¿"Gracias por dejarme ser la chica buena de siempre, ya no te necesito"?, es decir, incluso los villanos le buscaban, ¿Por qué él querría ser necesitado para algo bueno?. 

A pesar que era una tormenta eléctrica la luz no lograba entrar a su habitación, Bakugo veía todo negro, era casi como la sustancia que usaba el maldito bastardo de los portales para secuestrarlo, y por una vez quizás quiso fuera que eso fuera real y lo secuestraran una vez más, pero está vez para matarlo, ya no podía con esa presión en su pecho. 

Apoyó sus rodillas en la cama y ahogó su cara contra la almohada, su diestra seguía en su pecho y allí, apretando su camiseta intentó sacarse su corazón, había enterrado las uñas, pensó en usar sus explosiones y hacerse un puto agujero para dejar de sentir pero tontamente volvió a sus sentidos de golpe, se asustó de su propio pensamiento, allí ahogó un grito que pasó a ser un sollozo, y otro, y otro, eran pequeños alaridos que intentaban alejar esa oscuridad que le estaba rodeando, esa que se teñía de rojo por la sangre de All Might, por la sangre de el bastardo del Jeans y la maldita orca, todo por su culpa, porque era débil, porque era débil los demás debían ir a salvar su trasero sin valor. Eso era, no tenía valor, ¿Por qué siquiera estaba allí?. 

Se puso de pie, con una sonrisa desquiciada en sus labios, había encontrado la respuesta a todo eso, ¿Cómo podía ser un héroe si no podía salvar a nadie?, todos los días, a cada momento, siempre le recordaban que no tenía pinta de héroe, que jamás sería un héroe de esa forma. Bakugo comenzó a creerlo. 

Con aún la mano estrujando su corazón caminó hacía la ventana, y de allí la abrió dejando que toda la habitación se inundara de lluvia y de ruido, daba igual, ya no la usaría, todo le daba igual, incluso estaba ignorando la oscuridad que le rodeaba desde sus pies ayudándole a caminar, era como caminar sobre el mar, él poseía el poder y podía hacerlo, no era consciente que estaba caminando cada vez más al borde del balcón, después de todo no era muy grande que digamos. 

Un paso, otro, eran demasiados calmos, ni siquiera podían reflejar todo lo que Bakugo había sentido, eran.. Nada, porque Bakugo justamente en ese momento se sentía nada. Si cualquiera lo viera en otro momento pensarían que quizás se quería apoyar en la baranda para ver el cielo nocturno, pero no lo era, ¿Quién en su sano juicio estaría en medio de una tormenta observando eso?. 

—¿Bro? ¿Qué haces?, ¿También saliste a ver la tormenta?. — 

Bueno, allí había uno. 

Bakugo se detuvo de pronto, cómo si una fuerza extraña le tomara la mano y le detuviera, incluso se vio tentado a ver pero no lo hizo, sólo volvió a mirar al frente, sintiendo ahora cómo la fuerza del agua le mojaba todo el rostro. Cerró los ojos, disfrutando del agua, disfrutando de cómo ella comenzaba a limpiar cualquier rastro de suciedad. 

—Y eso estuvo cerca —Comentó Kirishima al ver caer un rayo— ¡Ya sé!, ¿Vamos a los baños comunales?, comienza a hacer un poco de frío — 

Y no esperó respuesta, por segundos después estaba saltando entre los balcones, parecía acostumbrado y realmente lo estaba, Bakugo le dejaba entrar usualmente así, pero a pesar de su costumbre Kirishima resbaló y terminó rompiendo el ventanal y de paso derrumbando a Bakugo. Por suerte el colorín había activado su quirk logrando evitar daños, pero nada quitaba que hubiera una ventana menos ahora y agua entrando por doquier. 

Pero... hubo una risa, un bufido que pasó a ser una risa calma y luego una explosiva que logró asustar al propio Kirishima, incluso se había quedado helado en el lugar, mirando con demasiado asombro cómo Bakugo reía a carcajadas en el mismo lugar dónde había caído. Con las piernas desparramadas y con la espalda apoyada en la baranda, Bakugo dejó ir toda su alma en esa risa, de pronto no le importaba la lluvia, de pronto no le importó que toda su habitación estuviera hecha un desastre por culpa del viento, lluvia, y ahora vidrio, sólo se reía desde el fondo de su estómago al ver a Kirishima tan torpe, tan idiota, y tan lleno de vida, esa vida que parecían lucecitas que iluminaban el ambiente junto a los rayos que creaban un hermoso color morado por todos lados. Kirishima se unió, jamás había escuchado reír a Bakugo, pero allí estaba, llenando el pecho del muchacho por lo armonioso que era ese sonido. Pronto Todoroki abría la puerta junto a Deku y Kaminari, quiénes no podían creer lo que veían, las risas podían escucharse por todos lados, incluso Kaminari tuvo la ansia de reír con ellos, pero se limitó a tenderle una mano para que se pusieran de pie, Todoroki creó una ligera capa de hielo que hizo de reemplazo del vidrio mientras Deku los miraba desde la puerta, de pronto toda la habitación de Bakugo se había iluminado, frente a sus ojos cada uno de esos malditos bastardos brillaba más y más, así iluminando su propia vida. 

Juntos fueron a tomar un baño, por primera vez Bakugo no sintió incomodo rodeado por extraños, porque en realidad no lo eran, eran sus amigos. 

Justo cómo ese amigo que había salvado su vida de manera intencional, porque si, Kirishima lo supo desde antes, lo había escuchado, había escuchado su dolor, y quiso detenerlo, cómo el mejor amigo que era. Pero eso se lo llevaría a la tumba, Blasty no era débil, y Kirishima siempre lo afirmaría.  

El poder de dar fin. 『Kacchako』Donde viven las historias. Descúbrelo ahora