Capítulo 12

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Ren y Eri corrían por el bosque como alma en pena que lleva el diablo. 

–¿cuanto nos queda? –pregunto Ren a su hermano.

–No mucho. –con estas palabras Ren se callo y siguieron corriendo por unos 10–15 minutos.

Estaban en frente de la muralla del castillo. Ren iba a utilizar su poder y entrar por la fuerza, pero su hermano le detuvo, amarrandole del cuello de la camisa.

–Espera–Le dijo Eri a Ren–no podemos entrar por la fuerza, ¿quieres que nos capturen? –Ren negó enérgicamente con la cabeza.

–pero entonces, ¿como entramos? –pregunto Ren. Para el la fuerza bruta lo era todo, no utilizaba la cabeza. Eri suspiro.

–Tiene que haber una entrada, o algo por el estilo. –en ese momento escucharon un carro que se acercaba.  

–O si no... –dijo Eri. Su hermano le entendió y compartieron una sonrisa divertida. Siguieron el camino hasta la entrada principal. Allí había dos soldados haciendo guardia. Ren aprovecho su poder e hizo que una rama crujiese, ambos soldados fueron al lugar de donde procedía ese ruido, pero al ver que allí no había nada volvieron a sus puestos, sin embargo Ren y Eri los estaban esperando. Antes de que alguno de los soldados pudiese hacer algo, estos recibieron un golpe de los hermanos, golpe que dejo inconsciente a los guardias.

–¿No hay nadie contra el que merezca la pena luchar? –pregunto Ren resignado. Su hermano le miro desesperado.

–Ponte la armadura de uno de los soldados.

–¿Ehm?–Pregunto confundido Ren. –Tu solo pontela –le dijo Eri con la armadura puesta. Ren se la puso, y entraron en el castillo.

Mientras Sophie...

Sophie bajo hasta los calabozos.

–¡oye, tu! ¿que haces aquí?–le pregunto uno de los guardias con brusquedad.

–eh... Soy nueva en el castillo, y me he perdido –Dijo Sophie con su mejor voz de inocencia.

–Esta bien, trabajas como doncella doméstica, ¿no?

–Sí, así es. Estoy buscando la cocina, para poder llevarle al rey su desayuno.

–Mira, sigue ese pasillo de ahí, y luego sube las escaleras, y la primera puerta de la derecha son las cocinas. –le indico el guardia.

–Gracias–siguió diciendo Sophie, encubriendo su voz.

–Eh, cambio de turno. –Dijo otro guardia.–oye, ¿esa no es la dama del agua?–pregunto el segundo guardia.

–no puede ser... –antes de que el primer guardia terminara, unos tentáculos de agua, les golpeo a ambos guardias, en la cabeza.

Sophie empezó a correr buscando entre las celdas a Diana. La encontró.

–Diana –la llamo. Diana levanto la cabeza sorprendida de que su hermana estuviese allí.

–Sophie, ¿que haces aquí?

–No tenemos mucho tiempo. Tenemos que escapar de aquí.

–¿Sophie? ¿eres tu? –dijo una voz,  detrás de Diana.

–Eli, si tranquila, soy yo. –Sophie congelo las rejas de la celda, rompiéndolas. Después, hizo el mismo procedimiento, pero en las esposas de Diana.

–Dulce libertad –suspiro Diana.

–¡allí están! –grito uno de los guardias.

–Mierda.–se quejo Diana. –Sophie, encargate de Eli, yo me ocupo de los soldados. –Sophie asintió y Diana saco su espada, corrió hacia los soldados, les ataco y los redujo, hasta que solo quedaron dos. Diana siguió atacando a uno de ellos mientras este los esquivaba, con bastante agilidad. El otro estaba bastante tranquilo.

–Diana, espera–dijo el que esquivaba los golpes. –Soy yo, Ren.

–¿Ren?–pregunto esta sorprendida, pero uno de los golpes de Diana le dio a Ren en toda la cabeza.

–¡oye tu!¿¡que haces!? ¡Te he dicho que soy yo! –grito Ren.

–¡Lo siento! –Grito Diana, pero lo que en verdad pensaba: "por fin le he podido golpear"–Espera, si tu eres Ren, el otro es... –Empezó Diana. El otro se quito el casco, dejando ver que era Eri. –Lo sabía, Eri.

–¿Que hacéis aquí? Os dije que era demasiado peligroso. –Les regaño Sophie. Ren y Eri no pudieron evitar fijarse en la chica que estaba al lado de Sophie.

–oye, ¿esa es.. –Eri no pudo terminar la frase, ya que aparecieron más guardias.

–Tenemos que largar nos–Dijo Ren.

–Dejadmelo a mi–Diana silbo. Después de unos instantes un dragón rojo, rompiendo el techo. Todos montaron en el y se dirigieron a una explanada en el bosque.

los guardianes de los elementosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora