Piano, te siento afligido
muerto de angustia por su amor
que no merecen tus teclas
entonar más versos, puñales de dolor...
Bañando de sangre tu cuerpo
sube la nota a mi pecho
y me entierro en ese recuerdo
asesino de aquel idilio necio...
Sonrojas la música en cada nota
y me hablas piano infeliz,
secando la ausencia de mi llanto con
versos desnudos que se espantan...
Sentí, la melodía dócil
en mis venas amargas;
hallé la rapidez de tu entonación
rebelde, impasible y sin despedida...
Como el ligero mar de mis pupilas
siguió rodando, rodando loco como jilguero;
cerré el piano nuestro, de almas dormidas
por esta nota, noche de cuerpos, vacía...