Aquí estoy
—¿Dónde está Frank? — es lo primero que sale de mi boca al entrar a la carpa adaptada para la doctora Eleanor y sus pacientes.
Víctor se pone de pie inmediatamente y se acerca a mí.
—Intente detenerlos, pero se lo llevaron a otro lugar, dijeron que debía estar aislado.
Mi rostro se siente caliente ante la evidente rabia al escuchar esas palabras.
—¿Dónde esa doctora?
—Atendiendo a Emma, al fondo.
Con pasos largos, me dirijo hacia allá, seguida de cerca por Víctor. Abro la cortina blanca con brusquedad. Emma y la doctora me miran con sorpresa y confusión.
—¿Dónde está? — exijo saber.
La doctora se pone de pie —Escucha necesito que te tranquilices.
Niego —Yo necesito que me diga donde esta.
—Esta a salvo, no hay porque preocuparse.
Doy un paso al frente y rápidamente Víctor me toma del brazo mientras Emma se pone de pie.
—¿De que esta hablando? — pregunta mi mejor amiga a la doctora que antes la atendía.
—Frank esta bien, pero necesita estar fuera de contacto con los demás.
—¿Se refiere a que debe estar encarcelado hasta que no estén seguros de que no es una amenaza? — pregunto con ironía.
—Eso no es lo que dije.
—Pero es lo que parece.
—¿Dónde está? — pregunta Emma.
La doctora intercambia una mirada con todos, pero sus labios no se mueven.
—¿¡Donde esta!? — grito.
—¿Qué esta pasando aquí? — interviene mi padre adentrándose en el lugar.
Lo miro —¿Esto es obra tuya?
Me mira confundido —¿De que hablas?
—¿Dónde está Frank?
Mi padre mira a la doctora.
—Esta en observación — habla la mujer —. Esta a salvo.
—¿Pueden verlo? — pregunta.
¬Suspira y me mira con resignación —Los llevaré, pero solo una persona puede verlo.
Mis amigos me miran y asienten. Mi padre me mira buscando mi aprobación o tal vez agradecimiento, pero no es algo que merezca ser aplaudido o agradecido, el más que nadie debería de saberlo.
No tardamos mucho en llegar a otra carpa, sin embargo, esta es el doble de grande. Al entrar, lo primero que veo son pequeñas separaciones con una especie de plástico cristalino, dentro de ellas apenas cabe la camilla y unas cuantas personas alrededor de esta.
Y luego, ahí está, bajo una bata blanca y una mascarilla que le brinda oxígeno, una intravenosa que le brinda una especie de suero y una soledad abrumadora que me parte el corazón.
Sin mirar atrás camino hasta estar dentro de la pequeña división. Lentamente me acerco a la camilla mientras lo miro, tan quieto, tan vulnerable. Tomo su mano y acaricio su cabello.
—Ya estoy aquí.
La doctora Eleanor no tardo en brindarme una silla para estar junto a Frank el tiempo que me fuera necesario. Emma ha venido un par de veces, ha intentado convencerme de que vaya a comer y darme un baño, pero me he negado cada una de las veces que lo ha hecho.
Mi padre también vino un par de veces, sin embargo, el solo se mantenía en la entrada de la carpa, viéndome con las manos en los bolsillos, sin pronunciar palabra alguna.
Ahora estoy cansada, pero no pienso separarme de Frank, no después de todo lo que paso, necesito estar aquí para cuando despierte, necesito ser yo la primera persona a la que vea a su lado cuando lo haga. Nuestras manos están unidas en un cálido toque y mi cabeza descansa en el pequeño espacio libre de la camilla.
Mis ojos no se han apartado de su rostro, tan blanco, tan tranquilo. Hay un vacío en mi pecho al saber que mi hermano me necesita también y no estoy ahí, estoy tan lejos de él, esta tan lejos de casa.
El cansancio poco a poco me gana la lucha hasta lograr sumergirme en las profundidades de la oscuridad, donde todo en mi mente se torna malvado y frío.
—¿Alex? — su tierna voz me llama desde la lejanía.
Intento ponerme de pie, pero unas pesadas cadenas alrededor de mis muñecas y tobillos me lo impiden.
—¿Alex? — repite con desesperación.
—Aquí estoy, solo sigue mi voz.
—No puedo verte.
—¡Emiliano!
—Quiero a mamá — dice con la voz a punto de quebrarse.
Mis pies descalzos pronto sienten el frío del agua que comienza a subir lentamente. Intento averiguar de donde viene, pero la oscuridad me prohíbe siquiera ver mis manos. Mi respiración comienza a agitarse y de pronto, la voz de mi hermano desaparece. El silencio reina el lugar, pero el agua comienza a subir cada vez más rápido.
—Eres un experimento fallido — esta vez, la voz que resuena en mis oídos, es la de mi padre.
—¿Qué? — pregunto confundida.
—Todo esto es por ti, tu ocasionaste esta masacre. Tu mataste a tu madre y estas haciendo lo mismo con tu hermano.
Niego repetidas veces y aprieto los ojos. Intento cubrir mis orejas con mis manos, pero las pesadas cadenas no me permiten que estas se acerquen al menos.
—¿También me mataras?
—Alex.
Abro los ojos y me incorporo con la respiración agitada. Con desesperación miro todo mi alrededor, Frank esta en la camilla, aun sujetando mi mano y Víctor esta parado a mi lado, viéndome confundido y preocupado.
—¿Esta todo bien? — se anima a preguntar.
Trago saliva y asiento —Solo un sueño — digo restándole importancia.
—¿Quieres hablar de eso?
Niego inmediatamente. He tenido constantes pesadillas últimamente, relacionadas con las personas a mi alrededor, mis miedos, mis verdades. Tal vez solo deba dejarlo pasar, aguantar hasta que desaparezcan.
—Debes comer, descansar — agrega.
Vuelvo a negar —No puedo — añado —. Necesito estar junto a él, él me necesita.
—Necesitas comer para poder cuidarlo Alex — se pone en cuclillas frente a mi y toma mis manos viéndome a los ojos —. Se que es difícil, se que ahora sientes que debes arreglarlo todo, pero no debes hacerlo sola. Emma esta muy preocupada por ti, le prometí que te convencería de ir a comer y descansar un poco. ¿Me harías ese favor?
Lo miro unos segundos y luego bajo la mirada hasta nuestras manos. Cierro los ojos y suelto un suspiro. No he hecho mas que preocupar a mis amigos, al menos les debo un rato de tranquilidad, hacerles saber que estoy bien, que lo estaré, o al menos, trataré.
Asiento y me pongo de pie —Volveré lo más pronto que pueda.
Se pone de pie —Tomate tu tiempo, no me separaré de él, lo prometo.
Sonrío y me alejo queriendo regresar ya. La distancia me esta matando, la distancia que ahora existe entre todo lo que amo, todo lo que alguna vez fue, todo lo que ya no será.
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Zona cero: Entre sombras©
Bilim KurguUno cae al abismo y pierde la esperanza, el valor, se sumerge en la pesada oscuridad, se refugia en el silencio del corazón, se ciega de odio y es lo único que lo impulsa a seguir, tu fuerza se desvanece, pero se ve reemplazada por el rencor. Este...