Capítulo 22 Pistolero

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Bert rio mientras subían lentamente por las escaleras hacia el apartamento con Frank y Gerard, su costado dolía por la fuerza con la que reía; su acuchillada aún le daba problemas de vez en cuando aunque ya estaba casi curada. Habían ido al pueblo a ver tiendas y tomar café, pero había un artista callejero intentando hacer que la gente se sentara y los dejara dibujarlos. Frank obligó a Gerard a hacerlo, y la obra resultante fue menos que halagadora.

"¡Oh, Dios, Gee, tu cara!" Frank rio, todavía miraba el dibujo que Gerard les había estado rogando que tiraran durante la última hora. "¡Te ha hecho parecer una ardilla!"

"Sí, estoy consciente." Gerard gruñó, intentando arrebatarle el dibujo, solo haciendo que el más bajo riera más fuerte, Bert y él se esforzaban por encontrar la fuerza para subir las escaleras, estaban muy ocupados riéndose.

"¡Chicos!" Gerard se quejó, azotando los pies ligeramente cuando al fin logró quitarle el dibujo a Frank. "¡Esto no es divertido! No puedo creer que me hicieras sentarme ahí; sabía que sería una mierda." Insistió, rompiendo el dibujo con fuerza pero a Frank y Bert no pareció importarles. Frank lo tomó del hombro y lo usó como soporte para subir las escaleras, intentando desesperadamente detener su risa.

"Dios, lo siento, Gee. Es solo... La forma en que lo viste cuando te dio el dibujo - ¡Oh Dios!" Frank empezó a chillar de risa de nuevo, la imagen mental del rostro horrorizado de Gerard solo hacía que prácticamente se revolcara, lo encontraba tan divertido.

"Bien, bien. Ya no es divertido, deja de exagerar." Gerard hizo un puchero miserable, logrando finalmente que los dos subieran las escaleras sin que ninguno se cayera de nuevo. Bert había logrado silenciar su risa en su mayor parte, aunque seguía sonriendo y tuvo que seguir mordiendo el interior de su mejilla para evitar reírse de nuevo mientras Frank continuaba sus risitas.

"Dios, lo siento, Gee." Rio con disimulo, secándose las lágrimas de sus ojos al pararse al lado de Bert en el corredor mientras Gerard revolvía las llaves para abrir el apartamento. Rodó los ojos y murmuró un escéptico 'sí, sí' en respuesta a la disculpa de Frank, volteándose para decirle que no le creía ni una palabra mientras deslizaba la llave en la cerradura y la giraba.

"No t – Oh..." Gerard se detuvo y miró de vuelta a la puerta, removiendo las llaves e intentando con la manija, sintiendo su estómago revolverse con horror. "Mierda, debí olvidar cerrar cuando nos fuimos." Jadeó, pensando de inmediato en su preciosa arte de Alan Moore en su pared y rogando porque nadie haya entrado al apartamento y la robara.

"¿Qué, en serio?" La risa de Frank paró de inmediato, siguiendo a Gerard al apartamento, Bert entrando al último. "Aunque estoy seguro que te vi cerrarla, Gee." Dijo suavemente, deteniéndose abruptamente cuando Gerard lo hizo, casi chocando con su espalda. "¿Gerard?" Frank brincó cuando Bert sí se estrelló en su espalda y se giró para ayudarlo a estabilizarse antes de que se cayera, Gerard parado todavía con sorpresa.

"¿Tú quién eres?" Frank y Bert miraron alrededor con curiosidad por las palabras de Gerard, Frank se paró de puntitas para intentar ver por sobre su hombro para encontrar a quién le estaba hablando. Su corazón ya estaba martillando por la perspectiva de un ladrón metido en el apartamento, pero cuando finalmente vio al tipo al que le hablaba Gerard, no pudo evitar pensar que no parecía mucho un ladrón. Estaba sentado cómodamente en el sofá, sintiéndose perfectamente en casa con un plato balanceándose en su regazo. Estaba terminando lo último de lo que parecía un sándwich, sus ojos brillaron cuando se concentró en Gerard.

"Dije, ¿¡quién carajos eres, idiota!?" Gerard exigió, la sorpresa inicial se volvió ira cuando irrumpió hacia adelante. "¡Sal de mi apartamento!" Dijo con brusquedad, dispuesto a tomar al tipo por la playera y sacarlo él mismo cuando, tan rápido como un rayo, un arma estaba apuntando a su pecho, el tipo le sonreía con serenidad y no dijo una palabra, metiéndose el último pedazo de su sándwich a la boca.

Cigarettes And SassDonde viven las historias. Descúbrelo ahora