Deseaba que mi alma escribiera
Quizá aquello que llamas poema,
Con letras que van y que andan
En mis pensamientos más secos.
Te imaginé como hoja
Que vacila en días de otoño,
Te imaginé con pocos rastros de volver
A amar mis poemas, o a esta poeta.
Te imaginé de diversas formas
Aquellas prohibidas, sin aliento
Que el alma no puede sentir
Y fue así, que te imaginé.
La brisa y el cansancio surgían
En momentos de olvido
Que ni la propia ausencia responde,
Y te vi, perdido en otra vida.
No escribías, ¡no!
Claro ya no era tu forma de amar,
Quizá las letras y un café
Son extraños en mi imaginación.
Te imaginé tan perdido,
Que buscabas poesía
En otra alma, en otra vida
Con ella, y no conmigo.