9.- Debe uno ser pobre para conocer el lujo de dar

43 7 0
                                    

No creo que haya vivido tanto. Si fuera un humano normal, en la época que nací habría vivido con suerte hasta los sesenta años. Sesenta años han pasado desde que visite Londres y Roma, no ha sido mucho tiempo. Cuando llegue a los cien años, para celebrar hice un viaje por Asia, y no me pareció que cien años fueran muchos, aún no había hecho ni la mitad de las cosas que quería hacer. Y creo que algo parecido le pasa a Viktor. Ha vivido más que yo, y no han sido suficientes.

— ¿Por qué tengo que hacer esto? ella puede hacerlo.

— Si estás trabajando, tienes que obedecer a tu empleador— Me ha costado un esfuerzo enorme conseguirle un empleo. Viktor me ha contado un poco de su pasado, y no porque le guste hablar de eso. No entiende porque debe obedecer a alguien más.

— No necesito que me paguen.

— ¿No quieres aprender sobre la vida con los humanos?— Siempre que comienza a quejarse y yo le digo eso, solo hace un gesto de fastidio. No sé cuándo se acabara su paciencia. Arg, conseguirle un trabajo en el mismo lugar que yo ¿en qué demonios pensabas, Razvan? Mi vida tranquila ha desaparecido, aunque no extraño mucho esa vida, necesitaba algo diferente, y no pienso de ninguna manera seguir sufriendo por la pérdida de mis amigos.

— Tu primo esta de mal humor casi siempre ¿Qué le haces?

— Nada, ya no sabe ponerse de buen humor— Bromeo con Liv, la encargada de esas oficinas precisamente— Gracias de nuevo por contratarle, aunque fue repentino, y no sabe hacer mucho. Necesita aprender a valerse por sí mismo— Nunca he tenido conflictos por mentir, no me siento mal por ello porque es necesario si no puedes morir.

— Creí que no ibas a volver, incluso te despediste.

— Ah, he tenido unos días locos— Liv siempre es amable conmigo, sospecho que le gusto, pero yo no siento nada por ella, y evito hacerle creer lo contrario. No es fea, un par de años mayor que yo, y con un carácter fuerte cuando las cosas no salen como quiere— Espero que no te causáramos molestias.

— Para nada— Viktor ha estado empleado aquí como asistente, por lo que tiene que hacer las cosas que los demás no pueden debido a su propio trabajo. Es un chico de los recados, por decirlo de forma amable. La verdad, cuando se dio cuenta de lo que iba a hacer tuve que aguantarme la risa al ver su expresión. Sigue creyendo que es superior a los demás, eso no me molestaría de no ser porque no solo lo piensa, sus acciones y actitudes son chocantes.

— Seguiré trabajando— le señalo el teléfono, donde se ha encendido la luz que indica que hay una llamada.

A pesar se der un nigromante, soy una buena persona. Nunca he cometido ni un delito si no cuento la falsificación de documentos, pago las rentas y los impuestos, incluso las multas las veces que he llegado a tener vehículo. Soy bueno, y eso me ha traído más desgracias de las que recuerdo. No me crie como nigromante, ni siquiera como brujo. Mi padre vivió lo suficiente para ensañarme que ayudar a los demás siempre es mejor, recuerdo que siempre repetía algo parecido a "debe uno ser pobre para conocer el lujo de dar". Mi padre siempre ayudo a quien lo necesito a pesar de que nosotros mismos muchas veces lo necesitamos.

Cuando murió, me quede más solo que nunca. Ya sabía que no era un humano pero tampoco era un brujo, no encajaba en ninguna de las dos sociedades. Viví por mi cuenta, ayudando como mi padre a todo el que pude, incluso en esta época, soy de aquellos que le da dinero a quien lo pide, si veo a alguien en problemas, ayudo, me detengo en medio de la calle para salvar animales en peligro. Y eso solo hace que me asalten, que pierda mis cosas, que llueva cuando no llevo un paraguas, o que misteriosamente me caiga agua de la nada. Si, ser un nigromante frustrado incluso tiene consecuencias como esas. Cuando vi a alguien desmayarse en medio de la calle, solo pude ayudarle, no tenía identificación, y dejarle allí le exponía a un robo o la muerte si estaba grave. Mis buenas acciones solo me traen castigos, pero soy una buena persona y no puedo dejar ser bueno por mas contradictorio que eso suene.

Crónicas de un nigromante (Crónicas #3)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora