Explicaciones
—¿Max? — repite intentando abrir los ojos.
Mi corazón no hace más que latir a mil por hora, y mi cuerpo no reacciona ante la sorpresa que escuchar ese nombre me ha causado.
—¿Alex? — pregunta esta vez viéndome, removiéndose en la cama intentando incorporarse.
Inmediatamente lo detengo y hago que vuelva a acostarse —Aquí estoy, tranquilo, estas a salvo.
Niega —Ninguno esta a salvo, me lo advirtió.
Lo miro aun más confundida que antes —¿Quién?
—Max. Max me ayudo a escapar, me dijo donde te encontraría y que debía advertirles sobre lo que viene.
Niego —Es imposible. ¿Cómo supo dónde estaría?
—Te ha seguido el rastro desde que saliste de la zona, se ha mantenido cuidándote.
Me levanto con brusquedad de la silla y niego mientras camino de un lado a otro.
—Eso no es cuidarme, cuidarme habría sido mantener a mi madre con vida.
—Me lo contó todo, lo siento.
Lo miro —¿Enserio? ¿Y qué te dijo? ¿Qué nos ayudó? ¿Qué yo soy la mala? ¿Qué todo lo que su madre ha hecho es por nuestro bien?
Niega —Dijo que lo lamenta, el no haberse dado cuenta antes, el no haber impedido todas esas muertes.
Me muerdo el labio y asiento con incredulidad —No lo creo, todo esto es una farsa, no se que es lo que esta buscando con todo esto, pero no lo conseguirá.
—Alex...
—No — digo con dureza —. Iré por la doctora, esta conversación se terminó y preferiría que no vuelva a surgir, ya tengo demasiado con estar aquí — digo molesta y me alejo en busca de la doctora Eleanor.
Camino viendo el piso, apretando la mandíbula y los puños a mis costados. Las palabras de Frank no abandonan mi mente, pero tampoco los recuerdos tan frescos de lo que paso en ese edificio, incluso antes.
—Hija.
Me detengo y doy media vuelta. Mi padre me mira con preocupación mientras se acerca a mí con cautela.
—¿Esta todo bien?
Me encojo de hombros —¿Enserio te interesa?
Su rostro rápidamente se endurece ante mi indiferencia —Por supuesto, ¿Por qué no habría de hacerlo?
—No sabía que había tanto interés en los experimentos por parte de los científicos.
Suelta un pesado suspiro y baja la mirada —Así que... lo sabes.
—Se lo necesario, solo estoy aquí para acabar con Eva — doy media vuelta dispuesta a alejarme, pero sin poder siquiera intentarlo mi padre me detiene tomándome del brazo, obligándome a encararlo una vez más.
—Escúchame, te debo una explicación.
—No la quiero, puedes guardarla.
—Necesito que me escuches.
Ruedo los ojos y me cruzo de brazos, dándole a entender que tiene mi atención por un par de minutos.
—No es como lo crees, solo... sabía que eras diferente, intentaba descubrir que era lo que te hacía tan especial, hasta que Eva comenzó a obsesionarse, contigo y con su hijo.
—Max.
Asiente —Sin embargo, comencé a notar que su obsesión ya sobrepasaba los límites, pronto me propuso hacer experimentos con su sangre, ver de que era capaz, pero me negué, deje todos los estudios referentes a ti de lado y comencé a investigar a Eva, ella comenzó a aislarse poco a poco, se la pasaba horas en su laboratorio, cuando supe de que se trataba, me aleje, me asocie con personas poderosas que me ayudarían a detenerla, hasta que fue muy tarde. Cuando hizo la primera dosis del virus, viajo con su esposo, fue cuando provoque el accidente, pero, sabía que ella no había muerto, así que le dije a tu madre que les dijera que nos íbamos a divorciar, para protegerlos.
—¿Ella lo sabía todo? — pregunto con un nudo en la garganta.
—Si, tu madre siempre fue una mujer maravillosa y muy valiente. Me apoyo en todo momento, ambos planeamos decirles lo del divorcio, así me mantendría alejado, tendría tiempo suficiente para encontrar a Eva y parar todo antes de que empezará, pero, no fue posible, Eva ya estaba dos pasos delante de mí.
Bajo la mirada, las lágrimas ya nublaron mi vista y el nudo en mi garganta ya me impide hablar.
—Hija, ustedes son lo que mas he amado en esta vida, lo que más amo, lo que más amaré. Se que debí cuidarlos, protegerlos, debí estar ahí con ustedes, perdóname.
Asiento —Necesito tiempo, necesito estar sola ahora.
—Entiendo, te daré tu espacio, cuando estés lista, vuelve a mí — suplica.
—¿Puedes encontrar a la doctora? Frank esta despierto.
Asiente.
Sin mirarlo, doy media vuelta y comienzo a caminar sin un destino, solo dejándome guiar por el silencio y la oscuridad, lo que menos necesito es gente alrededor de mí, las preguntas, las incógnitas sobre el que pasará el día de mañana.
Las lágrimas comienzan a salir hasta que me obligan a detenerme porque ya no puedo ver mi camino. Me siento en el césped y lo aprieto entre mis puños con coraje. Cierro los ojos y trato de tranquilizarme, sin embargo, mi mente no hace más que torturarme.
—¿No deberías estar con Frank?
Su voz resuena en mi interior llegando desde mi espalda, lo escucho acercarse así que rápidamente limpio mis lágrimas con el dorso de mi mano y me pongo de pie sorbiendo mi nariz.
—La doctora fue a revisarlo, despertó hace un rato.
Me mira con los brazos cruzados y luego niega bajando la cabeza. Suelta un suspiro y me mira —Estuve con él, me contó lo que pasó.
Bajo la mirada —Debí suponerlo.
Se acerca —Oye, no esta mal lo que sientes, es normal, y debes dejarlo pasar.
Vuelvo a sentarme en el piso y mantengo mi mirada en el suelo —¿Qué estoy haciendo? — digo encogiéndome de hombros.
—Estás luchando por una segunda oportunidad, para recuperar nuestro futuro.
—¿A que costo?
Se mantiene callado, sabe a lo que me refiero, pero no puede entender por lo que estoy pasando, nadie puede, no todos hemos pasado por lo mismo, y no digo que sea la única que ha sufrido, porque se bien que no es así, pero ¿Cómo se supera?
—Víctor Cora esta muerta, Raquel, mi madre, mi hermano esta perdido y... asesine a Broke.
Lo miro, sus ojos brillan resplandecientes por la luz de la luna y tal vez un atisbo de miedo y tristeza. Me miran sin saber que hacer, me miran queriendo sacar de mi todo este dolor y pesar.
—No te culpes por eso.
—¿Entonces a quien más debo culpar? Aceptemos la realidad, todo esto — digo señalando todo a nuestro alrededor —. Es a causa mía.
Se arrodilla ante mi —¿Qué crees que ganarás con esto?
Lo miro confundida.
—Lamentándote, culpándote, martirizándote no lograrás hacer nada, no salvaras a nadie.
—¿Podré salvar a alguien algún día?
Me mira de pies a cabeza y sonríe —Si dejas de ensuciarte cuando haces tus berrinches, lo lograrás.
Sonrío ante su comentario —¿Que sería de mi sin ti?
Se encoje de hombros y se pone de pie brindándome su mano. Me pongo de pie y me quedo ahí, mirando sus hipnotizantes ojos, su rostro iluminado por la tenue luz de la luna, mis ojos van a sus labios por un par de segundos y luego a sus ojos una vez más.
Siento un escalofrío recorrer mi cuerpo y antes de poder reaccionar, Víctor aclara su garganta y se aleja de mi retrocediendo un par de pasos.
—Deberíamos volver.
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Zona cero: Entre sombras©
Ficção CientíficaUno cae al abismo y pierde la esperanza, el valor, se sumerge en la pesada oscuridad, se refugia en el silencio del corazón, se ciega de odio y es lo único que lo impulsa a seguir, tu fuerza se desvanece, pero se ve reemplazada por el rencor. Este...