Inmunidad
Tamara es solo una niña que acaba de perder a su hermana, sin embargo, como toda buena líder, se permitió solo un momento para su dolor, para gritar, llorar, desahogarse y luego, aun agonizando en su pena, retomo su postura y se encargo de hacer a su gente fuerte.
Ella me recuerda a mí, a la vieja yo, la que estaba dispuesta a todo, la que sabía que su prioridad era mantener a los suyos a salvo, pero la valentía y la esperanza son como una llama, con una fuerte brisa, se extingue. Ahora estoy perdida, he perdido mi rumbo, me he perdido a mi misma, ahora solo estoy vacía, viviendo una penumbra de amargo dolor, suplicando que esto pare algún día.
Tamara ordeno a su gente liberar a mis amigos, Emma rápidamente subió a una de las habitaciones después de asegurarse de que estuviera bien, por otra parte, Víctor apenas parece recobrar la conciencia.
Me acerco a el mientras lo ayudo a acomodarse en el sofá donde los hombres de Tamara lo dejaron después de recibir sus órdenes. Sus ojos se abren y cierran una y otra vez mientras hace muecas al intentar acostumbrarlos a la luz.
—¿Qué pasó? — pregunta un poco aturdido.
Coloco mi mano suavemente en su rostro mientras analizo su herida —Una confusión.
—¿Estás bien? ¿Y Emma? ¿Dónde está Broke?
Asiento levemente apretando los labios —Estoy bien, Emma esta arriba...
Me mira —¿Dónde está Broke?
Bajo la mirada y aprieto los puños mientras niego levemente. Pensarlo siquiera vuelve a quebrarme, vuelve a quemarme por dentro.
—Ella...
—Ella ya no esta — concluye Tamara colocándose detrás de mí.
Víctor frunce el ceño, sorprendido y con confusión. Sus brillantes ojos me miran tratando de encontrar la respuesta tal vez en mis ojos, o en mis labios.
—Broke se ha ido, pero su sacrificio no será en vano, no permitiré que lo sea.
Víctor parece recibir la noticia como un balde de agua helada. Baja su mirada mientras aprieta la mandíbula, sé que intenta ser fuerte, pero lo conozco, se que le duele, y mucho.
Luego de unos segundos, sacude su cabeza alejando todo pensamiento que lo haga sufrir y me mira. Sus brillantes ojos me dicen la verdad, no esta bien, no lo ha estado desde que todo esto empezó, no lo ha estado como ninguno de nosotros.
—Alex — me llama Tamara alejándome del profundo mar de sentimientos ocultos bajo los ojos de Víctor —. Hay que hablar.
Aprieto los labios y asiento. Tamara se aleja y yo no puedo hacer más que besar la mejilla de Víctor antes de alejarme y dejarlo en una habitación repleta de extraños.
Sigo a Tamara a la primera habitación, donde se sienta en la orilla de la cama con delicadeza mientras cierro la puerta. Sus labios están sellados, y su mirada fija en el piso lleno de polvo.
—¿Cómo paso? — pregunta.
Se a que se refiere, y lo merece, merece saberlo, pero, el que merezca la verdad no hace más fácil decirla, mucho menos cuando tengo que confesar que la sangre de su hermana, ahora esta en mis manos.
Dejo salir un suspiro, cargado de todo mi dolor y desesperación. Con pasos lentos, me acerco hasta ella y tomo asiento a su lado. Mi mirada se clava en el suelo, y mente revive una vez más la escena que tanto me atormenta.
—Ella... se infectó, no se cuando paso — niego tratando de encontrar la respuesta —. Lo mantuvo oculto hasta que vio la oportunidad de alejarse de nosotros. Ella y yo debíamos conseguir el auto y reunirnos con los demás, pero... — me detengo al sentir mis pulmones sofocados, mi corazón comprimido —. Intente, te juro que lo intente...
Una de sus pequeñas pero tibias manos tocan mi hombro causándome un escalofrío que recorre toda mi espalda. Mi vista se ha nublado, pero incluso así, no tengo el valor de mirarla y decirle que asesine a su hermana.
—Ella te lo pidió, ¿Cierto?
Siento un golpe seco en mi pecho que no me permite hablar, solo asentir.
—No te culpo Alex... se que solo hiciste lo que ella merecía.
—Aun no era tiempo... aun no estoy lista para decirle adiós, no estoy lista para enfrentar a los demonios que ahora acechan mi alma después de lo que hice.
Suspira —Debes ser fuerte, tienes a quienes te hagan fuerte, es lo que ella querría, es lo que ella merece.
Una lagrima resbala por mi mejilla, pero el dorso de mi mano la elimina en segundos. Respiro profundo y cierro los ojos.
—Ya he perdido tanto, incluso me he perdido a mi misma en el dolor.
—Alex, busca tu fortaleza, justo donde todos aquellos que ya no están, ahora viven, búscalos a ellos y encontraras tu voluntad.
Por primera vez, mis ojos la miran e inmediatamente mis labios forman una sonrisa.
—Me recuerdas tanto a ella.
Sonríe de lado —Ella jamás nos abandonara — se mantiene en silencio unos segundos —. Estaba ansiosa por conocerte, día y noche repetía que tu serías capaz de cambiar el rumbo de las cosas, que podrías recuperar nuestro hogar.
—La he decepcionado tanto, ni siquiera se como seguir, cual es el siguiente paso.
—Eva te teme. Le aterra saber que sigues libre, sin estar bajo su control, teme al saber que sigues en su contra. Teme a que descubras todo lo que puedes hacer.
Frunzo el ceño —¿A qué te refieres?
—Tu eres la clave para la creación de la cura.
—Ni siquiera pude mantener a mi familia a salvo ¿Cómo seré capaz de crear la cura?
—Nunca dudes de ti Alex, lo sabrás cuando estés preparada. Eva nunca se conformará, ella busca más, siempre busca mucho más. Todas sus zonas son solo el comienzo, pero sabe que incluso sus edificios no podrán parar a los zombies cuando estos hayan evolucionado.
—Serán imparables — murmuro.
Suspira con pesar, pensativa, con duda. Parece que algo le inquieta, hay algo que me esta ocultando.
—¿Hay algo más? — pregunto con un tono de afirmación.
Me mira sin decir una palabra.
—Tamara.
Asiente —Es necesario que lo sepas, pero espero que esto no cambie nada.
Frunzo el ceño y espero a que continué hablando.
—Tu inmunidad es especial, no es como la de nosotros, tu podrías salvarnos a todos.
ESTÁS LEYENDO
Zona cero: Entre sombras©
Fiksi IlmiahUno cae al abismo y pierde la esperanza, el valor, se sumerge en la pesada oscuridad, se refugia en el silencio del corazón, se ciega de odio y es lo único que lo impulsa a seguir, tu fuerza se desvanece, pero se ve reemplazada por el rencor. Este...