Alma LXXII

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Piano, te siento afligido 

muerto de angustia por su amor

que no merecen tus teclas

entonar más versos, puñales de dolor...

Bañando de sangre tu cuerpo

sube la nota a mi pecho

y me entierro en ese recuerdo

asesino de aquel idilio necio...

Sonrojas la música en cada nota

y me hablas piano infeliz,

secando la ausencia de mi llanto con

versos desnudos que se espantan...

Sentí, la melodía dócil

en mis venas amargas;

hallé la rapidez de tu entonación

rebelde, impasible y sin despedida...

Como el ligero mar de mis pupilas 

siguió rodando, rodando loco como jilguero;

cerré el piano nuestro, de almas dormidas 

por esta nota, noche de cuerpos, vacía...

Mi alma siente la mirada de tus manosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora