Capítulo 13 - héroe

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- No fui yo.

Guardé silencio un segundo, estaba atando cabos.

- Emm... gracias... Connor.

Como en mi sueño... bueno, quizás a sido pura casualidad.

- No hay de qué. - dijo con una sonrisa ladeada.

Desayuné. Me preparé y me fui a clase. En el camino llamé a Adam para saber como estaba. Me dijo que mañana le daban el alta pero hasta la semana que viene no podría ir a clases porque necesita reposo.

Cuando llegue, fui a mi taquilla a coger los libros que necesitaba. En el camino, un par de chicos de mi clase se estaban metiendo con una compañera nuestra, Lorena. Ella se dedicaba a mirar al suelo con una cara de sufrimiento que no os lo podéis imaginar.

- ¿Qué pasa? ¿No nos vas a decir nada, cerda? - le decía uno mientras le daba empujones en los hombros. El otro se dedicaba a mirar y a soltar algún que otro comentario despectivo.

No puedo con esto. Es superior a mi.

- ¡Eh, vosotros! ¡Dejadla en paz, cobardes!

- ¿Cobardes? - miró al otro chico y ambos se empezaron a reír.

- Como no la dejéis en paz...

- Qué, ¿Llamarás a papá? Ah, no, espera. Seguro que se está emborrachando en un bar en vez de hacer su trabajo- se volvieron a reír.

Le reventé la nariz de un puñetazo. Acto seguido le metí una patada en los huevos. El chico cayó al suelo retorciéndose de dolor. El otro me pegó un puñetazo en el ojo. Auch, no lo vi venir. Le fui a devolver el golpe pero unos alumnos nos separaron.

Nos mandaron a los tres al despacho del director. Ellos explicaron su versión y yo expliqué la mía, que era la cierta. Les dije que le preguntaran a Lorena para corroborarlo. Por suerte, no le creyeron a los abusones y los castigaron seriamente. A Lorena la mandaron al psicólogo del colegio. Creo que a la hora del recreo se marchó, porque en toda la jornada escolar no la volví a ver.

Cuando terminaron las clases volví a casa.

- ¿¡Qué te ha pasado, Rebecca!? ¿¡Estás bien!? - dijo mi padre muy preocupado.

- Si, si, papá. Estoy bien. Esta mañana unos abusones se estaban metiendo con una compañera y la defendí, eso es todo.

- ¿¡Que eso es todo!? ¡Pero si tienes el ojo morado! ¡Dios! ¡Voy a denunciarlos!

- Deberían denunciarme ellos a mí en todo caso. Yo ataque primero. - mi padre se quedó con la boca abierta.- ¿Qué? No podía permitir que siguieran con lo que estaban haciendo. Y menos mal que el director me ha creído a mi y les ha puesto un castigo muy severo.

- No te vuelvas a meter en una pelea.

- Hay que hacerse respetar papá. Quien no arriesga, no gana.

Me fui a mi habitación a hacer mis deberes. Más tarde, escuché unos nudillos picando en mi puerta.

- Adelante. - era Connor.

- Rebecca, una compañera tuya a venido a verte, está en la puerta.

- Voy.

Era Lorena.

- Hola Rebecca. Venía a agradecerte lo que has hecho por mi.

- No tienes que agradecerme nada, ese tipo de situaciones no se pueden tolerar. - me sonrió. Se meten con ella porque no tiene amigos, y siempre van a por el más débil. Se me ocurrió una gran idea. - ¿Quieres que vayamos a tomar algo?- le sorprendió un poco mi propuesta.

- Vale. - me dijo con una sonrisa tímida.

Fuimos a una cafetería que no quedaba muy lejos de allí. Cuando ya estábamos sentadas en la mesa, con nuestras bebidas, vi que era el momento oportuno para comentarle algo sobre lo ocurrido.

- Mira, Lorena. Sobre lo que ha pasado hoy... te quiero decir una cosa. El miedo del matón es sentirse inferior y por eso te pega. Eso, es un verso de un rap que salió hace muchísimos años. Y es totalmente cierto. Los abusones tienen miedo de ser inferiores y por eso atacan al más débil. Pero hay que hacerse respetar. A ver, no estoy diciendo que haya que llegar a pegarse con la gente, como he hecho yo, pero también uno se puede hacer respetar mediante la palabra. Es cierto que, a veces, el miedo puede contigo y la situación te supera. En ese momento hay que pedir ayuda. Ya sea a familiares, profesores o amigos. Y créeme que sé de lo que hablo. Hace unos años estaba en tu misma situación, hasta que me harté y me hice respetar. También es cierto, que si ves una situación así, aún que no tengas nada que ver, hay que intervenir, no hay que quedarse callado. Podría haber pedido ayuda a los profesores, pero las cosas han sucedido de esta forma. Y el pasado no se puede cambiar, pero podemos aprender de él para mejorar nuestro futuro.

Lorena se puso a llorar. Y me agradeció muchísimo la ayuda que le brindaba. Le dije que siempre podrá contar conmigo para lo que sea.

Volví a casa. Faltaba una hora para la cena. No había nadie. Había una nota en la nevera.

Nos han llamado de la comisaría. Hay dinero en la mesa para que te pidas algo de cenar.
XOXO
Papá

Entré en mi habitación y tenía una nota encima de la tablet.

He dejado registrada en la tablet el fragmento de mi memoria de la visita a Kamski.
Connor

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La hija del Teniente (Detroit Become Human FanFic) [COMPLETA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora