Enfermería.

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El clima parecía nuevamente ponerse de acuerdo con los sentimientos de ella, estaba nublado, pero no hacía frío,  incluso se podía decir que corría un viento de primavera que traía el olor de las flores por la ventana abierta, el sol de vez en cuándo se escurría entre las nubes para darle un saludo a la cara de Bakugo, un Bakugo que estaba dormido entre las sábanas.

Recovery Girl había decidido sedarlo, había notado la gravedad de la herida, fácilmente podía perder el brazo,  pero la heroína no lo permitió,  luego de una larga operación logró reconstruir cada nervio y tendón del brazo de Bakugo,  dejando solo una pequeña cicatriz en la parte alta del hombro;  una cicatriz en forma de estrella pues creyó que sería mejor que lo recordara antes de hacer algo estúpido de nuevo.

El pecho de Bakugo subía y bajaba con tranquilidad, sus ojos estaban totalmente cerrados, se veía pálido,  sin el ceño fruncido y con los labios ligeramente abiertos, Uraraka pensó por unos momentos que ese no era el Bakugo que conocía.

No pudo evitar estirar su mano, no pudo evitar deslizar sus dedos por la mejilla derecha del rubio hasta apoyar el pulgar en el labio inferior para retirar un poco de saliva que caía por ellos, "efecto de la anestesia" pensó,  pero por su cabeza también pasó lo suave que eran, era asombroso, demasiado asombroso como era todo eso con Bakugo siendo tan tranquilo.

Cambió la mano y con eso la ruta que seguía,  primero fue el mentón y luego el cuello, le sorprendía la cantidad de músculos que estaban desarrollados en esa área,  también le sorprendía la suavidad de ellos, ¿Cómo podía tener la piel tan suave siendo chico? Esa era otra cosa que envidiar del muchacho. Con calma siguió su ruta por la clavícula,  sólo su dedo índice y central entraban en contacto, si ampliaba el área sentía que se quemaba; ahora sólo lo sentía tibio, como cuando uno pone las manos heladas frente a la estufa en busca de calor, ese mismo calor producía Bakugo desde cada fibra de su cuerpo, sentía que había descubierto algo nuevo. Se encontró con la venda que cubría el hombro y allí se le fue toda sonrisa de los labios, un sentimiento de culpa invadió desde los pies hasta cada cabello de la cabeza de la castaña,  sabía que eso era su culpa,  Bakugo le había advertido de su espacio personal pero aún así quería invadirlo, aún así quería que los ojos de Bakugo la miraran a ella.

Sintió un quejido, un quejido que le hizo quitar la mano de inmediato y sostenerla con la otra sobre su pecho, creyó que lo había despertado pero pronto notó que no era así,  que estaba teniendo...

一Es una pesadilla 一

Una voz más que conocida estaba detrás de ella, la hizo dar un brinquito que le erizó todos los vellos de la espalda, se le coloreó el rostro, ¿Hace cuánto estaba Todoroki allí? .

Todoroki la miró a los ojos pero realmente no le dijo nada, solo caminó hasta que estuvo a su lado, allí le tocó la frente a Bakugo, con calidez.

一Midoriya te estaba buscando 一

Comentó al aire, retirando su mano cuando notó que las expresiones de Bakugo habían cambiado y ahora volvían a estar relajadas, seguramente por la calidez que recibió.

一Lo noté,  lamento no decirlo antes 一

Nuevamente los labios de Todoroki se habían abierto, esta vez expresando solamente culpa, una culpa que no le correspondía,  pero se estaba haciendo cargo de ella.

Uraraka estaba mas pérdida  que Zoro en Skypiea, no entendía de qué estaba hablando Todoroki, ¿Acaso serían palabras para Bakugo y no para ella? ¿Qué era lo que había que notar?

一¡Ah! Sí,  ¿Deku-kun estaba buscándome? Iré a verlo, gracias por decírmelo Todoroki-kun 一

Y con una amplía sonrisa Uraraka estaba dispuesta a alejarse, sentía que no debía meterse en medio, es decir, le costaba ver un poco a alguien más tocando a Bakugo, demasiado cabe decir,  quizás por eso quería creer que había algo más y que ella tenía que alejarse,  huir de ese revoltijo de emociones que estaban dentro y le habían revuelto el estómago,  esos mismos que le hicieron entrecruzar los dedos detrás de su espalda y dar un paso delante, mirando a Bakugo a la cara antes de hablar.

一¡No vuelvas a hacer eso tonto!  Te lo diré de nuevo cuándo despiertes, y ahora si tendrás que dejar que te invite 一

Frunció el ceño ligeramente cuando terminó de hablar autoritario,  había logrado incluso sorprender ligeramente a Todoroki que al parecer no pensaba irse pronto, y sin más se dio la vuelta dispuesta a salir de la enfermería,  y así lo hizo, tenía que ver qué era lo que quería el discípulo de All Might en ese momento.

Fueron alrededor de unos quince minutos después que Bakugo abría los ojos a medio sentir, Todoroki aún estaba allí,  leyendo un libro, un libro de alpinismo, ese mismo que hizo que Bakugo volviera a cerrar los ojos con calma, lo había confundido, pero esa confusión le hizo dormir en paz, por lo menos unas tres horas más,  tres horas dónde soñó diferentes tipos de cosas, recordó el apoyo, recordó la calidez, vio sonrisas sinceras,  vio a muchas personas llamando su nombre, sintió la calidez de un abrazo, la calidez de una mano tocando su frente,  soñó con su tío y los hermosos paisajes que le dejaba ver,  soñó con una noche de estrellas dónde estaba recostado sobre el pasto y sobre su mano se encontraba otra, sosteniéndola con cuidado, y de la misma forma él la sostenía como si fuera la flor más delicada del mundo.

La noche estaba presente cuando el mundo de los sueños le dejó ir, la habitación estaba cálida y ligeramente iluminada, se sentía como en una burbuja, no había dolor, no había pánico ni temor, tampoco había repulsión,  sólo estaba la calidez que la mano de Uraraka le daba al sostener la suya, y aunque normalmente le hubiera gritado, porque demonios, le quemaba,  decidió dejarla allí,  decidió cerrar sus ojos y disfrutar de eso, porque Uraraka estaba durmiendo apoyada en la cama mientras sostenía su mano, Todoroki estaba en otra silla de brazos cruzados sobre el pecho y sosteniendo un libro que no llegó a distinguir,  Deku y Kirishima se apoyaban el uno al otro al estar sentados en sillas continuas y pegadas,  también estaba Yaoyorozu junto a Jiro y Denki, usando el sillón para dormir, siendo los hombros de la cola de caballo el apoyo de ambos chicos,  todos estaban allí por él,  y por una vez no sintió ganas de gritarles que le dejaran en paz, porque allí estaba lleno de paz.

El poder de dar fin. 『Kacchako』Donde viven las historias. Descúbrelo ahora