Ganándole a la bestia.

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Decir que Bakugo había sido domesticado era mentira, los ataques de ira eran par de cada día,  incluso se podía apostar que eran mucho mas violentos que antes, Todoroki tuvo que intervenir más de una vez cuando una de las explosiones de Bakugo se salió de control y casi hiere a Yaoyorozu, la cual se encontraba casualmente junto a Uraraka, si Todoroki no fuera observador, diría que la explosión fue dirigida hacía la chica gravedad, pero no fue así,  pudo ver en los rasgos de Bakugo la preocupación,  el pánico y también la molestia que sintió con el chico eléctrico por causar eso. Nadie le pudo decir nada puesto que el mismo chico bomba salió del salón fingiendo una rabieta, una que nadie se atrevió a interrumpir,  ese día Bakugo faltó al resto de las clases.

Era extraño, Bakugo desde siempre había sido explosivo, era parte de él después de todo, pero de allí a no medir las consecuencias de sus actos era algo totalmente diferente, Bakugo siempre fue precavido con el rango de sus explosiones, incluso en el secuestro se pudo notar que Bakugo era mucho más de lo que había mostrado en la prueba con anterioridad, pero ahora una aura diferente rodeaba al chico, era casi como si algo le estuviera cubriendo obligándole a hacer cosas, cosas como la perdida de control sobre sus poderes.  Pero Bakugo no aceptaría eso, él jamás diría que estaba sucumbiendo ante algo, porque no era así,  no era un bebé llorón que no pudiera cuidarse sólo,  además estaba Kirishima cuidando su espalda, pero ese no era el caso, Bakugo no perdía ante sus poderes, punto.

Y por eso ahora estaba en la sala común leyendo un libro que le había robado a Denki, un comic sin pie ni cabeza, porque era un capítulo suelto dentro de una revista, pero se estaba enganchando en saber si Enma era una genio o una idiota sin cerebro, además ese idiota, ¿Cómo se llamaba? ... no podía recordarlo, sólo recordaba a Ray, ese chico le caía bien, era un bastardo realista y eso era agradable, además la temática de que los humanos eran unos simples cerdos le gustaba.

Un peso en su costado le hizo alzar la cabeza para saber quién se había osado sentar a su lado, porque sí,  Bakugo estaba sentado en el sillón de tres cuerpos y no uno de uno solo mientras disfrutaba su lectura,  porque inconscientemente estaba buscando compañía.  Dejando de lado los motivos de esa búsqueda,  la suicida, quiero decir, la valiente que se había sentado a su costado no era nadie mas que Uraraka, que le miraba con una sonrisa cómplice y divertida.

一¿De qué putas mierdas te ríes, maldita cara redonda? 一

Uraraka quiso alejarse por instinto de él,  quizás las secuelas de casi recibir una explosión esa misma tarde estaban presentes,  pero decidió no hacerlo, sólo porque ese apodo tan "adorable" había sido liberado por los labios de Bakugo.

一¿Hoy no hay nombres? Qué lástima 一Se dejó caer atrás como si estuviera decepcionada,  pero poco le duró pues ya estaba curioseando en lo que Bakugo leía 一No sabía que te gustaban los mangas, Bakugo-kun 一

一Tú no sabes ni una mierda 一

Oh, golpe bajo

一Porque tú no dices nada sobre ti 一

Reclamó ella, en un golpe más bajo.

一¿Y por qué tendría que estar diciéndote mis mierdas a ti? 一

Uraraka tenía un montón de posibles respuestas queriendo salir de su boca a través de su lengua, pero cada una de ellas se quedaron atrapadas tras las cuerdas vocales,  se limitó a inflar laa mejillas con frustración.

一¿Ves? Ni una mierda 一

Bakugo estaba dispuesto a seguir leyendo, sintiendo un poco mas triunfador sobre ella, sentía que había perdido toda la puta semana y odiaba hacerlo,  pero toda su dicha se vio opacada cuando sobre su hombro un peso llegó y él no pudo evitar congelarse. Uraraka había apoyado su frente en el hombro de Bakugo, rompiendo toda seguridad y comodidad en el chico.

一¿Qué mierd---

一Porque quiero saber mas de ti 一

Eso fue suficiente para que Bakugo se tensara y apretara la quijada junto a la pobre revista que tenía entre sus manos, no sabía que pasaría con Enma, tampoco con Ray ni con el bastardo que había olvidado su nombre,  ¿Por qué ella venía a decir eso en ese momento dónde tenía la guardia baja? ¿Era ella consciente de sus pensamientos?  ¿De la forma que había comenzado a mirarla?  Si era así le gustaría mucho que le explicara qué era todo eso, esa rabia inhumana que nacía siempre que ella estaba cerca, pero también ese anhelo de no tenerla lejos.

一¿Bakugo-kun? 一

Uraraka había levantado su cabeza del hombro donde antes se había apoyado solo porque lo notó muy callado, fue justo en ese momento en el que vio los ojos de Bakugo titubear, la mirada estaba dirigida al suelo pero pudo recrear fácilmente la mirada que Bakugo poseía cuándo fue secuestrado,  esa mirada de desesperación plena. Iba a decir algo pero una explosión la hizo gritar y arrojarse atrás como instinto de supervivencia.

El sonido de la explosión había logrado alertar a todos los que estaban cerca, observando la escena con tanta incredulidad como la propia Ochako, Bakugo se había explotado el hombro, y no sólo eso, la piel se había carbonizado y sangraba a demanes, tanto que seguramente esa herida dejaría una cicatriz de por vida incluso con el beso de Recovery Girl en ese momento.

一No me toques 一

Con una voz con mas odio que nunca Bakugo dirigió su mirada a la chica que no dejaba de mirarlo con incredulidad desde el suelo donde había terminado sentada, era tan increíble que ni siquiera podía hablar.

Bakugo de pronto recordó el nombre,  también porqué lo odiaba tanto, ese bastardo amaba a la protagonista, hacía todo para protegerla y lo lograba, por eso lo odiaba tanto, porque se parecía,  porque le entendía,  y aunque no quisiera anhelaba ser como Norman.

El poder de dar fin. 『Kacchako』Donde viven las historias. Descúbrelo ahora