No nos quedamos mucho tiempo en casa de Daimmen. Él tampoco quiso acompañarnos después, dijo que era peligroso que estuviéramos juntos en caso de que nos encontraran y prefería alejarse unos días. No volvimos a la casa— castillo de Viktor en cambio estamos en otra ciudad, no conozco el nombre ni el idioma, y eso que conozco varios idiomas. Suena como a ruso, pero no es ruso.
Han pasado dos semanas desde entonces.
— ¿Qué debería hacer ahora?— pregunto, cuando el no—se—cual intento por quitar los brazaletes falla. Viktor uso una especie de artefacto que acaba de inventar, más parecido a una herramienta de fundidor que algo mágico.
— Esperar— ya hay toda una pila de hojas con todo lo que ha hecho Viktor con ellos. Suspiro, he esperado mucho. Viktor no puede hacer grandes demostraciones de magia por el momento, dice que puede ser peligroso si aún nos están buscando. Y asegura que aún nos están buscando. Yo le creo, le he visto hablar con los espíritus.
— ¿no puedes preguntarle a los espíritus? Sería más rápido si ellos te dicen cómo puedes quitarlos
— no funciona de ese modo, ¿no crees que fue lo primero que hice? Sus respuestas a veces no son claras, no mienten pero puede que existan muchos factores alterando el futuro. Es difícil de explicar. Tampoco puedes esperar que los espíritus te resuelvan todo, si así fuera ningún nigromante hubiera muerto.
— siempre pensé que era así, ahora que lo dices, es ilógico. Entonces ¿Qué es lo que dijeron?
— no mucho... realmente siempre mencionan a Hadrien.
— Que novedad— no entiendo como no se cansa de eso. Yo estoy comenzando a cansarme de escucharle siempre con lo mismo, resulta fatigante ser usado solo como un medio más para cumplir un capricho. Le dejo dentro, necesito salir, no he salido mucho de esta casa porque no conozco el idioma y por lo paranoico que me pone saber que el parlamento me conoce. Es una mala broma del destino, el único momento que puedo hacer magia y tenía que estar delante de los únicos que pueden encerrarme en un calabozo. Ahora no parece que me estén siguiendo.
No hablo con nadie mientras camino por la calle. Estoy harto de esto, de sentirme excluido de todos, no conozco nada de los magos y no encajo por completo con los humanos. Quiero pasar mi vida tranquilamente pero no quiero seguir sin magia, ahora posiblemente también tengo que cuidar que los del parlamento no me sigan. Es un maldito fastidio. Podría irme ahora, y dejar todo. Puedo quedarme y... ¿y qué? Quiero irme a casa.
Pero no tengo una casa realmente. No tengo un lugar al cual llamar hogar.
— Pareces un pandillero— Viktor está frente a mí, mirándome. He pasado la tarde vagando por donde sea, hasta que me senté en... no sé dónde estoy. Parece un mirador, en una colina, pero no puedo ver nada impresionante.
— umm.
— quizá no seré muy considerado con los demás, pero incluso alguien como yo se da cuenta de que no estás pensando cosas agradables. He escuchado algunas cosas también— no digo nada. Viktor se sienta a mi lado, lejos— piensas en irte.
— ¿Por qué no lo haría?
— no quiero que te vayas. Dijiste que no sabías si querías quedarte.
— sigo sin saberlo ¿Por qué quieres que me quede contigo realmente?
—... no lo sé ¿hay una respuesta? me molesta mucho que quieras ir con alguien más, como Daimmen por ejemplo. Y no es un capricho, es algo diferente— diferente, claro— Razvan, ¿qué es lo que quieres hacer?
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Crónicas de un nigromante (Crónicas #3)
Fantasy¿Qué haces cuando el mundo que creaste, en el que creíste por siempre, comienza a desmoronarse? Cuando ya ni siquiera sabes quién eres lo único que queda es buscar otro camino... o venganza. Para Víktor, el misterioso nigromante del que poco se sabe...