15.- La vida es un eco, lo que envías, regresa.

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No soy creyente del destino, no creo en algo como el karma; es imposible demostrar que haya alguna voluntad caprichosa que se encarga de hacer que a cada quien le toque lo que merece o que diga que es lo que va a ser de mi vida. Ahora casi me convenzo ¿Qué otra explicación hay para lo que acaba de pasar?

¿Qué probabilidades hay de que me encuentre con alguien que usa unos artefactos mágicos hechos por el maestro de la persona que acabo de decir no buscare más? Ahora lo que decían los muertos tiene sentido, no decían el nombre de Hadrien porque yo le buscara, Hadrien es la respuesta para quitar los brazaletes de Razvan. No he tenido ninguna noticia de Hadrien desde hace mucho tiempo, ni siquiera he usado a los espíritus para verle. Envié un espíritu hace meses, pero solo fue un encuentro sin importancia. Yo estaba más calmado y no me importo solo decirle que no había terminado. Parece que fue hace siglos.

— ¿estás seguro de que no importa?

— ¿tu estas seguro de que no hay otra opción y solo estás haciendo esto porque sigues con tu venganza?

— sí, lo estoy.

— entonces no importa. Si es la única forma de quitarlos pronto, entonces está bien. Además, tengo curiosidad por conocer a Hadrien.

— no estoy seguro de que vaya a venir. Creo que lo está pensando, porque los muertos dicen cosas diferentes— salimos del hotel hace tres días, no tengo una casa aquí pero hay muchas que no están siendo usadas. No me gusta estar usando algo que no es mío porque a pesar de todo lo que he hecho no soy un vulgar ladrón. Razvan y yo acordamos hablar con Hadrien y envié a un espíritu, como antes, a que le llevara el mensaje de que nos viera aquí. No hay respuesta, pero sé que Hadrien no usa a los espíritus del mismo modo que yo.

— ¿Cuánto tiempo tendremos que esperarlo? No quiero que esa mujer del parlamento nos encuentre otra vez ¿y qué demonios tiene con nosotros? No hemos hecho nada malo.

— Nos expusimos delante de los humanos, es suficiente para culparnos— sin contar la incursión a su edificio— Yo soy un nigromante del que no saben mucho, también es más que motivo sobrante para querer atraparme.

— entonces siempre se vive así cuando eres un nigromante.

— he vivido por siglos sin que me encontraran. Estoy siendo descuidado últimamente, ahora mismo estoy ocultándonos— nunca en toda mi vida he perdido el control de esta manera. Nunca he sido descuidado ni he dado un paso sin saber qué hacer.

— está bien, no siempre podemos ser perfectos ¿no? solo no quiero estar moviéndome diario.

— No pasara— ahora solo tenemos que esperar.

— No puedo creer que no sepas nada sobre plantas— hemos pasado el día conociendo los alrededores.

— conozco solo las importantes. Se con cuales puedo hacer un veneno potente, y cuales pueden hacer un buen antídoto.

— Las plantas son más que eso— me dice, frunciendo el ceño— curan enfermedades, y mantienen la salud del cuerpo.

— ¿Para qué querría yo hacer eso? no tengo a nadie a quien quiera salvar. Y no tuve una madre experta en pociones que me enseñara como puedo curarme.

— pues pienso que todos deberían saber al menos lo básico sobre plantas y pociones, son muy útiles. Hubo un tiempo en que me conocieron por hacer de médico. No fue sencillo, muchas veces ni siquiera sabía lo que tenían. Creo que es de las cosas que más he odiado ser, no me gusto. Ah ¿crees que desde entonces yo fuera un poco malo?

— tú has dicho que no hay nadie completamente malo. No estamos hechos para algunas cosas, como notaras. El altruismo no es muy propio de los que practicamos magia negra. Y los nigromantes la pasamos mal con las buenas acciones.

Crónicas de un nigromante (Crónicas #3)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora