Adiós, amiga.
Broke y yo caminamos alrededor de media hora, logrando llegar a un edificio abandonado. Broke sugirió entrar, pero después de pasar por tantas cosas, no pienso confiarme, ya entendí a donde me puede llevar eso, no pienso darle mi confianza a cualquiera, no más.
—Hay que seguir adelante, no estamos muy lejos de llegar al centro, lograremos tener más opciones ahí — murmuro mientras camino al frente, en la solitaria acera junto al enorme edificio.
—Si, yo te sigo — dice la lejana y agotada voz de Broke.
Me apego a la pared fría del gran edificio y camino lento. Una vez que llegó a la esquina, asomo ligeramente la cabeza, en medio de la calle, a unos diez metros de distancia hay alrededor de quince monstruos que parecen devorar algo con desesperación.
Todos y cada uno de ellos están muy ocupados saciando su hambre, lo que nos dará tiempo suficiente para cruzar la calle sin ser descubiertas y seguir adelante sin problema alguno.
Volteo y veo a Broke recargada en la pared, con la cabeza baja ocultando su rostro entre su cabellera, intentando controlar su agitada respiración y al mismo tiempo, intentando mantenerse de pie.
Camino hacia ella y tomo su brazo derecho, lo paso sobre mis hombros ayudándola a incorporarse. Su cuerpo está húmedo, bañado en sudor, pero su piel se siente fría, helada.
—Hey — la llamo en un susurro, pero ella parece ausente, sus ojos lucen exhaustos y se mantienen en una constante lucha por seguir abiertos —. ¿Qué está pasando? — pregunto preocupada, examinando todo su cuerpo, tratando de encontrar la respuesta.
Se separa de mi torpemente y recarga su espalda en la pared una vez más. Su mirada baja directo a su vientre, por lo que hago lo mismo. Levanta su blusa ligeramente, lo suficiente como para dejar a la vista una enorme cortada que se extiende por su vientre, cubierta de un líquido negro que comienza a notarse en el interior de sus venas.
La miro asustada —Broke... ¿Qué...? ¿Por qué no dijiste nada? — digo con la voz a punto de quebrarse. Mi piel se eriza y mis pulmones se comprimen, al igual que mi corazón.
—Es muy tarde para mí — susurra.
Niego y la recorro con la mirada; desesperada, tratando de encontrar una respuesta. No puede ser que esto vaya a terminar así, aún hay mucho que recorrer, esto no puede solo acabar.
—Te pondrás bien, encontraremos una solución.
—Lo lamento... lo lamento — suplica en susurros —. Necesitaba alejarme, necesitaba de tu ayuda... no me quiero volver uno de ellos — murmura mientras sus ojos comienzan a llenarse de lágrimas —. No permitas que me vuelva uno de ellos.
Niego —No, prometí llevarte con tu hermana, prometí que estarías a salvo — digo mientras un nudo se forma en mi garganta.
Deja caer su cuerpo al suelo, quedando sentada, manteniendo su espalda en la pared. Me mira y sonríe de lado —Está bien... está bien.
—Vamos, hay que salir de aquí — digo mientras intento ponerla de pie, pero ella no me ayuda —- Por favor Broke, necesito que me ayudes.
Niega y baja la mirada —Debes encontrar a mi hermana, ella te ayudará.
Me agacho frente a ella y coloco mis manos en sus mejillas, levantando su rostro lentamente.
—No me iré sin ti.
Con debilidad, lleva sus manos a su nuca y desabrocha la cadenita dorada que decoraba su cuello desde el día en que la conocí. Toma mis manos y me la entrega sin mirarme, para después, meter una de sus manos a su bolsillo y sacar un anillo con la letra B grabada en él. Me lo entrega y me mira con sus ojos rojos, pero sigue siendo ella, sigue siendo la amable chica que no dudo en ayudarme a mí y a mis amigos.
Mis ojos comienzan a llenarse de lágrimas y mis manos a temblar. No puedo dejar que esto ocurra, no puedo perderla a ella también, la necesito, aun la necesito a mi lado.
—Por favor — suplico.
—Entrégaselo a mi hermana, ella sabrá que tú eres la indicada — asiente y lleva una de sus manos al interior de su bota, de ella, saca una daga negra.
Me mira y entonces entiendo. Niego —No, no, no, no — repito.
—Sabes que no hay nada que hacer, sabes que es lo que viene a continuación.
—No puedo despedirme... — susurro con un nudo en mi garganta ahogando mi voz —. Ya no puedo, es demasiado, por favor, no más.
Acaricia levemente mi mejilla, mis ojos miran los suyos, brillantes, cubiertos por una capa de lagrimas que amenazan por salir.
—No es una despedida — murmura con dulzura —. Siempre estaré ayudándote, eres mi amiga Alex, siempre lo serás.
Niego y una lagrima resbala por mi mejilla —Te lo suplico...
—Hazlo por mí, lo necesito, es mi ultimo deseo.
La miro, sus ojos me lo suplican, su alma me lo suplica, es lo único que me pide, pero ¿Cómo podría hacerlo?, es mi amiga, como podría arrebatarle la vida.
—Yo ya estoy muerta Alex... no tengas miedo.
Una lagrima resbala por su mejilla y la esperanza se esfuma de sus ojos. Entonces, tomo la daga con mis temblorosas y torpes manos. Bajo la cabeza sin poder creer que realmente lo haré, privaré de la vida no solo a una persona, sino a mí amiga. Asiento débilmente, Broke levanta mi cabeza y me mira, toma mis manos guiando la punta de la daga en donde está su corazón.
—Nunca tendrás que hacerlo sola — susurra con una sonrisa sincera —. Siempre estaré contigo, lo prometo, encuéntrame cada noche, durante el cielo estrellado, ahí estaré, guiando tu camino, acompañándote, siendo tu luz.
Cierro los ojos y las lagrimas comienzan a inundar mi rostro. Suspiro con pesar y apoyo mi peso en mis manos, clavando lentamente la daga, abrazando por ultima vez a mi gran amiga y salvadora.
Me separo de ella, sacando la daga de su cuerpo. Mi mano está cubierta de sangre, al igual que su cuerpo, sin embargo, sus ojos aun me miran como si fuera un milagro, algo especial, alguien especial.
—Sálvalos... — susurra formando una sonrisa de lado que desaparece en cuestión de segundos mientras sus ojos se cierran, y deja salir su último aliento de vida.
Aprieto los ojos y bajo la cabeza, dejando que las lágrimas corran por mis mejillas, sintiendo el vivo dolor de haber perdido una vez más, el dolor de ver mis manos manchadas de sangre, sangre de una de las personas que más me ayudo, arriesgando todo por mí.
Duele, duele en el alma nuestro hasta pronto, porque se que no llegará pronto, viviré años de dolor y sufrimiento ante su ausencia mientras ella me esperará impaciente, desde un lugar totalmente diferente y distante.
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Zona cero: Entre sombras©
FantascienzaUno cae al abismo y pierde la esperanza, el valor, se sumerge en la pesada oscuridad, se refugia en el silencio del corazón, se ciega de odio y es lo único que lo impulsa a seguir, tu fuerza se desvanece, pero se ve reemplazada por el rencor. Este...