6.- La oscuridad es mi camino

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El castillo ha estado silencioso, mucho más. Mi madre ha venido a verme varias veces desde que padre nos encontró en el patio por la noche a mi hermana y a mí, no he querido salir por temor a que me descubran también y tener más regaños. No he visto a Lieke desde esa noche. Hay muchos susurros en el castillo, los sirvientes murmuran cosas. Sé que mi padre ha estado ocupado debido a una epidemia que hay en las tierras. No sé mucho mas, y creo que por eso mi padre se molesto mas cuando nos encontró afuera. También se que ya no le permitió a Gerrit salir al monasterio y solo se entrena en el patio del castillo.

— Viktor...— mi puerta se abre, y Lieke entra sin hacer mucho ruido y luego cierra la puerta.

— Lieke, ¿Qué haces?— está en camisón, y no esta peinada. Creo que ha estado enferma— ¿puedes estar fuera de la cama?

— me escape. No me dejan levantarme y solo me hacen comer cosas malas—dice, haciendo muecas— ya no me siento mal. Mamá dijo que no debí salir por la noche, por eso enferme— ah, creo que por eso también me han regañado más. No les dije porque había salido, todos pensaron que estábamos jugando afuera por la noche. Que tonto, nunca jugaría con Lieke en la noche.

— Si te dijeron que estuvieras en la cama, debes estar en la cama— ella solo camina hasta mi cama y se acuesta allí— me vas a enfermar a mí, Lieke— ella se ríe, un sonido raro que me dice que no está bien todavía.

— No quiero— afuera escucho que la llaman, y ella solo se mete entre las cobijas. Yo sigo leyendo. Los libros que me dio esa persona... son maravillosos. No entiendo mucho, pero solo porque no conozco muchas palabras, y no puedo preguntar qué significan. No le he contado a mis hermanos que ahora se mas cosas sobre lo que puedo hacer. No puedo decírselo a mis padres, ya sé que ellos temen que todos piensen que soy el hijo de un demonio y que los sacerdotes vengan y me intenten liberar, porque no servirá de nada y si las cosas salen mal toda mi familia sería rechazada en las iglesias.

— Voy a llamar a los sirvientes— me levanto.

— ¡No! déjame quedarme— no quiero que se quede porque si la descubren seré yo quien reciba el regaño y el castigo— ¿estás castigado?

— Sí, me dijeron que tenía que leer y hacer unos escritos— me quedo claro que padre no me conoce, si me conociera no me habría puesto ese castigo. Hace días que termine el escrito pero no lo he entregado porque no hace buen clima para practicar en los jardines y prefiero estar dentro del castillo— pero eso no importa— sonrió, y abro la puerta con mi magia. Ella no lo ve, pero si ve que salgo de la habitación. Muchos sirvientes la están buscando, solo tengo que caminar hasta la escalera y decirle a uno que ella está en mi habitación. Poco después, llevan a Lieke gritando cosas hasta su propia habitación.

— Hiciste bien— La voz de Gerrit me sorprende, y me giro rápido. No le sentí— Lieke está enferma todavía.

— Lo sé— Gerrit esta enlodado, viene de los jardines— ¿Qué tal la práctica?

— ¿Qué hacían afuera esa noche?— suspiro. Es cansado tener secretos, alguien tan joven no debería tener tantos secretos, ni ser tan inteligente. No me siento como un niño. Comienzo a caminar y le hago una seña para que me siga, pero no a mi habitación si no a la de él. Me siento en la silla del escritorio. La habitación de Gerrit es igual de grande que la mía, pero es muy diferente, y aunque tienen la misma ventana, la habitación de él parece tener más luz que la mía. Enciendo las velas señalándolas de una en una.

— Lieke me siguió, yo no le lleve conmigo, no sabía que estaba despierta. Cuando la encontré la traía de regreso al castillo, pero padre nos encontró primero.

Crónicas de un nigromante (Crónicas #3)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora