Humana
Hemos conducido por al menos 3 horas, John no ha dicho ni una sola palabra, ni mis amigos. El silencio ha penetrado mi mente, obligándome a sumergirme en un mar de pensamientos. La luz del sol se agota poco a poco, así como mis energías.
—¿Necesitas que conduzca? — pregunta Víctor desde el asiento trasero.
—Hagamos un intercambio — dice Emma —. Ustedes descansen y duerman un poco.
Me limito a asentir y me orillo para poder hacerlo, no nos vendría mal descansar un poco.
Una vez que Víctor toma el volante, me acomodo en el asiento y cierro los ojos.
—No deberías pensar tanto — habla John.
Abro los ojos y lo miro confundida. No ha dicho ni una sola palabra desde que empezamos el viaje y ahora de la nada, me dice esto.
—¿A qué te refieres?
Sin mirarme, respira profundo y luego deja salir el aire en sus pulmones antes de hablar.
—Se que todo el camino has estado pensando, en todo, lo que pasó y lo que pasará.
Me mantengo en silencio, viéndolo con cuidado. Es un joven serio, misterioso, inexpresivo a lo que sé. Sin embargo, sé que hay mucho más dentro de él, mucho más en cada uno de nosotros, hay mucho más de lo que nuestra armadura esconde.
—Es imposible no hacerlo — me encojo de hombros.
Se mantiene en silencio unos segundos y luego suelta un pesado suspiro cargado de dolor.
—Perdí a mi hermana poco después de que esto comenzará. Fue la última persona a la que podía llamar familia, murió en mis brazos, escuché sus últimas palabras, sentí su último aliento, su último latido. Me hizo prometer que me mantendría vivo hasta lograr que esto acabará.
Lo miro sin saber que decir. No creo que ninguno de los sentimientos o el dolor que atravesamos cada uno se pueda igualar, mucho menos comparar.
—Lo lamento — es lo único que logra salir de mis labios.
Me mira, con una débil sonrisa y con un inmenso brillo en sus ojos que muestra la esperanza que aún vive dentro de él.
—Necesito que esto funcioné, necesito que valga la pena el tiempo que me mantendré con vida, porque me corta hasta los huesos el seguir aquí, sin ella, sin mi pequeña hermana.
—Haremos que esto acabe, te doy mi palabra a ti, y se la doy a tu hermana — digo con firmeza, haciendo que mis palabras retumben en mis adentros, avivando la llama de la esperanza y la valentía.
Víctor me mira a través del retrovisor con una sonrisa cargada de orgullo y apoyo, a lo que respondo con una igual de inmediato.
Después de un par de horas, nos detenemos para estirarnos un poco y revisar el perímetro. Todos bajaron del auto a excepción de mí, solo permanecí sentada con la puerta del auto abierta. Víctor se acerca a mí.
—Vuelve esa valentía en ti.
—Creo que es más necesaria la Alex valiente, que la verdadera Alex.
Niega —La verdadera Alex es a quien necesitamos, la verdadera Alex es valiente, con un corazón puro, pero, sobre todo, es humana, como todos nosotros.
—No tienes idea de cuanto te agradezco que me sostengas cuando yo no puedo hacerlo, estaría perdida sin ti.
—Alex... — escucho un débil susurro.
Mi mirada rápidamente va hacia la oscuridad de los árboles, la penumbra del bosque detrás de Víctor.
—¿Escuchaste eso? — pregunto.
Víctor me mira confundido y luego lleva su mirada a donde la mía esta.
—¿Escuchar qué?
—Una voz... llamándome.
Me mira y niega —¿Estás segura de lo que escuchaste?
—Tal vez solo estoy cansada — digo y llevo mis manos a mi frente cerrando los ojos. Pero, de nuevo la voz se manifiesta, esta vez, sonando más desesperada.
—¡Alex!
—No fue mi imaginación — digo mientras me pongo de pie y comienzo a caminar hacia el bosque.
—¿Alex? — me llama Víctor —. Podría ser peligroso — advierte mientras me sigue los pasos.
Con forme mis pies avanzan, siento el frío abrazarme, siento mis latidos en cada parte de mi cuerpo, siento la pesadez en el aire, siento el dolor.
—Alex — me llama Víctor.
El fango comienza a pegarse en mis botas, mientras las hojas de los árboles comienzan a darme escalofríos cuando estos me tocan. Víctor sigue llamándome, intentando detenerme, sin embargo, solo lo arrastro conmigo.
Mis piernas se detienen de golpe al tiempo que mis ojos se abren lo más que les es permitido. Mi corazón parece detenerse por un par de segundos, al igual que siento que mis pulmones se olvidaron de respirar.
—Alex — susurra Frank en el suelo, cubierto de lodo. Susurra mi nombre antes de perder la conciencia.
—Víctor — es lo único que logra salir de mi boca con apenas un hilo de voz.
Víctor cargo a Frank hasta los vehículos, donde se inició una revuelta ante su llegada.
—¿Y cómo es que un niño logra sobrevivir solo durante tanto tiempo? — pregunta una joven castaña, evidentemente molesta por la presencia de Frank, quien reposa en los asientos traseros de mi auto mientras Emma lo limpia y cura las heridas que tiene.
—Cuando despierte te lo podrá explicar el mismo — digo.
—¿Permitirás qué venga con nosotros? — cuestiona a Tamara.
Tamara me mira, sin expresar nada. Sin importar lo que ella o los demás digan, Frank vendrá conmigo, soy lo único que tiene, hice una promesa y no tengo intenciones de romperla, por ningún motivo, por ninguna persona.
—Está herido, no sabemos que o quien lo hizo — argumenta.
—Tiene un punto a su favor — dice John —. Sin embargo, ¿No se supone que hacemos esto para salvar? ¿A quién estaríamos salvando si lo abandonamos?
Lo miro con agradecimiento —Es mi familia, y no pienso abandonarlo, no pienso perder a nadie más. Además, puedes quedarte tranquila, Eva lo quería por su inmunidad.
Tamara sonríe y asiente —Lo llevaremos, lo mantendremos bajo vigilancia hasta llegar con tu padre.
—Gracias — formo con mis labios antes de que todos comiencen a disiparse y preparase para retomar el viaje.
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Zona cero: Entre sombras©
Science FictionUno cae al abismo y pierde la esperanza, el valor, se sumerge en la pesada oscuridad, se refugia en el silencio del corazón, se ciega de odio y es lo único que lo impulsa a seguir, tu fuerza se desvanece, pero se ve reemplazada por el rencor. Este...