1.- El cuerpo es la cárcel del alma inmortal

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Es de noche en este lugar. No sé dónde estoy.

Las paredes de los edificios a mí alrededor se mueven, se curvan de forma desagradable. Luego me encuentro mirando al infinito. El cielo se abre ante mis ojos. Debí haberme caído, comienzo a sentir el frió del suelo. Las estrellas son hermosas, no hay luna hoy. Todo se pone oscuro y luego regresa, creo que he parpadeado. Siempre me gusto mirar al cielo, ver las estrellas. Supongo que es una buena forma de terminar con esta vida, pero sé que no voy a morir. El dolor aumenta y se va sin un patrón fijo, yo solo miro las estrellas.

Ah... Hadrien. Ver las estrellas le hace recordar lo que paso hace unos momentos. Intente matarle, sé que mi hechizo le dio, pero sé que no está muerto. Aun con eso, sé que no ha muerto. Me decepcionaría mucho si muriera por algo así, si se dejara morir.

Debería morir ahora, pero sé que no voy a morir. Las estrellas comienzan a ponerse oscuras, como si la noche se las tragara. Comienzo a dudar de si moriré o no, quizá si muera esta noche. No de la maldición, no de las heridas que tengo, pero puedo morir de hipotermia si no hago algo. No puedo hacer nada, no siento mi magia en ningún lado, más allá de ver los espíritus que andan por aquí, no hay nada mágico en este lugar. Ni siquiera yo. Me veo rodeado de espectros, cada vez veo menos estrellas, la oscuridad se come todo. Uno de los espectros se inclina sobre mí. Me mira. Habla, pero no escucho.

Luego viene la nada.

— ¿puedes al menos disculparme con ella?... no, en serio no puedo, créeme, es realmente urgente. Nunca he faltado— la voz suena cerca, es una voz masculina. No morí, eso no me sorprende. Estoy más intrigado por saber dónde estoy. Alzo la mano e invoco viento. Ah, no tengo más problemas con la magia— debo colgar, nos vemos después— miro alrededor. Es una habitación demasiado simple. Me siento en la cama, observo mis pies que apenas alcanzan a pisar el suelo. No me gusta este lugar, tan moderno. Hay aparatos por todos lados, mucho ruido y además no entiendo la decoración. La puerta se abre.

— ¿Dónde estoy?— pregunto, mirando la puerta. Tampoco hay magia en este lugar.

— Despertaste— observo al humano de pie en la entrada. Sonríe un poco, y no se ve muy mayor, apenas parece un adulto— ¿estás bien?

— ¿Dónde estoy?

— Estamos en Francia— ah, si... no había notado que estoy usando el francés. Solo lo escuche. Hace mucho que no estaba por aquí. Francia se volvió un mal lugar para los magos hace mucho tiempo, luego ya no tuve ganas de volver— ¿Por qué estabas en la calle?

— Por...— Hadrien. No puedo creer que hiciera eso, que al final... todo lo que dijo... ¡No! ¡No se suponía que las cosas terminaran de ese modo! Después de todo, nunca tuvo intenciones de quedarse. Nunca tomo en serio todo lo que le dije. Y ese desagradable hombre del parlamento... ¡Imposible!

— hey...

— No estorbes— gruño. Las cosas empiezan a moverse por todos lados, no me importa. No me importa que un humano miserable me vea haciendo magia. No puedo dejar las cosas como están. Jamás. Me desvanezco, dejándole allí.

Aparezco lejos, muy lejos de ese lugar. Frente a mi hay un castillo pequeño, en la cima de una colina también pequeña. Es una pequeña fortaleza, una imitación, no es antigua. Los bosques la rodean, es un lugar tranquilo de no ser porque cuando paso, todo se altera. La magia oscura está completamente fuera de mí. El pasto se marchita a mi paso, y el viento sopla con más fuerza, incluso el cielo se oscurece.

Necesito pensar bien que hare. ¿Hadrien murió? No, sé que no está muerto. No he escuchado a los espíritus desde unos días antes que pasara todo eso, ahora mismo no quiero oírlos. Los hago desparecer con un movimiento de la mano. En este lugar siempre hay espectros. Es mi hogar, el lugar al que siempre puedo volver pase lo que pase. Quiero venganza, quiero averiguar que paso, ¿A dónde fueron? Empujo las puertas, un leve toque y salen empujadas como si les hubiera pateado. Adentro hay silencio. No hay nadie más. Camino por los pasillos, empujando puertas hasta llegar al salón de la biblioteca. Quizá la más grande en cuanto a magia que existe.

Crónicas de un nigromante (Crónicas #3)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora