Su nombre.

1.4K 185 10
                                    

  Parecía que el clima se había confabulado con sus pensamientos, con los sentimientos que había desarrollado sin llegar a entenderlos, era usual que no lograra entender cosas complicadas, tenía que usar un poquito más su cabeza para entender los ejercicios de matemática que fácilmente podían resolver un par de sus compañeros, pero aun así Uraraka poseía otro tipo de inteligencia, ella normalmente entendía lo que realmente gritaba el corazón de las personas, realmente entendía lo que estaban entre las palabras acidas que Bakugo siempre le dirigía, y entenderlo le hacía sonreír de vez en cuando al saber que Bakugo le mostraba un poco más que sólo una pared para mantenerse alejado. Pero realmente no quería hacerle poner esa cara, odio ver en los ojos de Bakugo la preocupación, también odió no poder evitarla; apenas llegaron a los dormitorios había colapsado por segunda vez, esta vez por producto de una hemorragia, ¿De verdad podía ser peor eso?, lo que más le molestaba a Uraraka en ese momento es que aun sabiendo lo mal que se sentía había intentado parecer fuerte, es decir, era algo de todos los meses, ¿Por qué ahora había ido tan fuerte?. 


La luz de un relámpago entró directamente a la enfermería, dónde dentro de las sábanas blancas se podía apreciar su rostro tranquilo, pálido pero tranquilo, estaba calentita, con uno de sus brazos fuera pues le habían suministrado suero, Recovery Girl había intentado explicarle, pero la falta de sangre de su sistema le había hecho dormir, además los calmantes habían dado su cuota, en su entrenamiento de resistencia había recibido un golpe en el vientre, era algo sumamente normal, pero causo un coagulo, un coagulo que se transformó en un microquister y este causó la hemorragia con dolores que jamás había experimentado en su vida, eso la había hecho colapsar, no era porque fuera débil, era porque su cuerpo estaba dañado.

Lentamente Uraraka abrió los ojos ante el despertar que su cuerpo le obligaba hacer, reconoció el lugar al mirar el techo, todos alguna vez pasaron por allí así que eso no le era extraño, pero había algo más que ella no esperó ver allí, a su costado, sentado en la cama y con los brazos cruzados por sobre el pecho estaba Bakugo, con los ojos cerrados, sereno, con el ceño sin fruncir y una pierna cruzada sobre la otra indicando que se sostenía para no relajarse del todo, era una posición bastante incomoda a su opinión para dormir, porque sí, supo de inmediato que el chico estaba dormido. Su mirada vagó por cada rasgo, pudo incluso hacer un aproximado de cuantas pestañas habían en sus ojos, incluso se asombró de notar tantas, notó como su pecho subía y bajaba a causa de la respiración tranquila, también notó la elegancia que poseía aun durmiendo, Uraraka jamás fue ciega, Bakugo era un chico apuesto, muy apuesto quiere corregir, sólo que su actitud de mierda opacaba totalmente eso, se vio tentada en despertarlo, también se vio tentada en dejarlo dormir, es decir, ¿Cuándo se podía apreciar a Bakugo Katsuki con la guardia totalmente apagada?. Pero lo notó, notó que no era sólo tener la guardia apagada, había mucho más que eso en la postura que poseía Katsuki, estaba la preocupación, la impotencia, el sentirse pequeño, ella lo pudo ver, pudo ver a un chico demasiado joven e inmaduro que sólo se sentía más y más pequeño por culpa de todos los adultos que le rodeaban.

Repasó una vez más cómo estaba conectada la vía que poseía en el brazo, y al asegurarse que era lo suficientemente larga logró sentarse en la camilla, con mucho cuidado de no despertar al otro, y bueno, también bastante adolorida en su vientre bajo, pero eso no le importó antes de abrazar a Bakugo por la espalda, con sumo cuidado, sintiendo cómo bajo su mano derecha el corazón ajeno latía cada vez más rápido, sabía que lo había despertado, de otra forma Bakugo no hubiera soltado sus brazos. 


Hubo un silencio que ni las manecillas del reloj lograron interrumpir, era como si no existiera nada más que ellos dos en ese momento, y así era, por lo menos para los dos involucrados. 


—Gracias...—


Murmuró Uraraka contra su espalda, con su frente apoyada en lo alto de la espalda de Bakugo, no podía hacer mucho mas, no cuándo no sabía qué podía decir en ese momento.


En su mente estaba claro, unos segundos después de sentir un horrible dolor en su vientre, unos segundos después de sentir como si se hubiera orinado y las fuerzas comenzaran a abandonar su cuerpo, pudo ver a Bakugo correr hacía ella, volver sus pasos, estirar su mano y gritar su nombre con una expresión que no pudo describir, no fue Uraraka, no fue Cara redonda o cara de ángel, sólo fue su nombre. 

"Ochako".    


El poder de dar fin. 『Kacchako』Donde viven las historias. Descúbrelo ahora