Muchos pueden contar su historia diciendo que tuvieron una vida normal, que no les paso nada extraordinario hasta que tuvieron un encuentro que cambio todo. No es mi caso, porque mi vida nunca fue normal. Desde niño supe que era especial, aunque no demostré serlo hasta que fui un poco mayor. Siempre supe de la existencia de la magia y eso en si me hacía especial.
Me gustaba mi vida como era antes. Nunca he queje de cómo ha sido... al menos hasta que decidí ser una buena persona y ayudar a alguien en la calle. Ah, nunca me pasan cosas buenas cuando hago algo bueno.
— ¿Qué está haciendo?— pregunto al que recién llego.
— una rabieta— él parece divertido, bastante de hecho. No creo que sea algo divertido, puedo sentir el poder de la oscuridad a unos metros, la magia ardiendo por todos lados. Es peligroso— se le pasara en un rato.
— ¿Quién eres?
— oh, sí, que descortés. Mi nombre es Daimmen, soy un... conocido cercano de Viktor. ¿Y tú? No es común que haya invitados por aquí, no que estén vivos al menos, y tú pareces muy vivo ¿Por qué Viktor te trajo aquí?— mientras le miro, dudo si contarle o no lo que quiero y el por qué estoy aquí, en medio de la nada jugando a los alquimistas. La magia sigue causando chispas, miro una vez a la puerta, y me decido.
— Él quiere mis brazaletes— Arquea una ceja. Sus ojos parecen plata liquida— Me los pusieron para que no usara magia, de hecho de no ser por estos, sería como ustedes. No puedo usar magia, y he vivido como humano doscientos años, me encontré a Viktor el otro día, no sabía lo que era, y le lleve a mi casa, olvido un anillo y luego lo perdí. Me quiso hacer su sirviente, pero me negué. Ahora estoy aquí para que me quite los brazaletes, se los dejare a cambio de que me enseñe magia e irme después.- o eso era hasta hace unos momentos.
— ¿un anillo? Oh, ese anillo. Tienes muy mala suerte, chico.
— Soy Razvan ¿tan valioso era ese anillo? Si es tan caro o antiguo...
— es la única cosa que conserva de su familia, así que si, condenaste tu alma cuando lo perdiste. Esos brazaletes deben de interesarle mucho para... ¡ah! ya lo entiendo. Ese idiota sigue con esa ridícula idea— no le pongo atención, he perdido algo realmente importante, joder. Y yo que pensaba que solo era un anillo viejo, pero es que no me dijo que era tan importante. De seguro lo debí dejar en algún lugar que no uso seguido.
— ¿ah?
— nada, nada. ¿Seguro que quieres dárselos a él?
— ¿acaso alguien más puede quitarlos? ¿También eres un nigromante?
— No, puedes considerarme un brujo negro— le miro, no parece un brujo negro. Ni siquiera parece un brujo. No veo marca en él— oh, ¿te preguntas donde esta mi marca? No tengo marca, no naci siendo un brujo.
— ¿no? ¿Eso es posible?
— hay humanos con más potencial para usar la magia, yo fui uno de esos. La aprendí y la domine. Ahora soy tan brujo como cualquier otro o mejor. No es por ser engreído, pero realmente sé lo que hago, en especial cuando hablamos de magia negra.
— entonces también eres un nigromante.
— ¿Me has escuchado? No puedo ser un nigromante porque nunca fui un brujo. Conozco mucho sobre los nigromantes, he estado cerca de Víktor muchos años debido a su biblioteca, y me he topado con algunos más, nunca está de más aprender.
— ya entiendo. ¿Qué fue todo eso que le dijiste? No lo tomo muy bien— Daimmen se ríe. No creo que sea gracioso.
— no, no lo tomo bien, de hecho fue la peor cosa que le pude haber dicho. Estará de pésimo humor un tiempo, te recomiendo que no lo contraríes a menos que enfrentes las consecuencias.
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Crónicas de un nigromante (Crónicas #3)
Fantasy¿Qué haces cuando el mundo que creaste, en el que creíste por siempre, comienza a desmoronarse? Cuando ya ni siquiera sabes quién eres lo único que queda es buscar otro camino... o venganza. Para Víktor, el misterioso nigromante del que poco se sabe...