CONCLUSIÓN

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Y así concluye esta crónica. Como se trata exclusivamente  de la historia de un muchacho, debe  terminar aquí; el relato  no podría  proseguir más lejos sin  que  se convierta  en la historia de  un  hombre. Cuando uno  escribe una novela  acerca de personas  mayores,  sabe exactamente dónde debe  detenerse: con una  boda. Pero cuando  escribe  de  chiquillos,  tiene que  pararse  donde  mejor pueda.

La mayor parte de los personajes que  intervienen en este libro viven todavía, prósperos y felices.  Algún día  quizás valga la pena  retomar otra vez la  historia de los más jóvenes  y ver en qué clase de hombres y  mujeres se han convertido; por consiguiente, será  lo  más prudente no revelar por el  momento  nada de esa parte  de sus vidas.

Las aventuras de Tom SawyerDonde viven las historias. Descúbrelo ahora